Las operadoras monitorean en tiempo real las perforaciones en la formación. Desde su implementación, YPF logró que 9 de cada 10 pozos tengan una producción óptima. Pueden ajustar el destino de las herramientas mientras están en marcha.
En YPF a través de un software específico para los no convencionales siguen el camino de las perforaciones sobre la marcha.
Si hay algo que requieren las operaciones en Vaca Muerta es precisión. A penas un puñado de metros separan a un buen pozo productivo de uno regular. El trabajo de los profesionales que diseñan el camino de las perforaciones busca ser lo más parecido a la perfección, pero no siempre se logra dar en el blanco. Para eso hay varias operadoras de la formación que utilizan la geonavegación para monitorear las perforaciones.
El objetivo es seguir en tiempo real el progreso de las herramientas dentro de las formaciones y, si es necesario, corregir la dirección sobre la marcha para garantizar que el pozo sea lo más productivo posible.
A través de pantallas se busca que la herramienta aterrice en el centro de la roca madre para que con las fracturas se asegure una buena permeabilización.
“Tenemos la capacidad de poder ubicar un pozo en un espesor de entre 2 a 5 metros. Mientras mayor pozo tengamos en la zona de mejor característica petrofísica, tenemos conciencia de que la producción tiene que aumentar. Si vos tenés una rama de 3.000 metros que contacta la mejor roca, tenés que tener un aumento de producción”, expresó el geólogo Luis Alfredo Apud, en un recorrido al bloque Loma Campana de YPF del que participó “Energía On“.
YPF es la operadora que tiene más desarrollada la geonavegación. Cuentan con una sala propia donde trabajan varios equipos en conjunto y monitorean todos pozos de Vaca Muerta.
“La sala en la que estamos trabajando es interdisciplinaria, trabajamos con el equipo de Ingeniería de Optimización, Estimulación y Cementación. Lo que hacemos es seguir en tiempo real, las 24 horas del día, todas las perforaciones que se hacen en la Regional Norte, estamos divididos en diversos equipos y cada uno tiene un área a cargo”, indicó la geóloga Paula Galarza.
Ahora más del 90% de los pozos están en la zona nuestra de interés. Realmente se optimizó la perforación”.
Luis Alfredo Apud es Geonavegador en YPF.
A través de un software específico para los no convencionales recolectan información de pozos offset (referentes) y de esta manera tienen un registro de gama específico que varía según la profundidad.
De esta manera, mientras realizan nuevas perforaciones, con herramientas de transmisión de datos en tiempo real, obtienen información que la correlacionan con los datos de los offset y así tienen certeza de donde está la herramienta.
Con sensores recolectan, codifican y envían información a través del lodo con pulsos negativos mientras se realiza la perforación. Esos datos se decodifican en superficie por la empresa de servicios y las operadoras trabajan en base a eso en sus salas de geonavegación.
“Acá se parte de un plan que se ajusta a partir de la sísmica y los pozos verticales, el problema que tiene es que hay un montón de incertidumbre asociada, tanto en la medición como en otros procesos. Cuando se crea un plan, se hace en base a eso, entonces el objetivo principal nuestro es disminuir esas incertidumbres al máximo”, explicó Apud.
Cuando se necesita corregir el trayecto del pozo, el equipo realiza un nuevo plan que se ajusta cada un determinado tiempo. Rehacer el cálculo no demanda mucho tiempo, incluso se tarda más en comunicarle a la empresa de servicios que en redireccionar el pozo. Aproximadamente a 70 metros los especialistas notan que tienen que reajustar el pozo, si bien se pueden realizar ajustes, hay que evitar comprometer la fisionomía del pozo.
“Pese a que Vaca Muerta tiene más de 200 metros de espesor, los objetivos son cortos, son de hasta 10 ó 15 metros o a veces menores, por eso, la importancia que tiene esta sala. A veces los planes originales de un pozo quedan 100% fuera de la zona de interés. Y la producción seguro será menor”, cerró Apud.
La curva es el proceso más difícil en el desarrollo de pozos
Cada etapa en la construcción de un pozo posee un rol clave para su futuro más allá de los valores productivos. Por lo general se dividen en tres etapas y se separan principalmente por la profundidad de la perforación.
El primer brazo, que más o menos va a 600 metros bajo tierra, es la parte guía del pozo y su tarea primaria es aislar los acuíferos para proteger que el desarrollo del pozo no afecte las aguas naturales que, en la Cuenca Neuquina, están aproximadamente a 300 metros bajo tierra.
La segunda es la parte intermedia del pozo que es la que atraviesa la mayor cantidad de formaciones. Una de las funciones de este tramo es darle estabilidad, y es que las diversas capas que atraviesan suelen estar naturalmente fracturadas y pueden generar conflicto con el equipo de perforación.
La última parte es cuando se inicia la construcción de la curva hasta el landing point (punto de aterrizaje) que es donde el pozo se pone en posición horizontal. Según los que expertos de la industria es una de las etapas más estresantes y difíciles en la construcción de un pozo.
Desde que se empezó a utilizar la geonavegación para monitorear el desarrollo base de los pozos con destino a Vaca Muerta en YPF, más del 90% de las nuevas perforaciones alcanzan la zona caliente dentro de la formación.
Si bien todos los procesos tienen su dificultad, el objetivo que tiene la petrolera de bandera es perforar los 2.500 metros de las ramas verticales que llegan a Vaca Muerta entre 3 y 4 días como máximo.
Fuente: Rionegro