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Lof Newen Kura queda a 14 kilómetros de Rincón de los Sauces y en cercanías al Río Colorado. YPF es la empresa que opera en el territorio ancestral que habita la comunidad hace más de 200 años. Una historia de derrames y contaminación sin control gubernamental por parte de la provincia de Neuquén.

El Werken de Lof Newen Kura, Eduardo Molina, responsabiliza a la empresa YPF por la creciente contaminación en el territorio comunitario. Una nueva denuncia fue presentada la semana pasada ante la Fiscalía de Delitos Ambientales del Ministerio Público Fiscal de Neuquén. Un relevamiento propio de la comunidad da cuenta de más de tres mil pozos en el territorio que habitan.

Sobre las acciones penales, indica que han dado curso a las denuncias correspondientes ante la comisaría local, ante la Fiscalía de Delitos Ambientales de Neuquén y en el fuero penal. “Hemos agotado todas esas instancias. Tratamos de tener diálogo con los directivos de la empresa en Neuquén Capital, donde se empecinan en tratarnos de usurpadores en nuestro propio territorio. No vamos a permitir que nos acusen por el delito de usurpación en nuestra propia tierra”.

“Venimos denunciando permanentemente la contaminación tanto de delitos ambientales como la mortandad de animales sobre un canal que tiene la empresa que cruza el territorio de la comunidad que está a cielo abierto, sin ninguna contención de seguridad ni ningún tipo de cerramiento”. El canal al que hace referencia Eduardo Molina es el que alimenta las lagunas de YPF, que desvía líquidos desde los pozones a la planta de agua, para luego dirigirlas por cañerías hasta los yacimientos Lomita y Chihuido de la Sierra Negra.

La comunidad se encuentra dentro de las locaciones en las áreas de Puesto Hernández, Desfiladero Bayo, el yacimiento Chihuido de la Sierra Negra y Lomitas, a tres kilómetros del río Colorado.

Recién en febrero del 2016 la empresa YPF reconoció públicamente que tuvo derrames con filtración de hidrocarburos al río Colorado. En su momento el subsecretario de Ambiente informó que el área se encontraba supervisada y con tareas de remediación ambiental a cargo de la propia empresa en los pozos 445 y 448.

Desde entonces y hasta la fecha no hubo información pública sobre qué trabajos se realizaron ni bajo qué protocolos y qué control por parte del Estado se realizó durante las tareas.

Las inspecciones recientes en los últimos tres años dependieron de técnicos, que a pedido de la comunidad, relevaron una gran cantidad de líneas (muchas aún en servicio, NdR) descubiertas y sin las defensas pertinentes que desembocan en cuencas aluvionales, que constituyen verdaderos puntos críticos de la explotación en las cuales no se han efectivizado trabajos de protección. Los focos de contaminación son tan regulares en el último periodo, que la comunidad contó con la colaboración de la Universidad de Buenos Aires (UBA) para realizar una pericia ambiental y antropológica junto a profesionales que recorrieron los principales puntos de contaminación tomando muestras de suelo y aire.

Desde entonces, cada año la comunidad mapuche solicita a YPF y a la subsecretaría de Medioambiente de la provincia de Neuquén la adopción de medidas necesarias para evitar posibles nuevos derrames.

Son recurrentes los incidentes vinculados con derrames tanto de hidrocarburos como de químicos altamente corrosivos y tóxicos, como el ácido nítrico, ácido fórmico, sulfúrico, clorhídrico, el agua regia, que es formada por la mezcla de ácido nítrico concentrado y ácido clorhídrico concentrado, como así también la presencia de superácidos como el ácido trifluorometansulfónico y fluoroantimónico, se trata de ácidos mil veces más potentes que el ácido sulfúrico.

Año tras año se repiten también las imágenes que muestran el estado de los animales que quedan inutilizados para el consumo humano, situación que amenaza también la precaria economía de la comunidad y de los pequeños crianceros que subsisten con la venta de animales. Sobre la mortandad de animales (vacunos, yeguarizos, ovejas, cabras) la comunidad ha presentado pruebas que dan cuenta cómo terminan con sus bocas destrozadas por el pastaje impregnado de combustible y químicos, cuando no caen directamente en los canales de agua.

En febrero del 2017, para que atendieran su reclamo, la comunidad tuvo que bloquear las instalaciones de la petrolera Tuboscope S.A por la contaminación de pastaje en los animales, que morían por laceraciones a causa del pasto contaminado. Ese mismo año los propios técnicos del por aquel entonces Ministerio de Medioambiente, documentaron en el terreno la contaminación denunciada, llegando incluso a recomendar la clausura de la empresa norteamericana Tuboscope, que se dedica a la limpieza, mantenimiento de tuberías y coiled tubing, pero todo quedó en el olvido. La subsecretaría de Ambiente de Neuquén es quien entiende ahora en el asunto y ha negado el acceso a una copia de ese informe a miembros de la comunidad.

Según un relevamiento de la propia Lof, desde el año 2018 a la actualidad, se registraron más de cuarenta derrames en pozos de los diferentes yacimientos, uno de ellos incluso ocurrió a 600 metros de la casa del Logko Faustino Molina de 94 años. A esta situación crítica para una comunidad que habita el corazón de Vaca Muerta, se le suma el agravante de que cuando suceden temporales, es habitual que el cañadón de Desfiladero Bayo en la ruta que va hacia Puesto Hernández, se inunde completamente.

En la segunda reserva mundial de shale gas la agresiva técnica de la hidrofractura necesariamente implica el brote de hidrocarburos a la superficie. El más grande ocurrió en Bandurria, con un alcance equivalente a 10 canchas de fútbol.

Mientras las petroleras amasan fortunas, la flora, la fauna y las comunidades que habitan sus territorios se ven gravemente afectadas. Las consecuencias del impacto ambiental de la actividad petrolera ponen alertas sobre la maquinaria de extracción de un recurso no renovable. Las autoridades y los gobiernos continúan sin poner en la agenda cuál es el costo ambiental para la obtención de estos recursos. El último registro de una serie de multas a varias empresas contaminantes fue en el 2018, cuando YPF y otras siete empresas pagaron multas de unos pocos millones de pesos.

Hay un acuerdo entre las operadoras de área y todas las empresas prestadoras de servicios, sobre los standares para desarrollar la actividad. Sin control estatal es muy difícil saber a ciencia cierta qué protocolos y tareas de remediación socioambiental han aplicado las petroleras desde el boom del fracking en cada uno de los derrames.

Decidir como horizonte productivo la extracción de petróleo y gas implica profundizar la quema de combustibles fósiles como la principal actividad para la obtención de energía. Naciones Unidas el año pasado advirtió que de no cambiarse la matriz de generación energética y si no pasamos fuertemente a la generación de otras energías más limpias, en poco más de una década se irá a un escenario muy complejo en términos socioambientales.

Seguir apostando al fracking es seguir priorizando las ganancias para unos pocos, que se la llevan en pala, mientras solo dejan contaminación y miseria para los pueblos originarios que ven arrasados sus territorios y una creciente desigualdad social para las mayorías populares.

 

 

Fuente: La izquierda diario