La compañía tiene sus expectativas puestas en un horizonte de recursos abundantes, pero a la vez desarrolla planes de investigación y emprende con la creación de otras firmas para avanzar en el campo de las energías de fuentes renovables
La estilizada avioneta de la compañía YPF (con revestimientos interiores nacarados, comprada a un jeque árabe por Sebastián Eskenazi durante el período en el que estuvo como CEO) partió del aeropuerto de San Fernando hacia Neuquén antes del amanecer. Miguel Gutiérrez, actual presidente de la petrolera, quería llegar a Vaca Muerta cuanto antes. Deseaba mostrarnos al pequeño grupo de periodistas y ejecutivos que lo acompañábamos que la Argentina está a punto de asegurar energía abundante y a costos muy competitivos para un despegue industrial. Pero el encuentro también sirvió para hablar sobre la transformación de la petrolera y la generación de nuevos negocios, que están en línea con la tendencia al crecimiento de la participación de energías de fuente renovable y con el desafío de desarrollar mayor investigación.
“En pocos años pasamos de un escenario de energía escasa, con cortes permanentes a la industria y con importaciones imposibles de financiar, a un horizonte de energía abundante producida localmente a precios competitivos”, explicó Gutiérrez, que se mostró entusiasmado.
“Este es un cambio estructural. Fui a ver a los empresarios de la Unión Industrial Argentina para preguntarles qué piensan hacer con este nuevo panorama”, agregó.
En Estados Unidos, el boom de la producción de gas y petróleo no convencional provocó una fuerte caída en los precios e impulsó un proceso de reindustrialización. Lo mismo podría ocurrir en nuestro país. En este 2019 se alcanzó el nivel más alto de producción de gas de los once últimos años. El precio del gas para la industria local es de 3,5 dólares por millón de BTU, muy cerca de los 3 dólares de Texas. “En Brasil la industria paga en promedio 10 dólares el millón de BTU y en Chile, 7 dólares. Uruguay produce energía renovable a precios más altos. Esta es una ventaja estratégica para nuestro país”, señaló el ejecutivo.
Durante el gobierno anterior, cuando la entonces presidenta Cristina Kirchner y el entonces ministro de Economía Axel Kicillof declamaban la soberanía energética, importábamos más de 10.000 millones de dólares al año, dada la caída sistemática de la producción argentina.
“La energía es el motor productivo de un país. La política tiene que comprenderlo”, sostuvo Gutiérrez. Para alcanzar la producción actual, fue necesario innovar tecnológicamente para bajar los costos de perforación. En 2015, cada pozo no convencional costaba 34 millones de dólares y hoy cuesta 9 millones de dólares. YPF está por lanzar otro ambicioso plan de “recuperación terciaria” en todo el país, con modernas técnicas de estimulación para revertir la declinante producción de los antiguos yacimientos convencionales. “Ahí tenemos otra Vaca Muerta”, analizó el ejecutivo.
Vuelo a la transformación
Pero más allá de los hidrocarburos, durante el vuelo de regreso a Buenos Aires, el presidente de YPF reveló con entusiasmo que la compañía está en plena transformación. Ha encarado la transición hacia la producción de energías renovables y limpias, a tono con los retos que imponen el cambio climático y la disrupción tecnológica global. En pocas décadas se prevé un mundo libre de energía fósil, con usinas y autos eléctricos impulsados a litio, hidrógeno, energía eólica y solar. Por eso YPF cambió su visión y su modelo de negocios: “Ya no somos una empresa de petróleo, somos una compañía de energía y movilidad”, definió Gutiérrez.
Esta nueva visión es visible y palpable en Y-TEC, la empresa creada en 2013 por YPF y el Conicet a instancias de Cristina Kirchner. Su moderna sede circular de 13.000 metros cuadrados, ubicada en la localidad bonaerense de Berisso, cuenta con 47 laboratorios de vanguardia y un presupuesto anual de 30 millones de dólares. Gran parte de sus 280 empleados son científicos, tecnólogos, becarios e ingenieros expertos en geología, física, química, petróleo, inteligencia artificial, biología molecular, nanotecnología, energías renovables y nuevos materiales. YPF invirtió el 51% del capital inicial y tiene la conducción. El Conicet aportó el otro 49% y su red nacional de institutos y laboratorios.
Recientemente, la petrolera lanzó YPF Ventures, un fondo de capital de riesgo para invertir en novedosos emprendimientos tecnológicos. Por otra parte, YPF Luz, su brazo eléctrico, quiere ser líder en la distribución de energías limpias para el sector de la industria.
