Barajas empieza a recuperar la normalidad | Una actualización del proveedor de ciberseguridad CrowdStrike, responsable de la caída informática | El proveedor achaca el fallo a un “defecto” en una actualización ya localizado.
Varias personas hacen cola en la zona de facturación de la T-4 del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid tras la incidencia informática global, este viernes.
Un fallo informático de Microsoft está causando este viernes un caos aéreo a escala global en plena temporada alta y ha provocado incidencias en hospitales, transportes públicos, bancos y otros sistemas alrededor del mundo. En España, además de las incidencias en aeropuertos o estaciones de servicios, se han visto afectados en las primeras horas hospitales públicos de al menos siete comunidades autónomas —Aragón, Galicia, Cataluña, Castilla-La Mancha, La Rioja, Castilla y León y el País Vasco— y algunos privados. Han sufrido retrasos en las actuaciones programadas, pero se ha mantenido la asistencia. En el aeropuerto de Madrid Barajas, donde ha habido retrasos y colas durante varias horas, la situación ha empezado a recuperar la normalidad al filo de las 14.00. El problema informático, que empezó sobre las 21.00 del jueves (hora peninsular española) deriva de la actualización de un programa de ciberseguridad de Crowdstrike, proveedor de Microsoft. CrowdStrike ha descartado un ciberataque detrás del fallo que ha provocado que el sistema operativo Windows, el más usado del mundo, no funcione correctamente. El problema se tiene que resolver manualmente caso a caso.
Unas 5.000 estaciones servicio de España afectadas por el fallo informático.
Unas 5.000 estaciones de servicio de toda España, asociadas en la confederación nacional, se han visto afectadas este viernes el fallo informático global, lo que ha impedido el pago a través de tarjetas de crédito. Sin embargo, el fallo podría llegar a afectar a un total de 12.000, según ha detallado el vicepresidente de la confederación nacional y presidente de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto), Javier de Antonio.
De Antonio ha detallado que “casi el 75 u 80%” del volumen de operaciones en estaciones de servicio se hace a través de tarjetas de crédito, por lo que si el fallo en los servidores de medio pago ha sido total, la solución es “apuntar a boli y confiar en que la gente vuelva, que lo hacen”, por lo que “en principio no se estiman pérdidas”.
En el ámbito provincial, Javier de Antonio ha asegurado que este viernes ha sido un día complicado para toda la actividad empresarial en Toledo, ya que “no se está trabajando con normalidad”, aunque ha explicado que la afección ha dependido de si los negocios basan su actividad en sistemas propios o si tienen servicios centralizados y en la nube.
Hoy, el día de las pantallas azules y después de que Microsoft —señalada en primera instancia— hiciese un descargo de responsabilidad en toda regla, quedan exactamente en el lugar opuesto: como epicentro de una crisis informática que ha tenido en vilo a sectores —y usuarios— en prácticamente todos los rincones del mundo. El fallo, como ha desgranado Kurtz, únicamente afecta a los ordenadores que operan con Windows como sistema informático, no con Mac o Linux.
“No es un incidente de seguridad ni un ciberataque”, se esforzaba en aclarar el directivo en la red social X (la antigua Twitter), horas después de que las primeras consecuencias del suceso pusieran patas arriba aeropuertos, hospitales y otras infraestructuras críticas en el Reino Unido, España o Australia. “El problema ha sido identificado y aislado, y se ha implementado una solución. Remitimos a los clientes al portal de soporte para las últimas actualizaciones y seguiremos proporcionando actualizaciones completas y continuas en nuestro sitio web”. Son varias las voces autorizadas, entre ellas la del consultor australiano Troy Hunt, que hablan ya de “la mayor caída de un sistema informático de la historia”.
Su lema: “Las brechas de ciberseguridad acaban aquí”
“Decían que era imposible proporcionar protección total nativa en la nube (…) sin afectar al rendimiento del usuario. CrowdStrike ha demostrado que se equivocaban”, se lee en uno de sus folletos corporativos, repleto de tecnicismos ininteligibles para cualquier lector profano. Autora de un informe global de ciberamenazas que, con periodicidad anual, se escruta palabra a palabra en el sector, su lema corporativo no podría ser más directo: CrowdStrike: las brechas [de ciberseguridad] acaban aquí.
Aunque Falcon es la joya de la corona, la firma con sede en Austin (la ciudad más joven de Texas, en la que lleva tiempo emergiendo una suerte de Silicon Valley bis) ofrece un amplísimo catálogo de servicios “24 horas al día, siete días a la semana” a sus casi 30.000 clientes: “Antes y después de los incidentes, con asistencia antes, durante y después de una brecha de seguridad. Con nuestros equipos de expertos podrás defenderte y responder ante los incidentes de seguridad, así como prevenir las brechas y optimizar el proceso de remediación”.
Desempeño financiero
El desempeño financiero reciente de CrowdStrike ha sido más que notable. Los últimos beneficios, mejores de lo esperado —casi 91 millones de dólares en el último ejercicio fiscal, con unos ingresos de 3.100 millones— han aupado a sus acciones hasta máximos históricos, más que cuadruplicando su capitalización en el último lustro y duplicándola desde el verano pasado, hasta superar los 83.000 millones de dólares (76.000 millones de euros).
Un valor, por ponerlo en perspectiva española, ligeramente superior al de Iberdrola, la mayor eléctrica de Europa y la segunda más grande del mundo. Sin embargo, sus títulos retroceden con fuerza en la preapertura del Nasdaq, el selectivo de valores tecnológicos de la Bolsa de Nueva York.
Fuente: El País