El gigante asiático da un paso más en la utilización de inteligencia artificial. La novedad se observa en algunos súper y cadenas de comida rápida.
Tecnología. El escáner de rostro apoyado sobre la pared habilita a la compradora a practicar el pago en la terminal.
El escáner de rostro apoyado sobre la pared habilita a la compradora a practicar el pago en la terminal.
En China los consumidores ya no necesitan tarjeta de crédito para pagar sus compras, ni siquiera un teléfono móvil, les basta con escanear su rostro, una tecnología que triunfa en el gigante asiático.
China ya está muy avanzada en los pagos con teléfono móvil, pero el reconocimiento facial, desplegado a nivel nacional, ha dejado atrás a otros sistemas como los códigos QR.
“Ya no hace falta llevar consigo el teléfono. Uno puede salir de compras sin llevar nada”, dice Bo Hu, el director de servicios informáticos de la cadena china de panaderías Wedome.
Esta marca, muy conocida, que vende productos occidentales adaptados al gusto chino, utiliza sistemas de reconocimiento facial en un centenar de puntos de venta.
“Pagar sin nada no era posible al principio de los pagos móviles (con códigos QR), pero hoy sí gracias al auge del reconocimiento facial”, explica.
Muchos usos
Esta tecnología ya se usa en China para comer en los restaurantes de comida rápida KFC, para encontrar a fugitivos entre una multitud, localizar a personas que cruzan la calle fuera de los pasos de peatones o para desbloquear una computadora.
También se usa a gran escala en la región de Xinjiang (noroeste), donde la población, mayoritariamente musulmana, está bajo intensa vigilancia tras una serie de atentados.
Para pagar en un comercio, los consumidores tienen que suministrar una fotografía de su cara a su cuenta bancaria o a un sistema de pago móvil. Una vez en la tienda sólo tienen que presentarse ante un escáner especial.
Alipay, el líder chino del pago móvil, lidera este mercado con máquinas instaladas en cien ciudades del país.
La empresa ve un enorme potencial de crecimiento y prevé invertir en tres años unos 3.000 millones de yuanes (380 millones de euros, 419 millones de dólares) para mejorar su tecnología, llamada “Smile-to-Pay” (“Sonría para pagar”).
A 30 años de Tiananmen, China suma inteligencia artificial a su obsesión por el control social Tencent, su competidor, que gestiona la aplicación de mensajería WeChat, con 600 millones de usuarios, presentó en agosto un nuevo terminal de pago llamado “Frog Pro”.
“El pago por reconocimiento facial tiene potencial para generalizarse gracias al impulso de los principales actores del pago móvil”, señala Mengmeng Zhang, un analista de la consultora de Hong Kong Counterpoint.
“Alipay gasta miles de millones para difundir esta tecnología subvencionando a los vendedores y dando recompensas financieras a los consumidores que la utilizan”, añadió.
En Tianjin, una gran ciudad a 120 kilómetros al sureste de Beijing, el supermercado IFuree, que funciona sin cajeras, también propone el reconocimiento facial.
Una cámara 3D escanea los rostros de las personas que entran en la tienda. En el momento de pagar, los clientes escanean ellos mismos sus artículos y luego vuelven a escanear su rostro. El precio queda de inmediato deducido de su cuenta bancaria.
“Es práctico porque se pueden comprar cosas muy rápidamente”, dice Zhang Liming, una jubilada.
En la cadena de panaderías Wedome, cerca de 300 tiendas tienen terminales de reconocimiento facial, explica Bo Hu, y prevén instalar 400 más.
Pero la nueva tecnología de pago también es una manera para los comercios de recolectar más datos personales.
“Esta tendencia en la venta al detalle está motivada por dos cosas, evitar los robos y obtener información sobre las preferencias de los consumidores”, apunta Jeffrey Ding, un investigador de la universidad de Oxford.
El reconocimiento facial forma parte de una campaña nacional más amplia para convertir a China en líder de las altas tecnologías.
“Hay un gran riesgo de que el Estado utilice estos datos para sus propias necesidades de vigilancia, de control o de persecución de disidentes”, advierte Adam Ni, un investigador sobre China de la universidad Macquarie de Sídney.
Para los partidarios de esta tecnología, al contrario, no hay nada que temer.”El reconocimiento facial ayuda a garantizar la confidencialidad”, asegura Li Dongliang, un ingeniero de IFuree.
“Es peligroso componer su código de tarjeta bancaria cuando hay alguien detrás. Pagar con su cara permite en cambio proteger su cuenta”, afirma.
Sin embargo, los consumidores parecen tener otras preocupaciones. Según un sondeo de la web de información Sina, el 60 por ciento de las personas interrogadas considera que su cara aparece “fea” en la pantalla del escáner.
Para resolverlo, Alipay anunció que sus cámaras permitirán en el futuro usar “filtros de embellecimiento”.
Fuente: Lacapital