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La falta de forrajes y el incremento del precio del maíz dificultan el negocio. Pronostican que se producirán animales más livianos. Por ahora no se espera un fuerte impacto en precios.

La actual sequía que atraviesa gran parte del país no solo está complicando la producción agrícola sino también al negocio ganadero. La falta de forrajes y el incremento del maíz podrían derivar en una menor productividad de carne por animal, justamente en un momento en el que el Gobierno busca incrementar la disponibilidad del producto en el mercado interno y lucha una batalla contra las fenomenales subas de los precios en las góndolas.

“A partir del bajo ingreso a los feedlots, mayores costos de alimentación, menores tasas de conversión a causa de las altas temperaturas y salida de invernadas más livianas por efectos de la seca hay poca hacienda gorda para abastecer el mercado interno. Los datos de faena correspondientes al primer mes del año muestran una recuperación de la faena total del 3% respecto de lo enviado en enero de 2020. Sin embargo, al abrir por categorías notamos que en haciendas livianas -novillitos, vaquillonas y terneros/as- se registran caídas del orden del 3% interanual, indicador que comienza a marcar las primeras señales de este potencial bache de oferta que venimos anticipando”, según señala la analista del Mercado Ganadero Rosgan, María Julia Aiassa.

A partir de este escenario el foco de atención, lógicamente, está puesto en los precios. Como antecedente, según el último relevamiento del IPCVA, en enero la carne vacuna subió 2,5% respecto al mes previo, marcando además un incremento interanual del 54,8%. Estos incrementos que llegaron a su pico en diciembre pasado cuando el producto tuvo una escalada superior al 10% mensual, son la gran preocupación del Gobierno que busca contener los valores en las góndolas, limitando las exportaciones de siete cortes de consumo popular y concretando además acuerdos con frigoríficos y supermercados.

Lo cierto es que por ahora no habría una preocupación inmediata respecto a una escalada acelerada de los precios de la carne a partir de la sequía y así lo explican desde el Rosgan: “Sin embargo, a pesar de este faltante, los valores pagados por esta hacienda liviana para consumo no parecen reaccionar en consecuencia. Los valores pagados por el novillito o vaquillona liviana en Liniers, si bien parecen mostrar firmeza ante la falta de oferta, apenas acompañan el 3,8% de inflación esperada para el mes, al pasar de $255 a $260 pesos el kilo a máximos corrientes en torno a los $270. Sucede que la debilidad de compra que sigue acusando el consumidor, hace que estos ajustes se tornen muy difíciles de trasladar a los mostradores”.

De todas formas no todo está dicho y el Rosgan advierte “No obstante, la magnitud de la escasez de oferta que termine plasmándose en los próximos meses será determinante al momento trasladar estos ajustes a precios y testear la nueva relación de equilibrio que esté dispuesta a convalidar el consumidor”.

Por lo pronto, en el norte argentino no se esperan lluvias de consideración en el mediano plazo y algo similar sucede con otras regiones ganaderas claves. Es por ello que los pronósticos ya adelantan mayor presión para un sector que viene con inconvenientes varios, en donde a su vez la suba del precio del maíz continúa restando rentabilidad.

Otro dato clave a tener en cuenta es que China, principal comprador de carne vacuna de la Argentina sigue apalancando la demanda mundial y los precios internacionales ya muestran un incremento interanual del 60%. Si bien las exportaciones de los siete cortes de consumo doméstico en Argentina están restringidas, las subas internacionales del producto se convierten también un foco de tensión puertas adentro.

 

Fuente: Ambito