La última vez fue en 2019. Desde que asumió el FdT se fue suspendiendo. El ENRE pedirá inversiones para mejorar el servicio. Las empresas están a favor de la vuelta de la RTI, pero hay escepticismo entre los expertos.
Del otro lado, Marcos Rebasa, ex director del ENRE durante el kirchnerismo, y actual integrante del Instituto de Energía Scalabrini Ortiz, se mostró pesimista. “Las RTI se establecieron con el inicio de las concesiones en los años noventa, pero con tantas interrupciones perdieron su esencia. Sirven para que las concesionarias digan los gastos que van a tener y las inversiones que van a hacer, pero de ahí surgen dos problemas”, afirmó.
Por un lado, aseguró que con estos niveles de inflación “es difícil” que una empresa haga una proyección de las obras de cara al período 2024-2028. Pero, sobre todo, porque consideró que las inversiones que deben realizarse para que se retome un servicio con menores cortes “tienen que ser muy importantes”. Por este motivo, Rebasa afirmó: “Es la única forma para salir del caos de algunos barrios y dar un servicio razonable. Pero si ponen lo que verdaderamente tienen que invertir, las tarifas lógicamente van tener que plantearse con altos incrementos para resolver los problemas, o el Estado va a tener que intervenir, pero hoy está de manos atadas con el FMI. Por lo que creo que es difícil que se cumpla la RTI, o que refleje números reales”.
De hecho, Rebasa también opinó que podría aprovecharse la vuelta de la RTI para realizar cambios en el accionar del ENRE. “Las condenas a las empresas se realizan ex post, cuando no funciona el servicio. Mi opinión es que tienen que ser ex ante, controlar si se realizan las inversiones y si no se ejecutaron, penalizarlas”, opinó.
Apenas asumió el Frente de Todos, una de las consignas que repetían economistas cercanos a Alberto Fernández era que para “volver mejores” no debían congelarse las tarifas, en lo que Martín Guzmán, ex ministro de Economía, consideraba como subsidios pro rico. Sin embargo, al comienzo del gobierno se frenó la RTI con el argumento de que “había que revistar el shock de aumentos de 2016-2019″, y luego con la llegada de la pandemia. Sin embargo, fuentes de la Secretaría de Energía revelaron que ya para fines de 2020 le anticiparon a Guzmán que, con el congelamiento tarifario y sin monitorear inversiones, el sistema aguantaría en el verano de 2021, pero desde el verano 2022 iba a explotar. “Fue la crónica de una muerte anunciada”, recuerdan los economistas que trabajaban en ese entonces en la Secretaría.
Fuente: Ambito