Sin embargo, si se la mide en pesos constantes, se encuentra bien por abajo del promedio. Las razones de esta dicotomía.
Hay dos caras para medir el precio de los combustibles en Argentina. Si se considera su valor en dólares, se observa un aumento notable en el último año que hace que la nafta alcance el nivel más alto de los últimos seis años.
Incluso comparado con el promedio desde 2019, se ve un precio un 25% más alto en dólares, lo que se tradujo también en un aumento del valor del crudo en el mercado local (barril criollo) del 28% en dólares.
El efecto del dólar intervenido
Este cambio abrupto se explica, además de los incrementos en surtidor de fines del 2023 y principios del 2024, por el atraso cambiario que experimenta la economía argentina, lo que hace que todos los precios relativos se encarezcan medidos en moneda dura.
El indicador es de alguna manera engañoso ya que se sostiene en un tipo de cambio que no flota libremente, sino que está intervenido en un sistema como el cepo.
En los hechos, eso también permitió llegar a una paridad de exportación en el barril de crudo, con la ayuda de la baja de los precios internacionales del Brent, que están en valores mínimos desde el 2021.
En la medición en pesos constantes, la cuenta es totalmente inversa, con una tendencia a la baja desde el mes de enero ya que los aumentos mensuales siempre se ubicaron por debajo de la tasa de inflación. Así, este precio está un 20% por debajo de lo que figuraba en enero.
¿Qué puede pasar hacia adelante?
De sostenerse la cotización del Brent, es esperable que el precio del surtidor en la Argentina se mueva cercano a la curva de la inflación, tal como sucedió con el último aumento que fue del 2,75% promedio país, con una tasa de IPC esperada en el 3% para octubre.
Por un lado, porque el Gobierno no quiere aplicar aumentos significativos y trata de trasladar lo mínimo indispensable respecto al atraso de impuestos que se acumula. De esta manera, se ralentizaría esta curva de encarecimiento en dólares al moverse por arriba de la tasa de devaluación mensual, pero no tanto como antes. De igual modo, su abaratamiento en pesos también se volvería menos pronunciado al pegarse más a la tasa de inflación.
Otro de los motivos que hacen inviable un aumento más fuerte es la caída de la demanda, que volvió a mostrar un camino descendente con una baja interanual del 6,9% en septiembre en naftas y del 11,5% en gasoil.
“El consumo de naftas no evidencia una tendencia hacia la recuperación. Por el contrario, en los dos últimos meses se observan contracciones interanuales superiores a las verificados en los meses previos”, remarca el documento de Nicolás Arceo.
Fuente: Más Energía