A pesar de la contención (o retroceso) de los valores en las carnicerías, el consumo sigue en su nivel histórico más bajo, de apenas 47 kilos por habitante por año.
La sequía vino a complicar todos los planes de los ganaderos y hoy el mercado está literalmente inundado de carne y claro que esto se refleja en los precios. Según el monitor económico de CEPA en septiembre el producto subió apenas un 1,8% cuando se espera para ese mes una inflación en torno al 6,7%.
Mientras no vuelva a llover en los campos, algo que por el momento no está pronosticado en el corto plazo, la oferta de carne continuará alta, pero de todas formas el golpeado bolsillo del consumidor todavía no puede absorber la buena nueva con precios que siguen bastante por arriba de la media y en un marco en el que además los sustitutos de la carne suben de precio por el ascensor.
El pollo, por ejemplo, por séptimo mes consecutivo, registró un aumento mayor al promedio de la carne vacuna, del 3%. El indicador que suele representar este proceso y que vincula la evolución del precio del asado en relación con el precio del pollo, muestra un leve aumento que llega a 3,08%, el segundo valor más bajo de los últimos dos años, producto del incremento diferencial del pollo.
“Si se analiza la cantidad de kilos de pollo fresco que se puede comprar con un kilo del corte vacuno más consumido (el asado), se observa que el asado se había revalorizado fuertemente en relación con el pollo: la brecha entre ambos productos llegó a ser de 4,04 kilogramos en diciembre 2021. Esta relación se acorta en el 2022 alcanzando en septiembre una brecha de 3,08 productos del incremento en el precio del pollo. Así mismo, en términos interanuales, las variaciones de los cortes de carne vacuna se encuentran por debajo de la inflación acumulada (+83,9%)”, detallan desde CEPA.
“A este combo también hay que agregarle factores externos. China, el principal comprador de carne vacuna de Argentina, comenzó a desacelerar sus compras desde hace al menos dos meses y los frigoríficos locales ya adelantan que esta situación puede culminar en una crisis para la industria. A la par los precios internacionales bajaron un 0,5% durante septiembre. Por tercer mes consecutivo el Índice de Precios de la Carne de la FAO registra bajas, aunque todavía se ubica un 7,7% por encima del valor de septiembre de 2021. Los precios internacionales de la carne de ovino fueron las que más bajaron, pero también lo hicieron los precios de la carne vacuna debido a las altas disponibilidades de exportación de Brasil y la elevada liquidación de ganado en algunos países productores. Mientras tanto, la carne aviar cayó marginalmente y de la carne de cerdo aumentó debido a la escasez de oferta de cerdos para faena en Europa”, continuó el análisis.
A modo de resumen desde CEPA detallan: “la evolución del precio de la carne vacuna se explica, en buena medida, por el efecto sequía (que mejora la oferta), la caída del consumo y por la situación internacional (donde los precios a la baja evidentemente influyen sobre el mercado local). En este último aspecto, y tal como mencionábamos hace unos meses, la estabilidad de los precios de la carne vacuna se debe a la evolución del precio del maíz (que, si bien se incrementó, sólo cerró la brecha con el precio de hacienda) y un escenario internacional que exhibe niveles de precios de alimentos a la baja (junto con una demanda decreciente de exportaciones), por lo que el efecto ‘contagio’ sobre las categorías no exportables resulta en movimientos de precios poco significativos”.
Finalmente, respecto a los próximos meses, remarcan: “resulta oportuno seguir de cerca qué puede pasar con la demanda china, además de que sucede con la evolución del precio del maíz (la menor cantidad de maíz ofertado hacia finales de año suele generar presiones al alza de los precios de la carne). A esto se agrega el reclamo reiterado sobre acompasar los niveles de inflación en precios de mostrador. Por lo pronto, la evolución del precio del novillito de 300/390 kg en Hacienda en lo que va del mes de octubre se ha mostrado sin modificaciones sustanciales”.
Fuente: Ambito