z.system

Es un factor determinante en el rendimiento y la estabilidad de las plantas. Los especialistas no sólo recomiendan la aplicación de fungicidas sino también el tratamiento de semillas para lograr mayor protección.

Mientras el productor define los últimos detalles para encarar la campaña de granos finos, las empresas alistan sus catálogos para ofrecer las mejores alternativas en semillas, fertilizantes, bioinsumos y protección de cultivos. Todo es importante, desde la fertilización hasta una correcta aplicación de un fungicida o un herbicida.

Los nutrientes se suelen asociar al aumento de rendimiento pero también pueden ayudar a la planta a protegerse contra enfermedades. De hecho muchos especialistas ponen el foco en la necesidad de fertilizar con nitrógeno y potasio entre otros minerales ya que sin ellos, el trigo se vuelve más propenso a desarrollar enfermedades y plagas.

Todo esto cobra mayor relevancia cuando el escenario económico – productivo plantea varias opciones alentadoras ya que además de Brasil -nuestro principal mercado- países de África y del sudeste de Asia demandan cada vez más trigo y nuestro país puede ser un gran proveedor.

Argentina debe producir más y por eso es importante aportar soluciones desde lo sanitario, más aún cuando el control de las enfermedades en trigo se transformó en un tema crítico en las últimas campañas y los productores perciben que las soluciones tradicionales perdieron efectividad.

Andrés Fabbris, gerente de Fungicidas de UPL destacó que “las enfermedades más importantes en trigo son la roya amarilla -la más problemática-, roya anaranjada y en un segundo escalón las manchas, entre las que se destaca la mancha amarilla. Ahora lo que preocupa es la resistencia de roya anaranjada a los triazoles y en el caso de la mancha amarilla la resistencia a las estrobilurinas y a varios triazoles también”.

Todos hablan de una buena campaña por delante, con un punto de partida que en términos climáticos puede ser alentador. El precio internacional del cultivo también permite ilusionarse y la relación insumo – producto mantiene niveles interesantes como para obtener rentabilidad. Sin embargo habrá que estar muy atento al control de los lotes ante la aparición de enfermedades, más aún cuando dos de las tres enfermedades más importantes ya expresaron resistencias.

Según Fabbris, “en las ultimas campañas se hicieron dos aplicaciones de fungicidas y los productores usaron carboxamidas. Frac Argentina -un Comité de Acción de Resistencia a Fungicidas- advirtió que es necesario rotar los modos de acción y tener un cuidado específico en el manejo. La performance de los productos utilizados en los últimos 20 años cayó; Se usaron las mismas herramientas y con poca rotación entonces tenemos que ser proactivos para alertar y evitar que eso se incremente a futuro, para poder producir mas trigo”.

Hacia el norte de la región centro los trigos tienen menos rendimiento y más problemas, porque allí confluyen casi todas las enfermedades. Margarita Sillón, fitopatóloga de la Universidad Nacional del Litoral, destacó que “en las últimas campañas hubo malos controles de mancha amarilla, por lo tanto no se sabe a ciencia cierta por qué se generaron las resistencias. ¿Será que el productor aplicó tarde, o que utilizó un fungicida con una enfermedad muy disparada? La recomendación de las empresas es aplicar con un umbral de enfermedad bajo, porque hay que cuidar las nuevas moléculas con la aplicación.

Otro aspecto a tener en cuenta son los productores de punta, que incluso en la zona norte de la región centro pueden obtener trigos de más de 5 mil kilos. Según Sillón, son “productores de alta aplicación de tecnología, que vienen de hacer soja o maíz y por lo tanto tienen incorporada su utilización también en trigo. Ya utilizan bioestimulantes y le otorgan a la planta una defensa adicional que puede actuar contra el patógeno que produce la enfermedad.

 

Fuente: Ambito