Recurrir a las reservas estratégicas de petróleo es una alternativa que resuena con fuerza en Estados Unidos para bajar los precios del crudo, en medio del aumento de la inflación que impacta en el precio del combustible.
La ley otorga al presidente estadounidense la prerrogativa de utilizar hasta 30 millones de barriles en 60 días o más “en caso de graves interrupciones de suministro de energía”. De hecho en varias oportunidades se utilizó este recurso. En 1991 George H. W Bush ordenó usar unos 17 mb durante la primera guerra del Golfo.
Posteriormente en 2005, su hijo George W. Bush ordenó volcar 11 mb al mercado tras el huracán Katrina que devastó Luisiana y sus estructuras petroleras y en 2011, Barack Obama liberó 30 mb para suplir petróleo proveniente de Libia. Por el contrario, en 2011, luego de los atentados del 11 de setiembre, Bush hijo ordenó llenar los reservorios hasta el tope.
“Volcar estas reservas al mercado para bajar precios podría tener un efecto limitado, de corto plazo“, estima John Kilduff, analista de mercado petrolero de Again Capital. “Para ser eficaz, es necesario que el monto de reservas utilizado sea importante y que haya un esfuerzo coordinado” con otros países, destacó.
En tiempos de discursos sobre reducción de emisiones, recurrir en abundancia a estas reservas puede despertar críticas. “Sería contraproducente en términos de imagen sobre el cambio climático”, destacó recientemente un editorial del diario The Washington Post. “Es ciertamente una contradicción” para el gobierno de Joe Biden, constató de su lado Kilduff.
“Los líderes de la lucha contra el cambio climático son favorables a altos precios del petróleo para permitir que las energías renovables sean más competitivas”, añadió el analista. “Estos aumentos (de precios) afectan la popularidad del presidente”, constata Kilduff.
El precio promedio del galón (3,8 litros) de gasolina subió a 3,41 dólares frente a 2,12 dólares hace un año, según la asociación de automovilistas AAA. Este nivel, todavía aceptable por los conductores, se vuelve problemático a partir de 4 dólares el galón, según los expertos.
“Es un punto de quiebre. Se gastan entonces 100 dólares para llenar el tanque de una SUV. Eso capta la atención de los automovilistas y mina la confianza de los consumidores, y frena la economía”, advierte John Kilduff, quien recuerda que todas las recesiones en Estados Unidos estuvieron precedidas por un alza de los precios del petróleo.
Fuente: Ambito