En el marco del Primer Congreso Industrial del Consenso Nacional del Trabajo y la Producción, académicos y especialistas en energía debatieron sobre los dilemas para la política industrial energética nacional. ¿Es posible embarcar a la Argentina en el camino al desarrollo, la inclusión y la equidad? ¿Cuál es el rol de las pymes en escenario? ¿Qué dificultades atraviesa el sector de los hidrocarburos?
Según comentó Mellano, el actual panorama mundial muestra a las claras que dichas expectativas resultan, cómo mínimo, desmesuradas, y en el peor de los casos, meras ilusiones. “Basta analizar las bancarrotas en Estados Unidos que vienen aumentando hasta impactar recientemente en compañías importantes como Chesapeake, pese a los formidables fondos estatales (militares) y de pequeños ahorristas que se manejan en Wall Street”, expresó.
La discusión entonces se centra en qué política energética se adopta, ya que como dijo Roger, el sector energético bien utilizado es un formidable tractor para el desarrollo industrial tecnológico en particular, y el universo pyme en general.
En esa línea, Mellano resaltó el efecto multiplicador de la industria. “Si miramos la necesidad de la reactivación del mercado interno en corto plazo, el impulso al crecimiento y al desarrollo, teniendo en cuenta las restricciones externas, se debe tener en cuenta que la renta de los hidrocarburos significa un 3% del PBI. Toda su cadena de provisiones nacionales de bienes y servicios tiene, por lo tanto, un impacto apreciable en toda la economía, en los planos regionales y en el nacional”, destacó el ingeniero consultor en Facilities de Oil&Gas.
Según Roger, si la política energética se basará en eliminar la necesidad de importar energía desde una perspectiva de transición energética, es posible “desplegar un amplio abanico de soluciones basadas en pesos que, partiendo del sector hidrocarburos, y pasando por bioenergías, construcciones eficientes energéticamente, energía eólica, solar térmica, hidroeléctrica y nuclear, construyan un sendero de pesificación de la energía, multiplicación del empleo pyme y tecnológico industrial, desarrollo territorial, mejora del acceso a la energía, baja de subsidios y descarbonización y diversificación del sector”.
Para Mellano una política como esa cuenta con una “muy buena base” de capacidades nacionales en el entramado pyme y de ciencia y tecnología, pero requiere de “innovaciones” en la política pública energética.
Así, los expertos plantean: ¿cuáles son los dilemas para la política industrial energética nacional? ¿Cuánto pueden aportar las pymes a este desarrollo?
Roger recordó que la última década energética gravitó en torno de la promesa de una Vaca Muerta que nos torne en exportadores energéticos, pero remarcó que en realidad nos muestra que aún no se ha resuelto el autoabastecimiento. “Si bien ambas alternativas no son contradictorias, lo segundo lastra de manera notable el despegue del país. Con un contexto internacional que ha cambiado rápidamente en lo que hace a lo energético, Argentina debe buscar la forma de resolver el dilema entre la desdolarización del sector energético y su desarrollo decidido. Para lo cual, es fundamental ampliar el campo de debate del sector energético”, sentenció.
Mellano recalcó que la política energética es la política más universal y transversal de desarrollo económico, industrial, tecnológico, territorial y social y aseguró que para concretarlo es preciso “levantar la cabeza” de la coyuntura y plantear la pregunta en términos de desarrollo.
“No se trata de pensar qué sector nos puede salvar, sino de qué política industrial tecnológica energética precisamos para convertirnos en un país más justo y desarrollado. Especialmente cuando contamos con recursos humanos -profesionales y científicos- altamente capacitados y una industria de calidad mundial. Sobre eso estamos discutiendo en el sector pyme, y en ello sin duda se cifra una salida transformadora de la crisis de la pandemia”, concluyó.
Fuente: Ambito