La Comisión Europea debe proponer antes de que termine el año una lista de energías consideradas éticas con el ambiente, lo que daría acceso a planes de financiamiento verde y supondría una ventaja competitiva.
A mediados de octubre, diez países de la UE, entre ellos Francia, cuya matriz energética está compuesta en buena parte por lo nuclear, publicaron una tribuna señalando que esta fuente no emite CO2, contribuye a luchar contra el cambio climático y favorece la independencia energética europea.
Otros países como Alemania se oponen férreamente a esta fuente energética, así como numerosas ONG, que señalan el problema del almacenamiento a largo plazo de residuos radioactivos.
Las centrales de gas emiten CO2, pero en mucha menor medida que las de carbón y, como las nucleares, son una fuente de electricidad estable y dirigible que puede complementar a las energías renovables cuando no hay sol o viento.
La Comisión debe proponer próximamente esta clasificación, que puede ser rechazada por los eurodiputados o la mayoría de Estados miembros.
A principios de octubre, el vicepresidente del ejecutivo europeo Valdis Dombrovskis defendió la energía nuclear como “energía baja en carbono” durante una reunión de los ministros de Finanzas.
Y en un informe de finales de marzo, el servicio científico de la Comisión Europea estimó que “ningún análisis aporta pruebas científicas de que la energía nuclear atente contra la salud humana o el medio ambiente más que otras energías” que pueden entrar en la clasificación verde.
Fuente: Ambito