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Tras el “tractorazo” en Plaza de Mayo protagonizado por los productores agropecuarios, el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral dio a conocer un nuevo sondeo sobre las perspectivas del sector para este año.

Tras el “tractorazo” en Plaza de Mayo protagonizado por los productores agropecuarios, el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral dio a conocer un nuevo sondeo sobre las perspectivas del sector para este año. La conclusión es elocuente: el 85% de los productores consideran que las medidas adoptadas por el gobierno para combatir la inflación serán perjudiciales para el sector.

Los productores consideran que en marzo se han deteriorado parcialmente las condiciones para realizar inversiones (101 vs 119), aunque un 51% de los productores aún piensa que es un buen momento para hacerlo. Ello se ha reflejado en las ventas de maquinarias concretadas en Expoagro a comienzos de marzo 2022. También los especialistas ven una “coincidencia absoluta” en relación a la ineficacia de las medidas que está tomando el gobierno para atacar la inflación en el caso de que se planteen nuevamente las retenciones a las exportaciones de productos y subproductos agropecuarios con el fin de desacoplar los precios internos de los internacionales.

Los productores ven la inversión en maquinarias como un seguro contra la depreciación del peso, que se acentuó con el Índice de Inflación de marzo. A pesar de la reducción temporal en la brecha cambiaria y la suba de tasas de interés dispuesta por el Banco Central, consideran un buen momento para reequiparse. Los equipos de siembra son los preferidos a la hora de invertir, seguidos de los utilizados para pulverizar y, en menor medida, los usados para tareas de cosecha y almacenamiento / post cosecha.

En el frente externo, la invasión de Rusia a Ucrania (con todo el dolor que ocasiona la pérdida de vidas humanas) ha tenido un gran impacto en los mercados. En este sentido, hay que tener en cuenta la importancia de Ucrania como productor y exportador de trigo y maíz, además de fertilizantes y el papel preponderante de Rusia en los mercados de energía. Esto ha producido aumentos no previstos en los precios de trigo, maíz, soja, fertilizantes, petróleo, etc. con impactos positivos para los países exportadores de cereales y oleaginosos, pero negativos para quienes deban importar fertilizantes y combustibles.

A los movimientos en los precios hay que agregar problemas en las cadenas de suministros, tal como está sucediendo con el gasoil en plena época de cosecha en la Argentina. Aún no pueden estimarse con precisión ni la duración del conflicto bélico ni sus consecuencias finales. Para la Argentina, los impactos tienen aristas positivas y negativas.

Desde el punto de vista positivo, el aumento de los precios internacionales de cereales, oleaginosas y carnes vacunas, por una menor producción global y problemas logísticos en el Mar Negro, implica un incremento de la rentabilidad.

Por otra parte, el incremento de precios de insumos, combustibles y problemas logísticos crea aumentos de costos para los productores. De todos modos, de la encuesta se deduce que aun así un mayor porcentaje de productores piensan que los factores positivos excederán a los negativos.

“Finalmente, un proyecto de gravamen a las rentas inesperadas no tiene en cuenta que, si bien los precios de los productos agropecuarios han subido, también han subido los costos de producción, lo que ha deteriorado la rentabilidad. En nuestro país se estima que finalmente la cosecha de soja rondará los 42 millones de toneladas. En el caso de la de maíz, será unos 3 millones menos que la campaña anterior, estará en torno a los 49 millones de toneladas. Sin embargo, con la cosecha en sus fases iniciales, todavía se percibe riesgo productivo”, estima el informe.

Los buenos precios internacionales compensan parcialmente la menor producción, y los buenos precios de trigo para la campaña 22/23 alientan la siembra y la fijación de precios en forma anticipada. Los productores de Estados Unidos, Brasil, Uruguay y Paraguay están preocupados, al igual que en Argentina, por el incremento en los costos de producción. “En el caso de la Argentina, se le debe sumar el desorden macroeconómico y la incertidumbre política. incertidumbre en cuanto a los rindes. Alrededor de un 45% de los productores manifiesta esto como racional en el caso de la soja y un 41%, en maíz. Hay dos factores que pesan en forma similar para demorar la fijación de precios. Alrededor de un 17% de los productores en soja y un 18% en maíz, expresan que venderán una vez que hayan cosechado. En tanto, un 17% está esperando precios más altos“, agregan.

La percepción de los productores respecto de la disponibilidad de los insumos requeridos para la campaña de invierno es mixta. Sin embargo, la mayoría (63%) manifiesta problemas para obtener los insumos necesarios, en particular gasoil y fertilizantes. Es interesante observar que la respuesta no es categórica ya que más de un tercio opina que están disponibles.

En lo referido a la financiación de la próxima campaña, los productores no enfrentan demasiados problemas dada la variedad de alternativas disponibles, además de contar con recursos propios. En ese sentido, las dificultades para acceder a dólares al tipo de cambio oficial generan una mayor propensión al autofinanciamiento.

“La política de suba de tasas de interés que está implementando el Banco Central para aumentar la demanda de dinero por parte de los ahorristas y restar presión al dólar, por el momento parece no afectar el financiamiento de la campaña fina”

 

Fuente: Ambito