La compañía Shell analiza su salida del campo petrolero más grande de EEUU para enfocarse en sus activos de petróleo y gas más rentables, bajas en carbono.
Shell y sus rivales BP y Total se han comprometido a reducir las emisiones a través de una mayor inversión en energías renovables mientras se deshacen de algunas participaciones en petróleo y gas.
A principios de año, Shell estableció una de las estrategias climáticas más ambiciosas del sector, con el objetivo de reducir la intensidad en carbono de sus productos en al menos un 6% para 2023, un 20% para 2030, un 45% para 2035 y un 100% para 2050 desde los niveles de 2016.
No obstante, un tribunal holandés dijo el mes pasado que los esfuerzos de Shell no son suficientes y le ordenó reducir las emisiones en un 45% para 2030 desde los niveles de 2019.
El mes pasado, la Agencia Internacional de Energía (AIE) dijo en un informe que las inversiones en nuevos proyectos de combustibles fósiles deberían detenerse de inmediato para cumplir con los objetivos respaldados por la ONU para limitar el calentamiento global.