En los últimos años, una enorme cantidad de economistas y funcionarios han instalado la idea de que Vaca Muerta es la tabla de salvación que permitirá el despegue de nuestro país. Contar con petróleo y con gas abundante a costos competitivos es una gran ventaja. Pero sería necio desconocer que el mundo está migrando rápidamente hacia un nuevo paradigma energético y económico. De energías fósiles a energías renovables, de un modelo productivo depredador de los recursos naturales y el medio ambiente a uno que debe trabajar con y a favor de la naturaleza. De ello depende la supervivencia de nuestro planeta y de la humanidad.
Por otra parte, se ha comprobado que las naciones que lograron desarrollarse velozmente en las últimas décadas y multiplicar su ingreso per cápita y bienestar lo hicieron poniendo la innovación científico-tecnológica en el centro de su estrategia productiva. Como Israel, Corea del Sur, Estonia, Irlanda e incluso Islandia, un pequeño país cercano al Mar Ártico. La Argentina solo podrá dar un salto en su desarrollo económico y social si en lugar de exportar materias primas se decide a producir y exportar bienes y servicios con alto contenido de materia gris, es decir, conocimiento.
La cuarta revolución industrial sacude al planeta. Los países (gobiernos, escuelas, empresas y trabajadores) que no se aggiornen frente a este tsunami tecnológico corren el riesgo de quedar boyando a la deriva. Por sus dichos, los directivos de la compañía YPF lo saben. Pero resulta preocupante, en cambio, que un tema absolutamente crucial para nuestro futuro cercano siga ausente del debate político y las campañas electorales.
De “odio a las petroleras” a trabajar para ser parte de la solución en una materia difícil: el medio ambiente
Los nuevos paradigmas también son parte de la conversación en la Torre de YPF en Puerto Madero. Tomás Ocampo es un joven ambientalista, experto en startups que vive en San Francisco, el corazón de Silicon Valley. Fue contratado para gerenciar YPF Ventures, el nuevo fondo de capital de riesgo que invertirá en proyectos tecnológicos en Estados Unidos y la Argentina.
Ocampo llegó a nuestra cita como un verdadero emprendedor: con cardigan marrón, remera negra y una melenita larga y descontracturada. Un look muy distinto del de su jefe Sergio Giorgi, director de estrategia de YPF, un ejecutivo de saco y pantalón gris con una notable experiencia global.
“Conocí a Tomás en un viaje a Silicon Valley que hicimos con el comité ejecutivo. Lo primero que me dijo fue: ‘Odio a las petroleras’. Después de analizar su perfil en energías renovables le propuse trabajar con nosotros para ser parte de la solución”, cuenta Giorgi.
Tomás Ocampo fue el elegido para gerenciar YPF Ventures Tomás Ocampo fue el elegido para gerenciar YPF Ventures
YPF Ventures tiene como objetivo acelerar la transformación de la corporación, invirtiendo en iniciativas que muestren hacia dónde van la industria energética y el transporte. Ya hizo una pequeña inversión en Bird, la firma de monopatines eléctricos de Estados Unidos que ya es furor en todo el mundo. YPF va a colaborar en su posicionamiento en América Latina. “El recorrido promedio de las personas en una ciudad es de 5 kilómetros. ¿La movilidad principal seguirá siendo el auto o será el monopatín?”, pregunta Ocampo.
“En lugar de ignorar los cambios y usar nuestro poder para bloquear a potenciales competidores, YPF ha decidido asociarse con ellos y ser protagonista del mundo que viene,” explica Giorgi.
Los ejecutivos de YPF son conscientes de que la industria automotriz tradicional llegó a su pico de maduración. En Estados Unidos sus ventas declinan año tras año. Los jóvenes ya no aspiran a comprarse un auto propio. Es caro y antiecológico. En Europa y Asia hay ciudades con transporte público gratuito y de última generación. Quieren eliminar el tráfico y la polución.
YPF Ventures también invirtió en Sustentator, un emprendimiento argentino que ofrece soluciones de energías renovables para la industria, el comercio y el hogar. Es una manera de conocer de cerca las necesidades y deseos del consumidor. Esta iniciativa está en línea con uno de los proyectos más significativos de YPF Luz, el brazo eléctrico de la petrolera. El año pasado firmó un acuerdo con Toyota para abastecer la planta de Zárate, donde se fabrican 140.000 camionetas Hilux al año para América Latina, con energía eólica en un 100%.
Se proponen llegar a esa meta en 2020. YPF Luz transporta la energía desde el Parque Eólico Manantiales Behr de Chubut y a partir del año próximo también lo hará desde el Parque Eólico Los Teros de Azul. YPF Luz es líder en el Mercado a Término de Energías Renovables (Mater). Tiene acuerdos firmados con Toyota y Coca-Cola Femsa por el 100% de sus demandas energéticas, a 10 y 15 años respectivamente. Con Profértil firmó otro convenio por el 60% de la energía que usa, en un contrato a 21 años, el más largo en su tipo. Recientemente sumó a Holcim, para sus cinco plantas en el país, por el 35% de su consumo de energía.
