Los analistas del mercado calculan un valor en torno a u$s65 para el 2025 y a u$s71 para 2028, un valor similar al estimado antes del inicio de la pandemia.
Los analistas de PwC coincidieron que si bien las previsiones del precio a corto plazo son “variables”, a más largo plazo se mantienen en u$s66,50 por barril, prácticamente sin cambios en comparación con junio de 2020.
A más largo plazo aseguran que prevalecerá el cambio en la curva de precios en un rango de 9 a 10 dólares por barril en 2028, un poco más lejos de las proyecciones de diciembre de 2019, cuando se calculó un barril a u$s76 para ese año.
“Algunos participantes del mercado están incorporando estructuras de contraprestación contingente en sus transacciones para reducir la brecha entre las expectativas de precios”, señaló Mirazón, y agregó: “Ello dependerá generalmente de que el precio del petróleo alcance ciertos niveles o que el proyecto logre determinados hitos (como la decisión de inversión final). Estos mecanismos pueden ayudar a proteger a los vendedores (contra la volatilidad del precio), permitiéndoles participar de los aumentos en caso de que estos sucedan”.
LOS MOTIVOS DE LA VOLATILIDAD
Entre los motivos de la volatilidad destacan las restricciones y confinamientos, las decisiones de la OPEP y los factores de la oferta y la demanda, junto con el impulso de las estrategias basadas en los factores Ecológicos, Sociales y de Gobernanza (ESG).
La aplicación de la primera vacuna contra el covid-19 en noviembre de 2020 dio esperanzas a un renovado crecimiento económico que, a su vez, estimule la demanda mundial de petróleo. Por ejemplo, Asia es una de las regiones donde la demanda se recupera por una reducción de casos de covid-19. China ya regresó a los niveles de la prepandemia (13 millones de barriles por día), tras bajar 25% el consumo de crudo. Sin embargo, según PwC, la fragilidad de esa recuperación quedó expuesta con el surgimiento de nuevas cepas del coronavirus, lo que derivó en nuevas medidas de aislamiento.
Para Hernán Rodríguez Cancelo, también socio de PwC Argentina, es “probable que la demanda mundial de petróleo se reduzca, debido a las consecuencias financieras de la pandemia, la imposibilidad de viajar libremente y la evolución de nuevos patrones de trabajo”, en referencia al home office versus la presencialidad.
Pronósticos de PwC de diciembre de 2019
Año 2020: barril de Brent u$s61 (promedio).
Año 2025: barril de Brent u$s71 (promedio).
Año 2028: barril de Brent u$s76 (promedio).
Pronósticos de PwC de junio de 2020
Año 2020: barril de Brent u$s39 (promedio).
Año 2025: barril de Brent u$s65 (promedio).
Año 2028: barril de Brent u$s67 (promedio).
Pronósticos de PwC de mayo de 2021
Año 2025: barril de Brent u$s65,50 (promedio).
Año 2028: barril de Brent u$s71 (promedio).
Pero además del covid-19 existen otros factores de incidencia geopolítica, como la caída de la demanda en 2020. Los productores de la OPEP+ recortaron la oferta a 9,7 millones de barriles por día. Mientras que Arabia Saudita decidió unilateralmente un recorte adicional en la producción de 1 millón de barriles diarios. “Estos recortes, así como el del crudo no convencional, están ayudando a reequilibrar las bases del mercado y será interesante ver el impacto de los menores niveles de inversión en las operaciones de exploración y producción de petróleo y gas (una baja de alrededor del 30% a nivel mundial en 2020 en comparación con 2019, según Rystad Energy), y las consecuencias para la oferta”, destacó el reporte de PwC. La consultora noruega Rystad Energy es la que elaboró en febrero pasado un informe sobre YPF y Vaca Muerta que disparó las acciones de la petrolera estatal.
El analista Rodríguez Cancelo consideró que la falta de un nivel adecuado de inversión en el futuro aumentará la volatilidad del mercado. “A medida que la demanda se recupere lentamente, puede haber una tensión creciente con la OPEP+ respecto de si es conveniente aumentar la oferta o mantener la cautela y extender los recortes de producción, y no sólo eso, también deberá considerarse el riesgo geopolítico (Irán, Libia, Venezuela, etc.)”, agregó el consultor.
El mayor énfasis en las estrategias ESG también generan un impacto. Para PwC la pandemia proporcionó una coyuntura interesante para la industria de petróleo y gas, industrias asociadas y también en la perspectiva de los inversores en el marco de la transición energética y descarbonización, por lo que operadores del mercado esperan que el cambio hacia energética a energías renovables más limpias y menos contaminantes ejerza mayor presión sobre los precios en el futuro cercano.
Fuente: Ambito