Ambos cultivos crecerían tanto en superficie como en producción. Si se dan los pronósticos de los analistas sería el sexto año de crecimiento consecutivo para el trigo.
Si bien las perspectivas son alentadoras, parte de la cadena productiva cuestionó las políticas llevadas adelante por el gobierno nacional que se discuten en el ámbito de la Mesa de Producción del Trigo. Según Fernando Rivara, Presidente de la Federación de Acopiadores, “no se puede sostener en el tiempo un férreo control de precios a las harinas en un escenario de alta inflación, sin generar enormes daños a la industria”. El reclamo se basa en que los costos han aumentado en el último años y además el trigo como insumo básico para la producción de farináceos tuvo fuertes aumentos mientras los precios de varios productos industriales, entre ellos la harina, se mantienen dentro del esquema de precios controlados con aumentos autorizados que van muy por debajo de los solicitados por las empresas.
En cuanto al ingreso de divisas, la campaña traerá algo de alivio. Rivara precisó que “gracias al aumento de los precios el Banco Central recibirá, en esta campaña, 8.500 millones de dólares adicionales de ingreso de divisas provenientes de los granos y sus productos. Y detalló que “por cada 1.000 toneladas adicionales que podamos sumar a la cosecha de trigo, entrarán 250 mil dólares más al país”.
Ante este panorama, las exportaciones podrían alcanzar las 12 millones de toneladas en trigo y las 3 millones de toneladas en el caso de la cebada. Ambos cultivos harían una contribución récord a la economía del 2022 con un aporte al fisco cercano a los 1.250 millones de dólares.