Las inversiones marcan tendencias concluyentes en renovables y el vehículo eléctrico en detrimento de los combustibles fósiles
Esta semana se ha celebrado en España la primera subasta de renovables de una nueva etapa que se presume definitiva para lograr los objetivos de descarbonización. Tanto la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, como su secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, lo consideran clave para ese empeño perseguido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec). Se ha escrito bastante de dicha subasta y se han destacado el impacto previsto en la economía y el empleo, el hachazo a la especulación y la masiva afluencia de inversores, entre ellos las grandes eléctricas que en el modelo anterior las habían despreciado y nuevos jugadores interesados. Posiblemente ahora queda, como reclaman las asociaciones sectoriales, avanzar en la diferenciación de proyectos, que no haya competencia entre las distintas tecnologías y la reserva para proyectos pequeños e innovadores, y así completar un modelo energético con el mix renovable deseado y adecuado. Que sea todo bienvenido.
Mientras, en Davos se ha celebrado el Foro Económico Mundial (telemático), donde se repasa la evolución de los principales frentes. Aunque el año pasado fue, en general, para olvidar por la pandemia, en materia energética deja una serie de hitos, que marcan tendencias concluyentes: los combustibles fósiles se tambalearon ante el colapso de la demanda de energía, mientras las energías renovables alcanzaron nuevas cotas; el mercado de vehículos eléctricos creció un tercio y las inversiones en transición energética superaron el medio billón de dólares, con un crecimiento del 9% interanual.
En el primer punto, a pesar de que la demanda mundial de energía cayó un 5% por la citada crisis, la generación renovable se disparó un 7% y las instalaciones solares y eólicas superaron por primera vez los 200 gigavatios (GW), según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que destaca que la industria del petróleo y el gas tuvo uno de sus peores años. Esta circunstancia se reflejó en que amplificó la volatilidad de los valores bursátiles del sector por el aumento de los riesgos económicos. Esto llevó a la depreciación de activos y quiebras en la industria. En consecuencia, el sector energético tradicional tuvo grandes dificultades para retener a los inversores, mientras las empresas de energías limpias se convirtieron en los nuevos gigantes, con cuatro grandes empresas de renovables (NextEra, Enel, Iberdrola y Orsted) cuya capitalización bursátil superó a las petroleras.
Las energías eólica y solar se han convertido, además, en la fuente más barata de nueva generación de energía en países que representan tres cuartas partes de la población mundial. Las inversiones en la transición energética resistieron durante el año el impacto de la pandemia y alcanzaron los 501.300 millones de dólares (unos 414.000 millones de euros) en 2020, con un crecimiento del 9% respecto a 2019, según BloombergNEF, cuyas estadísticas muestran que España fue el mercado solas sin subvenciones más atractivo de Europa, con 2,9 GW encargados en 2020, cuatro veces más que en 2019 y muy por delante de Alemania e Italia, con 297 GW y 285 GW. Las energías renovables atrajeron 303.500 millones de dólares (250.000 millones de euros), impulsadas por el récord de instalaciones solares y la creciente cartera de proyectos eólicos en alta mar.
Asimismo, la capacidad creció al ritmo más rápido desde 2016 y las instalaciones solares y eólicas alcanzaron un récord mundial de 203 GW frente a los 179 GW de 2019. La energía solar fotovoltaica representó 132 GW de ese despliegue, dándose un despegue en la energía solar sobre tejado, que tuvo el mayor crecimiento. Otro tanto se puede decir del avance de las baterías, cuyo coste se ha abaratado convenientemente.
Recarga eléctrica
Por otro lado, las ventas mundiales de vehículos eléctricos alcanzaron los 2,8 millones en 2020, con un crecimiento interanual del 33%. Casi la mitad de esas ventas se produjeron en China, con 1,3 millones de unidades. En Europa aumentaron un 114%, alcanzando 1,2 millones de unidades, y el mercado norteamericano se ha ido recuperando tras la recesión económica, aunque queda todavía muy por detrás de China y Europa, con 348.000 unidades. A nivel mundial, había 10 millones de vehículos eléctricos y 1,7 millones de puntos de recarga públicos a finales de 2020.
Las inversiones en vehículos eléctricos y en infraestructuras de carga batieron nuevos récords y aumentaron un 28% a nivel mundial. El transporte electrificado fue el segundo mayor sector de la transición energética, atrayendo 115.000 millones de euros. Con el aumento de las ventas, los inversores se han volcado en las empresas de vehículos eléctricos como Tesla, que entró en el índice S&P 500 como sexta empresa más grande, superando la capitalización de las mayores firmas automovilísticas.
Precisamente, la patronal automovilística Anfac ha presentado 16 medidas para impulsar el despliegue de infraestructuras de recarga eléctrica de acceso público en España. En la actualidad, cuenta con una red de menos de 8.500 puntos accesibles, lo que a su juicio sitúa a España a la cola de Europa, 10 puntos por debajo de la media de la UE. Ante eso, la asociación que preside José Vicente de los Mozos llama a “una actuación conjunta y decidida de todo el ecosistema de la electromovilidad y la cooperación de los poderes públicos”.
Fuente: El pais