z.system

Los precios internos siguen deprimidos: en 2022 el producto subió casi 40 puntos por debajo de la inflación. Para este año preocupa la menor demanda de China y valores en baja.

El negocio de la carne vacuna local enfrenta este año diversos desafíos. Mientras la demanda -y los precios internacionales- muestran señales de retroceso, el consumo interno no logra despegar a pesar del estancamiento de los precios. En tanto, la sequía que afecta a la Argentina redundaría en una paulatina suba de los valores no solo del ganado en pie sino también de la carne en los mostrador. Un escenario complejo para todo el sector.

Por lo pronto, según el último relevamiento del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) los precios de los distintos cortes no registraron variaciones en diciembre de 2022 con respecto al mes anterior. Los precios promedio de la carne vacuna del décimo segundo mes del corriente año vs. el mismo mes del año anterior se ubican un +42,4% por encima, es decir más de 40 puntos promedio por abajo de la inflación general.

En definitiva el producto actualmente es el que menos bajó y de mayor impacto en la canasta básica alimentaria, pero al mismo tiempo el consumo no logró recuperarse. Las últimas estadísticas dan cuenta que durante 2022 los argentinos consumieron en promedio poco más de 47 kilos por habitante, el menor registro histórico para el producto y bastante lejos de lo que buscaba el Gobierno tiempo atrás cuando restringió los envíos de carne ya que esperaba que el consumo se ubicara en más de 50 kilos por habitante.

En el mercado doméstico lo que se espera en el corto plazo es una lógica corrección de precios. La faena anticipada, producto de la sequía, colaboró en la contención de los valores de los animales en pie pero en el mediano plazo se espera una suba de los valores ante la menor disponibilidad de stock. El consumo local sigue siendo el gran interrogante en el mediano plazo teniendo en cuenta el peso que ejerce el menor poder adquisitivo de la población y el cambio en los hábitos de consumo en donde el pollo y el cerdo ganaron terreno en la mesa de los argentinos.

En tanto, respecto al mercado internacional, el escenario tampoco parece ser muy sencillo. Al respecto desde el Mercado Ganadero de Rosario, Rosgan, explican: “Para 2023 se espera que la producción de carne vacuna disminuya ligeramente a nivel mundial debido a la recesión económica que enfrentaremos durante gran parte del año. Por el lado de la oferta, los altos costos de producción incluyendo insumos básicos, mano de obra y costo del capital mantendrán al sector productivo en alerta, impartiendo mucha cautela al momento de definir los programas de producción”.

A su vez, “por el lado de la demanda, se espera que el consumo de carne vacuna a nivel mundial experimente una ligera reducción este año. En Europa, el consumo de carne vacuna registrará nuevas bajas; en un contexto de elevada inflación y fuertes incrementos en el costo del gas y la energía, el consumidor deberá transitar un nuevo año con presupuesto restringido. Asimismo, también se espera para China una menor demanda de importaciones que en 2022. Este último dato que, a priori, constituiría un factor de presión bajista sobre precios no puede dejar de considerarse en el marco de la incertidumbre que impera en torno las consecuencias de la reciente liberación de los controles sanitarios anunciada por el Gobierno, previo a las festividades del Año Nuevo Lunar. Sin dudas 2023 no será el año en el que veremos nuevos récords en el precio de la carne. La producción en todo el mundo está buscando un nuevo equilibrio de costos y precios acordes a las actuales restricciones”, adelantan desde la entidad rosarina.

En definitiva, que el consumo de China no despegue es una muy mala noticias para el mercado argentino ya que alrededor del 90% de las exportaciones locales son con destino a este país. La caída de los precios internacionales y los altos costos de producción serán otros de los escollos que deberá sortear el sector frigorífico durante este 2023. Un año con diversos desafíos y sobre todo con la sequía que atraviesa los campos argentinos que le mete más presión a un negocio clave en el aporte de divisas y generación de empleo.

Fuente: Ambito