El cruce diplomático podría complicar las ventas al exterior de alimentos e insumos industriales que demanda Venezuela. Rubros y empresarios complicados.
La turbulencia en torno al resultado de los comicios recientes en Venezuela, combinada con la decisión del reelegido Nicolás Maduro de, entre otras movidas, expulsar al cuerpo diplomático argentino, rápidamente desplegó un halo de incertidumbre sobre el intercambio comercial existente con el país caribeño y el rol que, en su escenario de negocios, vienen desempeñando sendos empresarios nacionales. Si bien la relación comercial entre ambas naciones dista de otros tiempos, Venezuela continúa siendo un destino de relevancia para la exportación de, por ejemplo, productos lácteos y granos de uso industrial como el maíz. Al mismo tiempo, ese estado es campo de acción para inversores como José Luis Manzano y socios de Cristóbal López que juegan fuerte en la escena petrolera venezolana.
Los negocios con la nación que gobierna Maduro no se acercan al intercambio alcanzado en los tiempos de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, pero la vinculación entre ambos países mantiene cierta estabilidad más allá de la merma comercial consolidada mayormente durante la gestión de Mauricio Macri.
Atrás quedaron los tiempos de SanCor y La Serenísima colocando gran parte de su producción de leche en polvo en territorio caribeño, o el rol protagónico de la avícola Cresta Roja en la exportación de carne de pollo a Venezuela.
IMPSA y Pescarmona ya no intervienen en el negocio energético de esa nación y la retirada de Techint tras la expropiación chavista de la siderúrgica Sidor sobrevive sólo en la memoria de unos pocos.
En contrapartida, nombres como José Luis Manzano inciden con fuerza en la escena petrolera de ese país y la imprevista crisis diplomática que enfrenta a Maduro con Javier Milei podría complicar el devenir de la estrategia comercial del empresario en Venezuela.
Los “peso pesado” de los negocios argentinos con Venezuela
Manzano participa del negocio de los hidrocarburos en ese país a través de Integra Capital, grupo que además es dueño de Integra Oil & Gas, una compañía activa en la producción de petróleo que produce 4.000 barriles por día.
Por su parte, Cristóbal López es un nombre por demás de conocido en el área energética venezolana en tanto creador de Clear Petroleum SA, una firma que hoy pretende expandir sus operaciones en la rica área de Campo Dación, en la zona centro de esa nación.
Pese a que, en términos de control de acciones, Cristóbal López vendió en 2011 su parte a Juan Ignacio González Pedroso, Alberto Destefanis y Gustavo Lupiano, el hecho de que se trate de tres exejecutivos que respondían al empresario en cuestión, con una cercanía aún vigente, mantiene en pie la idea de que el mismo López sigue tallando en el negocio petrolero de Venezuela.
Otra presencia argentina de relevancia corresponde a la familia Lara, un clan mendocino que controla los destinos de la firma Aldyl, operativa en el campo Morichal Pesado, en el estado de Monagas –noreste venezolano–.
En esa área, Aldyl produce, también, a razón de 4.000 barriles diarios de petróleo y la meta es subir hasta alcanzar los 10.000 antes de diciembre. La crisis derivada de las elecciones presidenciales en el país caribeño podría enfriar esta perspectiva.
En Venezuela también opera un cúmulo de pymes argentinas que, nucleadas en la Asociación de Productores Argentinos en Venezuela (APAV), interviene en la cadena de producción de rubros como el sector alimenticio local, la agroindustria, la energía, la petroquímica y hasta la generación de contenidos audiovisuales.
Segmentos, todos, que ahora deberán aguardar por la resolución del conflicto diplomático para reencauzar una agenda de negocios sostenible en el corto y mediano plazo.
Argentina y Venezuela, una relación comercial venida a menos
Al margen de estas presencias, la relación comercial entre ambos países atraviesa una instancia de declive que se ve reflejada en cada monitoreo de organismos como el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
En ese sentido, el informe de esa dependencia correspondiente a junio arrojó que Venezuela en tanto mercado representa menos del 3% de las exportaciones argentinas. La nación caribeña adquiere de nuestro país productos como malta o leche entera.
Pero también compra maíz, legumbres, aceite de soja, medicamentos, tecnología para el hogar y hasta comida para animales. El monto de exportación actual se ubica apenas por encima de los u$s170 millones anuales, cifra por demás de lejana respecto de los u$s350 millones de finales de los años 90 y los casi u$s250 millones de hace menos de 7 años.
En cuanto a la demanda de productos venezolanos, el último dato disponible expone importaciones inferiores a los u$s3 millones, con predominio de productos basados en aluminio, autopartes, licores, pinturas sintéticas y cacao.
Fuente: Iprofesional