La Bolsa de Cereales redujo su estimación de cosecha hasta las 14 millones de toneladas. El maíz presenta un mejor estado y la esperanza está puesta en la soja.
La profunda sequía que afecta al trigo puso una vez más en relieve un tema polémico para la producción local: la adopción de la tecnología HB4 en trigo, desarrollada por la firma Bioceres y el Conicet, que justamente podría ser una herramienta para mitigar la falta de precipitaciones. Según los resultados dados a conocer por la empresa, el trigo transgénico tiene mayor tolerancia al estrés hídrico e incluso precisa de menos herbicidas para su desarrollo. Por lo pronto, esta tecnología no se está utilizando en la Argentina, solo lo produce la empresa de manera controlada en forma de ensayos a campo, ante la negativa de sectores ambientalistas y hasta exportadores.
Más allá de esta polémica, las miradas continúan puestas en la siembra de maíz y la futura implantación de soja, que puede convertirse en la salvadora indiscutida de una campaña agrícola para el olvido. Respecto al cereal, según el último relevamiento de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Durante la última semana, la incorporación de cuadros de maíz con destino grano comercial continuó en el centro y sur del área agrícola nacional.
Luego de relevar un progreso intersemanal en las labores de apenas 1,1 puntos porcentuales, el avance de siembra ya se ubica en 22,9 % de nuestra actual proyección de siembra para la campaña 2022/23 de 7,3 millones de hectáreas. Esta superficie representa en números absolutos, 400.000 hectáreas menos que las implantadas la campaña previa. En tanto, el 62 % de los lotes ya implantados presenta una condición de cultivo entre normal y buena. Por eso sería clave que lleguen lluvias en las próximas semanas, para acompañar el desarrollo del cereal y dejar también un escenario más propicio para la futura siembra de la soja.
En cuanto a la economía local, y el rol destacado que juega el ingreso de divisas del agro, las primeras proyecciones adelantan una caída considerable de los precios internacionales, que en el caso de la soja sería compensada por una mayor producción. El ingreso total de los principales complejos agroexportadores en 2023 sería de poco más de u$s41.000 millones, una cifra muy similar a la que cerraría este 2022.
Fuente: Ambito