Son fundamentales para generar divisas. En el caso del cultivo, su precio cayó un 8% desde diciembre. El crudo, en tanto, se hundió un 55% y dejó en jaque la producción en Vaca Muerta.
La caída del precio del petróleo golpea de lleno las inversiones en Vaca Muerta. De hecho, se considera que con un barril por debajo de los u$s 50, se tornan “inviables” los trabajos en los yacimientos argentinos, lo que deja al sector con poco margen para producir y –ni hablar- exportar. Es por eso que surgió la opción, entre distintas petroleras y gobiernos de provincias hidrocarburíferas, de imponer un “barril criollo” que fije un precio de referencia para hacer la operatoria más previsible. Dicha medida, más allá de una serie de reuniones llevadas a cabo durante la semana pasada, aún no prosperó.
El valor del crudo parece no encontrar un piso, entre el 5 y el 9 de marzo, el precio se desplomó un 30%: fue la caída más abrupta desde comienzos de la década del 90, durante la Guerra del Gofo. “Desde el 2003 hasta el presente, sólo hubo otros dos momentos con valores diarios tan bajos, fines del 2008 (crisis financiera internacional) y comienzos de 2016 (fracturas dentro de la OPEP, temor a una desaceleración fuerte de China)”, analizó un informe de IERAL.
A su vez, la caída del petróleo arrastra también el precio de –por ejemplo- los granos. “Esta relación pasa por el impacto que tiene el petróleo en los costos de producción y transporte. En el caso de los granos y el maíz, el petróleo (sus derivados) es utilizado tanto en forma directa (combustible en servicios de transporte, cosecha, siembra, etc.), como indirecta al estar fuertemente vinculado a ciertos insumos del agro particularmente fertilizantes. Lo anterior implica que si el precio del petróleo y de los combustibles baja, también lo hacen los costos productivos y de transporte. Este sería a priori un factor bajista para los precios de los granos, pero a su vez una buena noticia para un mundo que necesitará de estímulos para apuntalar producción y consumo”, agregó un informe IERAL.
Soja
El clima de incertidumbre global que hundió a las bolsas del mundo, también arrastró los precios de la soja: en el mercado de Chicago, la oleaginosa cayó el lunes u$s 9,92, para cotizar a u$s 301,94 (con posición en mayo), su valor más bajo en los últimos diez meses. Otro de los factores que afectó de lleno el precio del poroto fue la previsión de una buena cosecha en Brasil, que se estima será récord. Ayer, el precio tuvo una leve recuperación y subió un 0,3% a u$ss303 (el 10 de diciembre, era de u$s 329,71).
El coronavirus fue, si se quiere, la última estocada que sufrió el precio de la soja. La guerra comercial entre Estados Unidos y China del año pasado también influyó en los valores de la oleaginosa. El gigante asiático es, de hecho, el principal destino de las exportaciones argentinas del cultivo, que según la Bolsa de Comercio de Rosario generó ingresos por u$s 3479 millones durante2019.
Es por eso que la pandemia puede afectar las proyecciones que la propia Bolsa de Rosario hizo a comienzos del año, cuando estimaba que el complejo agroindustrial podía aportar un ingreso de divisas por u$s 26.330 millones: “Del lado de la cadena sojera, complejo exportador líder de la economía argentina, se proyecta que para el año 2020 podría exportar poroto y productos derivados de su procesamiento por un valor total de u$S 15.660 millones”.
Sin embargo, días atrás, al analizar las inconveniencias provocadas por el coronavirus, desde la misma entidad señalaron que “el Covid-19 suma presión bajista a los precios ya resentidos”. “En lo que va del año, el índice de productos agrícolas elaborado por S&P cayó un 16%, fundamentado en la menor demanda proyectada de productos agrícolas tanto para consumo humano directo como para para forraje animal. La menor actividad económica global que se espera para este año se verá reflejada en menores ingresos que recortarán y/o modificarán el consumo de alimentos, a la vez que caería la demanda de aceites vegetales y maíz para la producción de biocombustibles”, argumentó la Bolsa rosarina, que concluyó: “En Brasil, nuestro principal socio comercial y termómetro de lo que puede esperarse para la actividad económica local, la participación del gigante asiático en las exportaciones es incluso más alta, estimándose que se deterioren sus perspectivas de crecimiento para este 2020. Si a ello se le suma la caída de precios que vienen mostrando en el mercado externo los commodities agrícolas, principal complejo exportador argentino, se comprende que el impacto por esta vía puede ser notable”.
Tal es la trascendencia que la soja tiene para la generación de divisas que a comienzos de marzo el Gobierno decidió hacer uso de la potestad que le otorgó la ley de Solidaridad sancionada por el Congreso, y aumentó en 3 puntos las retenciones para aquellos productores que superen las mil toneladas. La decisión, provocó el reclamo de las entidades del campo que realizaron un paro la semana pasada.
Fuente: Ambito