Es el balance de las reservas actuales en comparación con las del año pasado. De necesitarse una generación plena en el invierno los embalses bajarían a niveles no se ven desde hace décadas.
La sequía imperante en la zona del Comahue se siente con fuerza en las represas del río Limay en donde en un año se perdieron 4.000 millones de litros de agua y la mayoría de los embalses se encuentran cerca de sus niveles mínimos.
Si bien desde la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) se indicó que pese al bajo nivel de los embalses se continuará generando energía eléctrica a través de las centrales, el estado de las reservas de agua es una preocupación de cara al inicio del invierno cuando es habitual que se solicite una mayor erogación para poder dar respuesta a las necesidades energéticas del país.
La cuenca del Limay atraviesa en estos momentos su décimo segundo año consecutivo de sequía y si bien el invierno pasado dejó copiosas nevadas en buena parte de la cordillera, éstas no se tradujeron en una mayor cantidad de agua hacia las cinco represas que conforman el complejo hidroeléctrico.
Sobre el río Neuquén, la nieve sí movió la aguja, y luego de un inicio del 2020 complicado, encuentran en estos momentos al complejo Cerros Colorados con buenos niveles de acumulación, dando así un respiro a la zona productiva de Neuquén y Río Negro que dependen de esas reservas para el riego de unas 60.000 hectáreas de frutas y verduras.
Pero el gran generador de energía eléctrica es el Limay en donde se emplazan las represas con mayor potencia. Es por esta situación que el principal acopio de agua se encuentra en estos momentos en Piedra del Aguila, la única de las grandes represas que está más cerca del nivel de acopio máximo que del mínimo.
La primera represa del Limay, Alicurá, se encuentra por debajo del nivel mínimo nomal, con un acopio de 700,25 metros sobre el nivel del mar, inferior a los 700,5 que marca la tabla del nivel mínimo.
Pero la gran bajante del caudal se evidencia en El Chocón. La enorme represa que tiene un embalse de 80 kilómetros cuadrados está a casi 9 metros por debajo de su nivel máximo y con los 372,89 metros sobre el nivel del mar que registra en estos días roza prácticamente el nivel mínimo de 371 metros.
El acopio de agua en Piedra del Águila es estratégico dado que permitirá que una vez que su central comience a generar a toda máquina el agua que erogue podrá ser capturada por las demás represas ubicadas aguas abajo, evitando así lo que se vio en dos oportunidades en el invierno pasado que fue la apertura del vertedero de Arroyito, el último de los complejos del río, que recibió más agua de la que pueden procesar sus turbinas y dejó pasar millones de litros sin ser aprovechados para la generación.
Los pronósticos del tiempo para los próximos meses por venir aún no son claros y si bien se están observando condiciones que indicarían que se aproxima un invierno más frío que los anteriores, no hay certezas de si ese frío traerá lluvias que mejoren los niveles de los embalses, ya que de registrarse un invierno frío y seco sería un serio problema para el mercado energético nacional en donde a la falta de gas natural se le sumaría también una menor generación en las represas del Limay.
Fuente: Rio negro