La carne vacuna es uno de los alimentos más consumidos en Argentina y está muy arraigada a las costumbres locales. Los riesgos si no se modera su consumo
n Argentina, el consumo de carne vacuna está muy arraigado a las costumbres locales y a la producción del país, al igual que sucede en otras naciones del mundo. Sin embargo, es clave tener en cuenta que la ingesta de este alimento conlleva una serie de riesgos para la salud, sobre todo si se la incluye excesivamente en la dieta, además del fuerte impacto ambiental que tiene la producción de carne vacuna.
Conocer esos riesgos, que están probados por diversos estudios, es necesario para poder reducir el consumo de carne vacuna y comenzar a incluir diferentes alimentos que contribuyan a un cambio positivo para la salud de los individuos. Además de considerar estos motivos, también se debe tener en cuenta el intenso daño que le provoca la producción de carne vacuna al ambiente, desde la producción de gases hasta la cantidad de agua que requiere.
Estos son los riesgos para la salud de comer carne roja
Diversas investigaciones hechas recientemente han relacionado el consumo de carne vacuna con problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes.
La carne vacuna y las patologías cardíacas
La carne vacuna tiene niveles más altos de grasas saturadas que la carne blanca. El consumo de grandes cantidades de grasas saturadas está relacionado con enfermedades cardíacas, que son una de las principales causas de muerte a nivel mundial.
Un pequeño estudio de 2019, que fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos indicó que la carne roja contiene TMAO, una sustancia química relacionada con las enfermedades cardíacas. El estudio encontró que comer carne vacuna a diario triplicaba los niveles de TMAO en el torrente sanguíneo de los participantes, en comparación con aquellos que solo comían carne blanca o fuentes de proteína que no eran cárnicas.
Por otro lado, un estudio de 26 años publicado en 2010 analizó las dietas de más de 80.000 mujeres sanas. Así, encontró que una mayor ingesta de carne vacuna se asociaba significativamente con un riesgo elevado de enfermedad coronaria. Por el contrario, una mayor ingesta de carnes de ave, pescado y nueces se asoció con un riesgo significativamente menor.
La carne vacuna y su influencia en el cáncer
La carne vacuna también puede contribuir al desarrollo de ciertos tipos de cáncer. En el año 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer -que pertenece a la Organización Mundial de la Salud (OMS)- clasificó a este alimento como “probablemente” cancerígena o causante de cáncer.
Por ejemplo, un estudio de 2007 de aproximadamente 500.000 personas entre las edades de 50 y 71 años encontró que la ingesta de carne roja y procesada se asoció positivamente con el cáncer colorrectal y de pulmón. La ingesta de carne roja también se asoció con un riesgo elevado de cáncer de esófago e hígado.
Carne vacuna y diabetes
Estudios publicados recientemente y validados por la oMS han encontrado que comer grandes cantidades de carne vacuna también aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Un análisis de 2011 estudió las dietas de casi 450.000 personas durante 20 años. Detectó que el consumo de carne roja procesada y sin procesar se asoció positivamente con la diabetes tipo 2.
Los investigadores consideraron que sustituir la carne vacuna por una porción de frutos secos, productos lácteos bajos en grasa o cereales integrales cada día redujo el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 entre un 16% y un 24%.
IPCVA llama “terroristas” a los veganos o vegetarianos
Pese a estos efectos nocivos de una dieta excesiva en carne vacuna, hay entidades de la industria cárnica que estigmatizan a los consumidores vegetarianos o veganos o a quienes buscan llevar hábitos más saludables.
En una encuesta publicada durante la pandemia por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), que consistió en un sondeo online entre más de 1.100 casos de todo el país, analizaron los hábitos de consumo durante la cuarententa.
Los resultados de esa investigación se propuso demostrar “cómo han cambiado los temas de interés en las redes sociales de los carnívoros puros, los flexitarianos, vegetarianos y veganos de Argentina”.
El punto controvertido de la encuesta está vinculado con la manera en el que se segmenta a los tipos de consumidores.
El IPCVA establece así cuatro categorías:
- El “fanático“, que está satisfecho con la carne vacuna, la defiende y recomienda su consumo.
- El “mercenario“, que está satisfecho con ese tipo de alimento pero podría dejar de consumirlo y pasarse a otros.
- El “rehén“, que no está satisfecho con la carne vacuna, pero la consume porque se le hace difícil reemplazarla por otro alimento.
- Y finalmente llega el consumidor “terrorista“, que es el que no está satisfecho con la carne vacuna y la reemplaza por otros alimentos.
Según el IPCVA, los “terroristas” representan el 5% de la muestra y son la minoría, junto con los “rehenes”, es decir, los que no están satisfechos con la carne pero no encuentran un sustituto.
A continuación, el cuadro que presentó el IPCVA donde se estigmatiza a estos consumidores: