Las discusiones sobre de la agenda climática han popularizado el tema acerca de la decarbonización de la energía y de la transición de la producción de petróleo a la de energía renovable. Los pronósticos más optimistas dicen que la producción de petróleo alcanzará su apogeo en 20 años y que después la demanda de crudo irá paulatinamente a la baja.
Si bien las inversiones de las empresas petroleras en la energía verde ahora son bastante pequeñas, poco a poco los principales agentes de la industria pasarán a gastar más recursos en el desarrollo de las fuentes más ecológicas. Para muchas compañías energéticas esta transformación será razonable por una simple razón: tarde o temprano los yacimientos de petróleo que explotan se agotarán.
No obstante, ahora es prácticamente imposible dejar de invertir por completo en la exploración de combustibles fósiles, tal y como lo ha propuesto la activista Greta Thunberg.
“Si se dejase de invertir, nosotros inmediatamente nos toparíamos con un déficit petrolero: la exploración en yacimientos con crudo tradicional caería muy rápido, sin mencionar la producción de crudo de esquisto”, recalca el periodista Alexandr Sobkó en su artículo para la edición rusa de Sputnik.
Por ello, ahora la principal pregunta es cómo de rápido las empresas energéticas mundiales se pasarán a la energía verde en el futuro. La empresa jurídica CMS calculó que las 15 compañías más grandes del mundo — que se atribuyen la mitad de la producción mundial de oro negro y de gas — habían canalizado un 3% de sus inversiones en bienes de capital en el desarrollo de las nuevas tecnologías energéticas.
Hoy en día la popularidad de invertir en energía verde varía en función del factor geográfico. Las empresas estadounidenses siguen orientándose a la producción de hidrocarburos y el uso de combustibles fósiles mientras que las de Europa, a su vez, pasan a desarrollar activamente las fuentes de energía renovable. Durante varios años las empresas europeas se han interesado en invertir sus recursos financieros en el sector gasístico.
“Está claro que estos agentes de mercado consideran que el gas natural es un combustible transitorio en su largo camino hacia la producción de la energía con baja consistencia en carbono”, explica el autor del artículo citando los planes de la empresa gala Total.
A corto plazo Total planea fundar una empresa uniéndose a Peugeot y Opel que se especialice en la producción de baterías para vehículos eléctricos. Este programa requerirá invertir más de 5.500 millones de dólares en la construcción de una planta piloto que empezará a operar en Francia en la segunda mitad del 2021. Posteriormente las compañías planean construir la segunda fábrica en Alemania.
Al tener en cuenta la existencia de estas dos tendencias, tan distintas a ambos lados del Atlántico, Sobkó opina que es necesario preguntarse qué inversiones generarán más beneficios en el futuro.
Tradicionalmente muchos expertos consideran que las inversiones en la industria petrolera son muy beneficiosas. Este es el motivo que obliga a que muchas empresas continúen operando en este sector. No obstante, los mayores beneficios de la exploración de petróleo también implican mayores riesgos.
“Al contrario: las inversiones en la energía renovable generan beneficios más pequeños, porque se consideran menos arriesgadas. Es decir, en el futuro esta industria no dejará de desarrollarse y como resultado minimizará el riesgo de una depreciación de activos”, concluye el periodista.
Fuente: Sputnik news