El fondo de inversión sólo tenía un puñado pequeño de bonos de la petrolera, parte de la deuda de u$s6.300 millones a negociar, ahora con oferta mejorada. Sin embargo, en la última semana aceleró el proceso de compra de papeles a terceros.
El mecanismo es siempre el mismo. Ante la posibilidad de una rentabilidad fuera de lo común ejecutando un juicio contra la Argentina, los interesados se mueven de una manera ágil, predecible y profesional. Y, lo más notable, sin importar lo que se opine en el mercado sobre si se trata de una maniobra ética o no. Sólo negocios. El fondo Ashmore y su embestida contra YPF es un ejemplo. El fondo de inversión sólo tenía un puñado pequeño de bonos de la petrolera, parte de la deuda de u$s6.300 millones a negociar, ahora con oferta mejorada. Sin embargo, en la última semana aceleró el proceso de compra de papeles a terceros, fundamentalmente a otros fondos de inversión pequeños y particulares que operan en los mercados internacionales, más algunos nacionales. En todos los casos se trata de inversores enojados con la caída de esos papeles, y con la oferta que lanzó la empresa. O, directamente, se trata de tenencias que los fondos ignoran o tienen como residual en sus carteras de empresas de países en desarrollo. Y sólo con una mejora leve de la cotización, Ashmore logró su adquisición rápida. Con esto aumentó sensiblemente su cantidad de deuda, hasta convertirse en acreedor privilegiado, compitiendo con otros dos fondos más institucionales, BlackRock y Fidelity, y convirtiéndose en el principal litigador contra el acuerdo por la reestructuración de la deuda.
El mecanismo es absolutamente común en el mundo capitalista, pero lejano a los comportamientos más habituales de los acreedores más institucionales; y que ven las inversiones a más largo plazo. Más teniendo en cuenta que se trata de acciones de una empresa petrolera, castigadas durante toda la pandemia al ritmo de la crisis económica mundial. Ashmore se convirtió con este método en un actor fuerte e indispensable para lograr una acuerdo; vías las negociaciones que encararán los abogados del estudio Dechert LLP, contratado para la ocasión por recomendación del mismo Ashmore.
La posición de duro no es nueva, y mucho menos con el país. Su rol duro forma parte del historial de la casa. Se trata de un fondo de inversión con sede en Londres, pero creado en 1992 a partir de un desprendimiento del Australian y New Zealand Banking Group, uno de los bancos históricamente más conservadores del sistema financiero internacional. La radicación en Londres se debió a la alternativa de abrir las inversiones a mercados emergentes, una posibilidad prohibida por las duras leyes previsionales de Australia y Nueva Zelanda. Sólo abriendo una casa de inversiones en Londres y bajo las normas del Commonwealth, el dinero de los futuros y actuales jubilados de esos mercados de Oceanía podrían apostar por mercados en desarrollo. Ashmore creció en Londres con una imagen conservadora y manejaba a marzo de 2020 unos u$s76.000 millones. Cotiza en el Stock Exchange y apuesta en unos 60 mercados diferentes. A la Argentina llegó de una manera curiosa. Mantiene una posición fuerte en Colombia a través de Ashmore Andino, convirtiéndose en el principal fondo de inversión extranjero en ese país. La experiencia colombiana resultó bastante positiva durante más de una década, lo que llevó a la conducción londinense del fondo a pensar en ampliar sus intereses en otros países latinoamericanos. Se repitió en Perú otra vez con un resultado positivo, lo que derivó en la conclusión que, hacia 2016, el futuro estaba en invertir en América Latina; como región apta para hacer la diferencia técnica para sus clientes. Fue así que se lanzó ese año y en 2017 a compra deuda argentina en dólares emitida durante el gobierno de Mauricio Macri, y a sumar algunos puntos en títulos de empresas argentinas de cierto potencial. Durante un tiempo Ashmore estaba conforme, hasta que llegó la mala hora y la posterior debacle. Desde el segundo semestre del 2018, comenzó el desmantelamiento de las posiciones de Ashmore en toda la región.
Fuente: Ambito
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