Este viernes se finalizará la soldadura del gasoducto Néstor Kirchner y solo restarán las pruebas hidráulicas. Ratifican la puesta en funcionamiento el 20 de junio y estiman que el año podría cerrar con la balanza energética positiva.
Etapa final
La última soldadura se realizará en el kilómetro 232 de la traza del gasoducto, ubicada en la provincia de La Pampa, en donde se unen los tramos 1 y 2, dado que para acelerar la construcción se había dividido en 3 tramos. Así, el gasoducto se convertirá “en una sola pieza”, desde Tratayén, en Neuquén, hasta Salliqueló, en el sur de la provincia de Buenos Aires.
Fuentes oficiales ratificaron que, así, el gasoducto entrará en funcionamiento el 20 de junio. De hecho, el proceso de la última soldadura estaba previsto para el 15 de mayo, y se hará este viernes 12. Aunque todavía no está definido, la puesta en funcionamiento en el día de la bandera posiblemente sea un acto político con todo tipo de despliegue, y se prevé que allí participe también el presidente Alberto Fernández.
“Es la obra de infraestructura más importante de toda la gestión del Frente de Todos”, argumentó una fuente oficial. En parte, en el Gobierno destacan la “celeridad” con la que se realizó. Luego de posponerse la licitación en reiteradas oportunidades desde 2019 para acá, y tras gastar un monto récord en importaciones de energía en 2022, el Gobierno le imprimió velocidad: para tomar dimensión, mencionan que el contrato se firmó en agosto del 2022 y en septiembre se estaba realizando el primer movimiento de suelo.
Así, una obra que puede llevar unos dos años, según fuentes de la construcción, se habrá realizado en menos de un año. Entre los motivos que explican esta velocidad destacan la “coordinación” entre el Estado y las empresas, junto con la incorporación de tecnología de última generación para acelerar los procesos. “No faltó ningún dólar para importar”, contaron desde una empresa del sector privado.
Impacto macroeconómico
Detrás de la celeridad de la obra, está también el impacto macroeconómico, en un contexto de sequía histórica y extrema fragilidad del balance cambiario. Frente a más de 1000 ejecutivos en el Amcham Summit, Massa calificó a la etapa de la última soldadura como un “hecho histórico”, por lo que implicará en términos de ahorro de importación de energía, que estimó en u$s1.900 millones. Desde Enarsa calculan que el ahorro podría superar los u$s 2.000 millones, según cómo fluctúe la cotización de los combustibles, y los requerimientos de importación, que varían según la actividad económica y el clima. Para todo 2024, este ahorro está estimado en más de u$s 4.000 millones.
Hacia adelante, lo que le faltará al gasoducto es la puesta en marcha de las dos plantas compresoras. La que tiene que estar en la zona de Tratayén ya llegó al lugar, pero todavía falta trasladar la que estará en Saliquelló, que ya está en el país. Es que desde junio el gasoducto tendrá una capacidad de evacuación de 11 millones de metros cúbicos diarios (MMm3) del gas de Vaca Muerta, pero con esta tecnología se suplicará el transporte a 22 MMm3 diarios.
En el segundo semestre, el Gobierno buscará licitar y arrancar a construir otras dos obras. Por un lado, la segunda etapa del gasoducto NK, que podría licitarse el mismo 20 de junio y que se financiará de forma distinta al primer tramo, que lo hizo el Tesoro: se exploran fuentes de financiamiento desde Brasil y se invitará a participar al sector privado.
Por otro lado, también en 2023 se espera la puesta en marcha de la reversión del gasoducto norte, para transportar el gas de Vaca Muerta al centro y norte argentino, ante el declino de Bolivia y de las cuencas del norte argentino. Ya cuenta con financiamiento confirmado por u$s 540 millones de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Así, para este año se espera que pueda cerrarse con balanza energética favorable, aunque no por mucho. Pero, para 2024, Economía estima que será positivo en hasta u$s12.000 millones.
Fuente: Ambito