Fue la primera vez que convocan a un grupo de periodistas que eligen el auto del año para probar la camioneta Frontier. Repaso por los 1200 Km recorridos
El destino: Catamarca; ¿El plan? Conducir durante cuatro días la camioneta Nissan Frontier por los complejos caminos de la provincia, donde se van alternando las superficies arenosas y rocosas con los zigzagueantes lechos de ríos secos. Hasta allí llegamos 12 mujeres con el objetivo de hacer el 4×4 del más duro y exigente.
Desde luego, no es la primera vez que las mujeres forman parte de este tipo de encuentros, pero en este caso, si fue la primera travesía donde participantes y guías somos mujeres especializadas en “autos”. El off-road es el deleite de los propietarios de vehículos todoterreno, y en su gran mayoría son los hombres quienes están al mando del volante para afrontar las maniobras más exigentes.
La idea fue amasada por el grupo de Nissan Latam, donde la principal cabeza fue Cecilia Marola, y el plan formó parte de los 23 proyectos que se presentaron a nivel global para conmemorar los 90 años de la marca”.
La selección de quienes participaríamos de esta cruzada a bordo de las camionetas no fue caprichosa. La mayoría formamos parte de Women’s World Car of The Year -WWCOTY, una agrupación mundial que elige el auto del año y que en esta oportunidad contó con las jurados de Latinoamérica (Argentina, Chile, Perú y Brasil), a quienes se sumaron otras expertas.
El inicio de la aventura al mando de Nissan
El Aeropuerto de Buenos Aires fue el punto de encuentro. Tomamos el vuelo que llegó a la capital de Catamarca, donde sin el perder tiempo, abordamos las camionetas que nos llevarían durante la travesía. Los grupos eran de a dos o tres personas, y cada una pudo armar su equipo o cambiarlo durante el recorrido.
Con Aliz Ryzewski, otra jurado argentina, nos “adueñamos” de la Nissan Pro-4X número 6. Las versiones destinadas a la travesía también incluyeron la Platinum. Prácticamente desde el minuto uno la complejidad del terreno nos puso a prueba. Desde caminos de ripio, lechos de río secos y otros con aguas abundantes, hasta las grandes e imponentes Dunas de Tatón, nos acompañaron durante las más de 1200 km de la travesía.
El objetivo siempre fue poder cuidar la integridad de los vehículos (y los participantes) y por ello, el recorrido fue lento y el manejo muy técnico. Todo el aprendizaje previo sobre manejo 4×4 tuvimos que aplicarlo de inmediato.
“Neumáticos con 16 de presión, posición de manejo elevada para ver bien el camino, control de estabilidad desactivado y la 4×4 baja así contamos con todo el torque”. Las indicaciones que sonaban por las radios en cada una de las Frontier para dejar la ruta y meternos de lleno en la naturaleza de Catamarca indicaban qué acciones poner a prueba y en qué momento, para que todo salga bien.
Siempre estuvimos atentas a las órdenes de las cabecillas de los grupos: quien lideraba era Sofía Cammarata, de OffRoadArg, una empresa especializada en travesías, con el respaldo de su creador, Quique Cammarata, acompañado por otros dos pilotos: “Mingo” y Rodrigo. Además, durante todo el recorrido nos acompañó Facundo Carrizo, guía y fotógrafo riojano, conocedor de la zona como nadie, con una historia para cara rincón del camino. Eran los únicos integrantes masculinos del equipo, quienes se limitaron a aportes concretos (cuando tras pedir un ratito de silencio, podían hablar).
Pero no todas las asistencias son humanas. Si hay algo que tiene la Frontier es tecnología, y también contamos con los asistentes de la camioneta para estos terrenos que facilitan la conducción, como el control de descenso o la cámara 360°. Así, empezamos a sortear tramos que a lo lejos parecían desafiantes, pero que sin problemas fueron siendo anécdota.
Al mando de las camionetas, con la dosis de prudencia necesaria
Nissan eligió para esta travesía un destino con uno de los paisajes más atractivos de Argentina, pero exigentes como pocos, con el fin de que poder experimentar un nivel de dificultad alto en lo que a manejo off-road se refiere.
Nada estuvo librado al azar y si hay un rasgo que caracteriza a las mujeres al volante, es la paciencia y un alto grado de prudencia. Son dos factores fundamentales que hacen falta en el manejo todoterreno.
“El off-road no es saltar la piedra más alta para demostrar que el vehículo puede todo, poniendo en riesgo su estructura, sino que se trata de garantizar que todos los integrantes de una travesía llegarán a destino, aun pasando por los peores caminos”, nos arengaban desde la organización.
Ese concepto es clave para tener en cuenta, ya que muchas veces se busca ese salto más alto y espectacular, pero que en definitiva no es necesario y solo queda bien en la foto, y que tampoco hace bien al vehículo.
En camionetas, entre paredes de adobe y alfombras de arena
Además de lo atractivo de la travesía, y de la puesta a prueba de la camioneta en terrenos diversos, el recorrido aportó el resto de los condimentos para disfrutar del encuentro.
Entre los destinos se incluyó Fiambalá, al oeste de Catamarca, la última ciudad que alberga la Ruta Nacional 60 antes de agarrar camino a Chile. Se ubica a 1.600 metros sobre el nivel del mar y fue sede del Rally Dakar en 5 oportunidades.
La Ruta del Adobe, un tramo de 50 kilómetros que une Tinogasta y Fiambalá, el cual se caracteriza por conservar edificios con paredes de adobe (fue declarado Patrimonio Cultural y Turístico).
Las imponentes Dunas de Tatón fue quizás el escenario más imponente y complejo de todo el recorrido. Una zona desértica con dunas empinadas, donde incluso se encuentra la denominada duna Federico Kirbus, considerada la más alta del mundo.
Campo de Piedra Pómez, un área natural en Antofagasta de la Sierra, donde la acumulación de piedra pómez, luego de milenios de procesos de erosión adquirió la morfología que hoy presenta.
El resultado fue mucho más allá de los esperado. Por un lado, se pudo aprender en una clínica 4×4 exclusiva para mujeres que hablamos de autos como un tema cotidiano, ya que es parte de la pasión y profesión que ejercemos.
Otro dato que rescato: el encuentro no fue forzado para mostrar la inclusión femenina en “temas de hombres”, sino que fue por intereses en común, y seguro en muchos ámbitos donde las empresas piensan en cumplir con el cupo, haciendo foco en los intereses se lograrían mejores resultados.
Así llegamos al final del viaje. 12 mujeres, 4 días intensos, 6 camionetas para las periodistas y decenas de anécdotas. Una aventura que significará un quiebre en materia de off-road y que impulsará a muchas conductoras a participar de una de las actividades más placenteras y aventureras arriba de un vehículo.
Fuente: Iprofesional