Abrir importaciones tendría impacto directo en el sector, que hoy vive de la producción nacional. Además, el impuesto al lujo también podría tener cambios
La llegada de Javier Milei a la presidencia de la Nación se da con muchas precisiones sobre su pensamiento económico, y el capítulo de las importaciones es, prácticamente, uno de los que tocó a largo de la campaña electoral.
En este sentido, si se cumplen los planes, Milei dio dos definiciones que podrán tener un fuerte impacto en el sector automotriz.
Por un lado, el Presidente electo apoya la apertura del comercio, lo que permitiría que se abra el ingreso de autos de otros mercados que hoy está prácticamente freanado. Por el otro, aseguró que intercambiar bienes con Brasil y China, no es para él una prioridad: el primero es el principal socio comercial en materia automotriz.
De esta manera, el sector puede comenzar un nuevo período que, en los últimos 10 años, ha pasado de la apertura y crecimiento en los patentamientos a las trabas y cambios de reglas de juegos, con diferentes resultados y miradas, según el sector. Aquí, algunos temas claves según fabricantes, autopartistas e importadores.
¿Más importaciones y menos producción nacional?
La apertura de las importaciones podría traer, como consecuencia, una merma en la producción nacional que está creciendo en los últimos años y que arrastra, de forma directa, a la generación de puestos de trabajos.
Comparando los 10 últimos años y tomando como parámetro el mes de octubre, vemos que, hasta octubre de 2013, el 60% de los vehículos patentados eran importados y el 40% nacionales; hoy, el 66% corresponde a vehículos fabricados en Argentina, y el 27% son de Brasil. El 1% se importan de otros mercados como México, China, India, Alemania.
Sin embargo, en este mismo período, las ventas de autos 0km cayeron a menos de la mitad. Mientras que, en 2013 se patentaron 955.023 vehículos, hasta octubre de 2023 se vendieron 394.709 unidades, con lo cual se espera cerrar el año por debajo de las 500.000.
Esto indica que, por un lado, se benefició la industria nacional con un incremento en la participación de vehículos fabricados en el país, pero cayeron las ventas.
En términos de producción, aunque vienen ligadas a la dinámica del mercado interno (y también externo, porque el objetivo es exportar más), no se ven cambios tan grandes:
- En 2013, el pilar de producción alcanzó en el acumulado enero- octubre un total de 683.899 unidades, mientras que se exportaron 375.690 vehículos.
- En 2023, en el acumulado de los primeros diez meses del año, el sector produjo 517.173 vehículos, y se exportaron 273.687 unidades.
Las importaciones en la era Massa
En medio de este cambio de escenario en números, especialmente en ventas, el problema más grande fue la necesidad de tramitar las SIRA para importar vehículos del exterior. Este sistema terminó siendo tan engorroso que, cuando Sergio Massa asumió como ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández, en agosto de 2022, ofreció a las automotrices hacerlo con dólares del Banco Central o utilizar “dólares propios”.
Las marcas de alta gama, especialmente de importadores que no fabrican en el país (caso Audi que forma parte de Volkswagen y Mercedes Benz), eligieron el segundo caso, y las que tienen terminales locales siguieron con el Banco Central. Lo cierto es que las primeras fueron las más beneficiadas, y desde un importador reconocieron que lograron recuperar las ventas en el último tiempo.
Las primeras, solo incrementaron las deudas con la casa central, ya que el Gobierno, no pudo cumplir con la liberación de dólares.
Según un informe de Abeceb, las automotrices de la Argentina tienen hoy una deuda de 6.130 millones de dólares con el exterior. Es el monto más grande de la deuda total acumulada por empresas de distintos rubros, que según Abeceb ronda los 43.097 millones de dólares.
“El sector automotor argentino fue uno de los sectores económicos más golpeados por la política implementada de postergar los pagos de importaciones”, dice el informe de Abeceb. “Hasta 2021, el 10,6% de la deuda correspondía a esta industria. Los últimos datos oficiales muestran que esa ratio se amplió hasta alcanzar el 14,6% el primer trimestre de 2023 y se estima que se mantendrá en torno del 14,2% hacia fin de año”, agrega. Esta deuda fue tomada por las terminales automotrices, pero también por las empresas autopartistas y algunos importadores de autos sin fábricas en el país.
Ahora bien, ¿quién se hará cargo del problema?.
“La situación que atraviesa el sector enfrenta a las empresas a muchos interrogantes. En primer lugar, la falta de credibilidad en el cumplimiento de los pagos externos acorta los plazos de los proveedores del exterior y encarece el crédito. En segundo lugar, ¿hasta dónde podrá seguir creciendo el endeudamiento comercial sin que afecte a la producción y el empleo industrial? Las preocupaciones entre los fabricantes pasan por el temor a que el incumplimiento en los compromisos comerciales detenga el aprovisionamiento de insumos y componentes para la producción, generando consecuentemente paradas de planta. La situación descripta aumenta las contingencias del riesgo cambiario. ¿Cómo afrontarán las empresas del sector (sobre todo las más pequeñas) un salto el tipo de cambio cuando tengan que cumplir con sus compromisos?”, finalizó Abeceb.
El último plan de Massa fue el de precios justos. A cambio liberaría autos trabados en aduana. Nunca lo hizo, las marcas pusieron 9 modelos con precios acordados, y pasado el plazo, el acuerdo se terminó sin demasiado éxito.
Impuesto interno, otro tema que espera definiciones
Por último, es qué pasará con el impuesto interno. Esta medida que en 2014 fue noticia por la suba del impuesto que determinó la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con el fin de impedir el ingreso de autos de alta gama al país, que eran furor por el tipo de cambio, terminó afectando actualmente hasta los autos masivos.
Lo cierto es que, hasta los modelos de entrada de gama (Volkswagen Polo Track, Chevrolet Onix, Renault Sandero), tienen que “topearse” actualmente para no caer bajo el gravamen, y sufrir en consecuencia el impacto de esta medida que los encarece un 25 por ciento.
Milei es un fanático de los autos de alta gama, y varias veces reconoció la diferencia entre los modelos no solo por calidad, sino por estética. Así, en sus charlas sobre Economía, suele comparar los autos que se usaban en Alemania Occidental con los vehículos soviéticos de la Alemania Oriental. Critica a Lada y defiende a Rolls Royces.
Además, en un mercado abierto, los autos del lujo serían parte de la oferta cotidiana, y este impuesto no tendría por qué seguir afectando a la industria, que, por otro lado, golpea más a los autos masivos que a los premium.
Hasta ahora, los apoyos que recibió del sector fueron de Cristiano Rattazzi, accionista de Fiat y un hombre con larga trayectoria en el sector. Luego, tras el triunfo, el fundador de Tesla, Elon Musk, dijo: “A la Argentina la aguarda la prosperidad”.
Por ahora, no hubo más comentarios del sector, salvo de sindicatos donde hay temor por el empleo. En otros sectores, puertas adentro y en off, también había algo de temor por lo que puede pasar.
Fuente: Iprofesional