Las medidas impulsadas por los gobiernos para contener la propagación del coronavirus benefician a la atmósfera de las grandes ciudades.
Los ciudadanos, sobre todo los que habitan en grandes urbes, se han visto obligados a cambiar sus hábitos sociales, familiares y laborales desde que los gobiernos adoptaron medidas como el cierre de los centros educativos, el teletrabajo o las recomendaciones de quedarse en casa para contener la propagación del coronavirus.
En Madrid, por ejemplo, desde que el Gobierno regional decidió suspender la actividad educativa, los índices de tráfico dentro y fuera de la ciudad se han reducido significativamente y así el pasado miércoles, primer día de la medida, el tráfico bajó un 8,9% en M-30, un 14,3% en el interior de esa vía y un 21% fuera de ella.
El viernes pasado, a horas del inicio del fin de semana, Madrir contaba con 23 grados de temperatura máxima en la capital y tercer día no lectivo, el tráfico disminuyó un 23,7% en el interior de la M-30; un 25,6% en la vía de circunvalación y un 33,4% en el exterior, según datos del Área de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento que los compara con un día laborable de agosto y sin retenciones en ningún punto.
Asimismo, los viajeros en los colectivos de la capital bajaron un 58% respecto a las jornadas anteriores, lo que redunda en la calidad del aire que es “buena” en concentración de dióxido de nitrógeno (NO2).
Según EFE, esta situación se debe a la falta de ventilación del aire por la casi total ausencia de viento, que hace que las emisiones de NO2 generadas por las calefacciones o el tráfico, a pesar de ser menores, no hayan bajado tanto como correspondería a un situación tan inusual en un día laborable de marzo.
Desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) han explicado que los frentes de frío llevarán lluvia a Europa, viento y nieve a gran parte de España y ayudarán a limpiar la contaminación, ya de por si escasa por la crisis del coronavirus.
Además de ser el foco de la enfermedad, China fue el primer país que tuvo un aire más limpio como consecuencia del coronavirus y cuando el gobierno chino decretó la cuarentena, los niveles de dióxido de carbono (CO2) bajaron un 25% comparados con los de 2019.
Sin embargo, y a pesar del parón en los transportes y la industria china para frenar la expansión de la enfermedad, la calidad del aire no mejoró en la misma proporción debido a los vientos débiles, la alta humedad y una fuerte inversión térmica.
Fuente: Economia sustentable