El contexto global incitó a las empresas locales a salir al mercado de deuda.
Jerome Powell, el titular de la Fed, se encargó esta semana de despejar todas las dudas ante el Congreso: habrá una baja en las tasas de interés. Foto: EFE/ Shawn Thew.
Por: Darío Epstein, director de FinGurú.
Ya quedó atrás un muy mal año 2018 para los mercados y monedas emergentes y también para el mundo desarrollado en general. El año terminó, además, de la peor manera con un Trump jaqueado con su pelea comercial con China, quien le contestaba silenciosamente con una devaluación del yuan. La Reserva Federal (Fed) también agregó su cuota de pesimismo ya que se encontraba empecinada en seguir su ciclo alcista de tasas de interés, desoyendo las señales y alertas tempranas que marcaban una desaceleración en la economía norteamericana y sobre todo, irritando a Trump.
Pero finalmente vino el alivio y la Navidad marcó el punto de inflexión: en una clara figura de reversión asociada a la letra “U”, los mercados empezaron a descontar un brusco giro en el color de las bolsas, pasando de rojo a verde. Las bolsas más castigadas, entre las cuales se encuentran las emergentes de la Argentina, Grecia y Rusia, experimentaron el mayor rebote.
¿Qué ocurrió?
La Fed giró 180 grados el sesgo de su política monetaria y ahora el consenso es de una baja de 100 puntos básicos (1%) de aquí a los próximos 12 meses, empezando con 25 puntos básicos (0,25%) este mismo mes de julio.
Todas las tasas acusaron el impacto a la baja. En especial la deuda de los países del G7, que en la mayoría de sus tramos cortos ofrecen una tasa negativa. En el gráfico que acompaña este artículo se pueden observar los principales países que hoy tienen tasas de interés negativas, entre ellos Suiza, Alemania, Holanda, Japón y Dinamarca.
Este proceso benefició no solo a la Argentina, que vio cómo el rendimiento de sus bonos con vencimiento en el 2028 cayó a 9,80% con una baja acumulada desde principios de año de 1,42%, sino también al resto de los países emergentes, incluso con grado de inversión (Turquía es la excepción), acompañando la baja de 0,64% en el bono a 10 años de los Estados Unidos.
Luego de la publicación del último dato de creación de empleos en EE.UU. —muy satisfactorio e incluso mucho mejor que lo esperado— las chances de que la Fed disponga una baja en la tasa de interés de referencia disminuyeron. Pero Jerome Powell, el titular de la Fed, se encargó esta semana de despejar todas las dudas en su testimonio ante el Congreso: habrá una baja, potenciando el proceso bajista en el mercado. A 30 años un bono ya no rinde más que 2,55%, y es incluso muy superior al de sus pares europeos.
Ahora bien, ¿quién compra bonos con una tasa negativa? ¿Hemos perdido la cabeza o realmente hay alguna explicación lógica que lleve a un inversor a comprar esos bonos?
Veamos un ejemplo: si se invierten unos 10.000 francos suizos en un bono suizo a 30 años con vencimiento en 2049, ¡al final del período se obtendrían 9.856 francos suizos! (fuente: Charlie Bilello). Más allá de la posible explicación a este fenómeno (que merece otro artículo),Argentina logró mantener el tipo de cambio con toda la presión bajista al recibir fondos extranjeros que decidieron incursionar en países como el nuestro con altas tasas de retorno en moneda doméstica, lo cual, a su vez, repercutió positivamente sobre la intención de voto del Gobierno de cara a las elecciones.
El efecto derrame del contexto global incitó a muchas empresas a salir nuevamente a los mercados de deuda voluntaria internacional, o bien lanzar programas de recompra de bonos cortos emitiendo deuda a largo plazo y estirando los vencimientos, como es el reciente caso de Telecom Argentina con sus bonos 2021. En materia de emisiones en dólares, algunas en el exterior y otras en el mercado doméstico, predominan las empresas con salida exportadoras e ingresos en dólares como Aluar, YPF, Pampa Energía y Cresud, pero también apuntadas al mercado doméstico, como YPF Luz e IRSA. El jueves pasado Telecom colocó un bono en el exterior a 10 años por US$400 millones, con una tasa del 8% anual. Recibió ofertas por US$2.000 millones. Si sigue este escenario externo hay más terreno positivo por recorrer. Pero falta mucho todavía y octubre parece una eternidad.
Fuente: Clarín