La realidad marca que, aunque no sean muy difundidos ni conocidos como los coches eléctricos, se venden más autos a gas que los enchufables. El factor que decidirá la elección estará dado por dos variables, el precio de reposición de la energía y la duración de las baterías, por lo menos en lo inmediato. el resto depende de cada usuario que nada fácil la tienen. Este año la Comunidad Europea endurecerá controles y multas para reducir la contaminación que imponen los motores clásicos.
El primer coche eléctrico data de 1834, mientras que el motor de combustión interna, más complejo que un motor eléctrico, no llegó hasta 1861. Así que, históricamente, se puede decir que el coche eléctrico nació antes que el coche de combustión.
Los coches a gas licuado de petróleo, que son uno de los tipos que hoy nos ocupan, tampoco son nuevos. Se inventaron a comienzos del Siglo XX, pero su popularización no llegó hasta la crisis del petróleo en 1973. Así pues, hablamos de dos tipos de energías y tecnologías que hoy llamamos alternativas pero que en realidad ya cuentan a sus espaldas con un largo recorrido.
Puede que no sean popularmente tan conocidos como los coches eléctricos, pero la realidad es que se venden más coches de gas que 100% eléctricos
Es importante aclarar que los coches de gas, son versiones que derivan de coches de combustión tradicionales, diésel o gasolina, adaptados para utilizar gas no ocurre con los eléctricos
Según la energética BP, el petróleo y el gas natural representan más de la mitad de la energía mundial, superando ya este último al carbón como segunda fuente de energía más usada a escala global. No existe ni sería rentable desarrollar un modelo de coche 100% específico para utilizar gas como combustible.
Los coches de gas utilizan bases de modelos de combustión que nacieron para usar gasolina o diésel, pero adaptadas para el gas sin tanto problema como ocurría con los eléctricos cuando empezaron como derivados también de coches de combustión.
Estos por la forma, posición y peso de las baterías, hacían que la configuración eléctrica tuviese que ajustarse a espacios previamente diseñados para otra finalidad, con resultados mejores ó peores dependiendo de cada modelo. Por naturaleza no tiene la misma forma ni pesa lo mismo un depósito de combustible que una batería.
Si hay una demanda de mercado los fabricantes de coches pueden solicitar a sus centrales producción de ese modelo a gas e incorporarlo a su cartera de producto. No debe extrañarnos que en otros mercados, especialmente el italiano que es en el que se han vendido históricamente más coches a gas para uso particular, se vendan modelos de coches que aquí no están disponibles.
Aunque sus ventas todavía son muy residuales en Europa donde no representan más de un 0,8% del total de mercado, se espero que las ofertas de las marcas suban este año presionadas por las multas millonarias por emisiones que comenzarán a aplicar a nivel Unión Europea el próximo año. 2020 va a ser el año de la eclosión de los eléctricos.
La casuística de los coches eléctricos frente a los de gas es bastante peculiar si atendemos al factor precio. Los enchufables suponen un desembolso inicial muy grande frente a los coches de combustión equivalentes, llegando incluso a duplicar su precio según los mercados.
En cambio, los coches de gas no suponen un desembolso superior respecto a los de gasolina o diésel que se toman como base de la transformación para usar ese otro combustible. Estas transformaciones a gas pueden venir hechas por el propio fabricante del vehículo, algo cada vez más habitual, o se puede llegar a hacer una vez que has adquirido
La principal desventaja de los coches a gas natural comprimido frente a los convecionales de gasolina o diésel, es que no todas las petroleras tienen surtidores para recargar GNC.
Por otro lado, si atendemos a los coches eléctricos, la mayoría están concentrados en las grandes ciudades, quedando un tanto vacío el ámbito de las principales carreteras europeas
Otra de las ventajas que sí encontramos en el coche eléctrico frente al de gas, es que cualquiera puede instalar un punto de carga para un coche eléctrico en su garaje, ya sea individual o en un garaje colectivo de un edificio.
En cambio, no es posible repostar un coche de gas con el gas que utilizas en casa, por lo que estos, al igual que los coches de gasolina o diésel tradicionales, obligan a ir específicamente a repostarlos cuando se acerca el fin del combustible en el depósito.
Pero hay otros elementos que debemos tener en cuenta. Por un lado, el coche eléctrico tiene una utilidad muy limitada en la Argentina por dos motivos: primero por la propia limitación de autonomía que otorgan las baterías, que solo en modelos muy concretos supera los 400 kilómetros en el ciclo actual WLTP. Así pues, por ahora siguen siendo coches de uso eminentemente urbano, salvo contadas excepciones.
El segundo motivo que limita el uso de los vehículos eléctricos, es la escasa red de carga disponible sobre todo en las carreteras principales que vertebran nuestro país. Hoy en día viajar en coche eléctrico todavía es muy complicado no tanto si se tiene gas.
Los coches a gas natural disponen de niveles de autonomía casi parejos a los modelos de combustión, pero su red de carga también cuenta con importantes limitaciones. Por tanto, estamos ante dos tecnologías que que no permiten un uso normal y corriente del vehículo y obligan a sus conductores a adaptar su vida a la autonomía del vehículo y a los puntos donde cargar energía para seguir moviéndolo.
Así desde el punto de vista tecnológico, estamos ante dos tecnologías perfectamente útiles hoy en día, que no cuentan con una red de infraestructuras para soportarlas. La popularización de ambas, depende por tanto de las compañías energéticas, que tienen en su mano que el uso de ambas tecnologías que ayudan a reducir las partículas contaminantes, se popularice.
Fuente: Urgente 24