La desaceleración económica de China, que compra 3 de cada 4 kilos que exporta la Argentina, ya aplastó 20% los precios del primer semestre
El sector de la carne vive momentos preocupantes en la Argentina, debido al desplome de su principal mercado de exportación. Tal como lo anticipó iProfesional, las ventas de carne a China se ven afectadas por una caída tanto en los volúmenes como en los precios.
Tanto es así, que en este mes de octubre la reducción de los envío de carne a china podría llegar al 25%. Desde IPCV (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina) indicaron que el promedio mensual normal de exportaciones es de 80.000 toneladas, pero advirtieron que este mes apenas rondarían las 60.000 toneladas.
“Si China estornuda, el mundo se resfría”, solía decirse para explicar la importancia del gigante asiático en la economía mundial. Con la pandemia, esta metáfora cambió de sentido y perdió gracia pero no deja de ser acertada, en especial para los sectores que pasaron a ser muy dependientes de lo que venden a ese país de 1.400 millones de habitantes. Es el caso de la cadena de la carne vacuna argentina.
En los últimos años, China se ha vuelto fundamental para la carne argentina, ya que se queda con tres de cada cuatro kilos que se exportan. Como lo que lleva en general no es la carne más valorada, esas ventas voluminosas representan un poco menos si se las considera en valor: China genera “apenas” dos de cada tres dólares que entran a la Argentina por exportación de carne.
En cifras concretas, entre enero y julio de este año, los frigoríficos argentinos mandaron al país asiático unas 277.000 toneladas de carne, por más de u$s1.390 millones. Este año, incluso con las restricciones a la exportación impuestas por el Gobierno, la carne vacuna pasó a liderar por lejos las exportaciones argentinas a China.
Exportaciones de carne: ni el Año Nuevo chino empuja
Sin embargo, a partir de agosto, la fluidez de ese comercio empezó a mostrar signos de resquebrajamiento. “Respecto de las cotizaciones históricamente altas de fines de marzo o principios de abril, las de los últimos días cayeron 18 a 20% para la mayoría de los productos”, sostiene Rafael Tardáguila, director del informe sobre el comercio mundial de carne Faxcarne/World Beef Report.
La situación resulta más preocupante porque este momento del año suele ser bueno para las ventas a China, con la mira en el Año Nuevo chino, durante cuyos festejos aumenta el consumo de carne. El próximo caerá el domingo 22 de enero de 2023. “Estimando el transit time (el tiempo entre la carga de la mercadería en origen y la descarga en destino), pensábamos que China iba a comprarnos mucho hasta fin de octubre (para llegar a tiempo para los festejos). Pero ahora vemos que septiembre y octubre están quedando sin demanda para las fiestas”, dice Carlos Riusech, presidente del frigorífico Gorina, uno de los principales exportadores del país. Sí hay ventas para que lleguen después de las celebraciones, pero a valores alrededor de 20% inferiores.
Riusech ve que los precios con China “se deterioran día tras día”, y pone un ejemplo: “Uno de los cortes estrella, el shin&shank (garrón y brazuelo), que había superado los u$s9.000 por tonelada, ya hacia mediados de agosto había caído a poco más de u$s7.000, y hoy ofrecen u$s6.200”. Al igual que otros exportadores, considera que estos precios actuales no muestran real interés en comprar, sino que son especulativos.
Demanda floja y abasto récord, mala combinación para la carne
La demanda china se está viendo alterada por varios factores, entre ellos, las enormes restricciones que el país sigue imponiendo por Covid, la devaluación del yuan, la desaceleración económica y hasta una sequía, que afecta el suministro de energía hidroeléctrica. Lejos de las llamadas “tasas chinas” de la primera década de este siglo, el PBI del país asiático crecería 3,5% en 2022, prácticamente la mitad que en los últimos años.
Para peor, esa retracción de la demanda se encontró con una oferta de carne muy abundante por parte de los proveedores, en particular el principal, Brasil. De acuerdo con Tardáguila, “se estima que los principales países exportadores embarcaron un volumen récord de carne vacuna a China en agosto, que por primera vez habría superado las 250.000 toneladas. Esto se debió principalmente a Brasil, que exportó la friolera de 131.000 toneladas en agosto, 20.000 toneladas por encima del récord hasta entonces, que había sido en julio”.
Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en la primera mitad de este año, los precios que pagaban los importadores de carne chinos habían subido 37%, a niveles históricamente altos. Pero ahora algunos estarían vendiendo a pérdida, debido a que la demanda no convalida aquellos precios de los meses previos, y esto les estaría resultando menos gravoso que almacenar la carne y esperar, debido a los gastos que implica retener stocks en cámaras frigoríficas.
Para el USDA, la situación no parece en vías de mejorar pronto: según estima, este año China terminará importando 3,1 millones de toneladas de carne, pero en 2023 comprará 2,5 millones, es decir, un 19% menos. La Argentina es su segundo proveedor, detrás de Brasil.
De continuar con dificultades, es probable que esta retracción de los precios de China impacten en el precio de la hacienda vacuna argentina, como ya viene ocurriendo en Brasil y más recientemente en Uruguay.
Mejora a largo plazo y qué pasará en el mientras tanto
Miguel Gorelik, director de la newsletter especializada Valor Carne, reconoce las dificultades actuales del mercado chino, pero, poniendo los faros largos, no cree que corra riesgos: “Más allá de este sobresalto, a más largo plazo veo China va a seguir teniendo un rol importantísimo en el mercado mundial, creo que tanto la Argentina como Brasil y Uruguay, pueden estar tranquilos en ese sentido”.
En el ínterin, los frigoríficos exportadores locales deberán ver en qué punto se frena la caída de precios de China y cómo se acomodan a los nuevos valores, en un contexto en el que tampoco está fuerte la demanda en el mercado de carne de calidad europeo, lleno de incertidumbre por las restricciones energéticas derivadas de la guerra de Rusia a Ucrania. Es probable, dicen los analistas, que la situación empuje a la baja los precios de la hacienda de exportación, que en el caso de los novillos están en estos momentos en los niveles más altos de la región.
Fuente: Iprofesional