Es por la falta de dólares y las restricciones cambiarias que impone el BCRA. En el sector piensan que esto agravará el desabastecimiento en el mercado, que tiene demoras de entrega de siete meses.
Esto se debe a que las reservas del Banco Central están en caída y la importación es un flujo de salida de dólares constante.
La cantidad de 0 km es aproximadamente ya que el Banco Central libera dólares y las terminales deciden el mix de autos a importar, por lo que la cantidad de unidades puede variar. En agosto, se liberaron u$s146 millones y en septiembre se estima que los fondos para el sector no llegarán a los u$s100 millones.
Con este panorama, tanto los fabricantes como las concesionarias, están realizando proyecciones a la baja respecto al volumen del mercado que se espera para este año.
La expectativa que existía hasta hace unas semanas era de poder alcanzar las 385.000 unidades, aunque situación actual obliga a pronósticos más cautos que ubican al mercado en un volumen entre 370.000 y 380.000 vehículos. A comienzos de año se esperaba llegar a 430.000 vehículos.
Además de los problemas para importar, se suma la escasez de semiconductores a nivel mundial que está agravando la situación.
Ya hay plantas locales que están suspendiendo días de producción por falta de chips, claves en todas las piezas electrónicas de un vehículo. En Brasil, de donde vienen el 60% de los autos que se comercializan en la Argentina, el problema es más grave. Varias plantas están paradas y comenzaron los despidos y las suspensiones de personal.
Esto va a implicar que el abastecimiento de 0 km desde ese país se haga más lento, lo que significará que las demoras en las entregas de 0 km en el país sean mayores. En algunos modelos superan los siete meses. Esto, a su vez, presionado por una demanda sostenida, como consecuencia de la brecha cambiaria que funciona como un estímulo al consumo de este tipo de bienes.
Vacaciones forzadas
La consecuencia de esta situación se empieza a sentir en las concesionarias locales. En algunos casos, están licenciando personal de las áreas de ventas o adelantando vacaciones.
Al no tener vehículos para vender, estas empresas deben reducir sus estructuras. A esto se suma que las áreas de postventa y talleres están trabajando al 50% de su capacidad.
Por la crisis, muchos dueños de autos están postergando los services. La falta de repuestos, por las trabas para importar, también juega en contra ya que no se pueden arreglar autos por no contar con las piezas necesarias.
Para octubre estima que el mercado puede caer por debajo de las 25.000 unidades, debido a que las restricciones a las importaciones seguirán en la misma línea.
Esto está provocando una reducción de los stocks de las concesionarias, en un contexto inflacionario, donde nadie sabe cuál será el precio de reposición. Desde punto de vista financiero, la situación actual pone en rojo a los vendedores de autos.
Dejando de lado 2020, que estuvo condicionado por la cuarentena, este año quedará muy por debajo de 2019, cuando se patentaron 459.000 vehículos, lo que marca que la Argentina de hoy está lejos de recuperar los niveles prepandémicos.
Fuente: Ambito