La mutación hacia las energías renovables habría sido imposible hace cuatro años. El país no las producía, porque con tarifas de gas y electricidad artificialmente subsidiadas no había ningún incentivo para invertir y comenzar esta transición, que resulta fundamental.
Inversiones: La compañía YPF Ventures se dedicará a poner dinero para negocios relacionados con proyectos tecnológicos en EE.UU. y la Argentina
Electricidad: La compañía petrolera tiene también su “brazo eléctrico”, YPF Luz, un proyecto para proveer energía a la industria
Un desarrollo hecho en conjunto con el Conicet para investigar e implementar nuevas tecnologías
“Inicialmente, Y-TEC se pensó como una compañía de I+D para Vaca Muerta. Pero la nueva visión de YPF potenció nuestro rol y lo multiplicó por diez”, explicó Santiago Sacerdote, gerente general de esta compañía, que tiene su sede en Berisso, diseñada a semejanza de una enorme nave espacial. Sacerdote, un ingeniero con experiencia en los sectores público y privado, fue vicepresidente del Conicet entre 2012 y 2015. Allí participó de varias iniciativas para vincular a la ciencia con la producción. Esa es su vocación.
“No está claro cómo van a ser los escenarios energéticos del futuro. Desde hace tres años estudiamos el litio y montamos una planta piloto para la producción de celdas para baterías. También estamos explorando las posibilidades del hidrógeno”, señaló durante una visita al laboratorio de energías renovables.
Y-TEC presentó recientemente la patente de un nuevo material anódico, basado en un compuesto de silicio, que presenta un 25% de mejoría en la capacidad de almacenamiento de litio y ciclos más rápidos de carga y descarga respecto de los productos existentes. Y-TEC investiga si en un futuro cercano podríamos exportar materiales activos para la fabricación de celdas.
Entre los 54 proyectos de investigación en marcha, el programa Roca Digital es uno de los más importantes: permite reconstruir y analizar el subsuelo de Vaca Muerta en 3D mediante imágenes adquiridas a escala nanométrica con poderosos microscopios electrónicos de barrido (SEM y FIB-SEM) y de transmisión (TEM) de última generación.
“Con esta información generamos gemelos digitales de la roca que permiten describir, analizar y llevar a cabo simulaciones computacionales de manera rápida y precisa, sin la necesidad de realizar ensayos experimentales en el terreno que demoran meses y son muy costosos”, agrega Marcela Raviculé, jefa de Modelado y Simulación.
Para extraer el petróleo y el gas no convencionales hay que perforar a 3000 metros de profundidad en forma vertical y luego continuar por otros 3500 metros en forma horizontal, inyectando arena y agua a altísima presión para fracturar la roca y liberar el hidrocarburo. Con la precisa información generada en sus laboratorios, la empresa desarrolló el simulador digital Y-FRAC, que utiliza un algoritmo propio, con un alto poder de cálculo predictivo para mejorar la estimulación hidráulica que se utiliza en Vaca Muerta. Las demás compañías no cuentan con un software de tanta precisión.
Y-RUPÉ es otro de los productos que entusiasman a los científicos y ejecutivos. Es un filtro metálico que imita a escala nanométrica la trama hidrofóbica de las hojas del irupé y el loto, capaces de repeler el agua. Sirve para separar el agua del petróleo. En muchos pozos, el crudo surge con hasta un 90% de agua. “La separación por decantación en grandes tanques es muy lenta y costosa. Este filtro ahorrará millones de dólares y puede servir para otras industrias”, explicó la geóloga María Elena Oneto, responsable del programa de Sostenibilidad Ambiental. El desarrollo se hizo con el Cihidecar (Centro de Investigaciones en Hidratos de Carbono) y el Inquimae (Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía), dependientes de la UBA y el Conicet.
Y-TEC también quiere ser protagonista de la bioeconomía. A través de YPF Agro, pronto lanzará al mercado Y-TERRA, un fungicida biológico para la soja que mata las plagas y aumenta el rendimiento del cultivo sin químicos ni daños al medio ambiente.
Qué es: El emprendimiento Y-TEC fue pensado para hacer investigación y desarrollo de nuevas tecnologías vinculadas a la energía
Proyectos: La producción de celdas para baterías de litio y el uso del hidrógeno, entre los temas de estudio
Por: María Eugenia Estenssoro
Fuente: La nacion