A contramano de lo que pasaba a principios de año, las empresas chilenas parecen sentirse cómodas con contratos de exportación interrumpibles. Lopetegui, en cambio, quiere exportar 7 MMm3/día de gas en firme. El riesgo de que la spotización del mercado de exportación termine depredando el precio en el mercado interno
La Secretaría de Energía publicó el viernes la resolución 417/2019, que desde la óptica de la cartera que dirige Gustavo Lopetegui buscó simplificar el proceso de exportación de gas hacia Chile. En los hechos, la norma modificó parcialmente la resolución 104/18, la vieja regulación que tipificaba los envíos del hidrocarburo hacia el país vecino. Era un pedido de los privados en el que se venía trabajando desde hace por lo menos seis meses.
¿Cuál es el objetivo que persigue el gobierno?
Energía entabló relaciones periódicas con sus pares chilenos para regenerar confianza y poder incrementar las exportaciones hacia el otro lado de la Cordillera tras la abrupta interrupción de los envíos a partir de 2007. Lopetegui quiere que Chile se convierta en un mercado contraestacional para el gas argentino que hoy sobra durante buena parte del año.
Concretamente, el gobierno aspira a firmar contratos con transporte en firme por unos 7 millones de metros cúbicos diarios de gas (MMm3/d) durante siete meses del año (desde octubre hasta abril).
Desde el año pasado Energía empezó a autorizar exportaciones interrumpibles de gas hacia Chile. Bajo esa modalidad de contratación, se habilitó la venta de más de 20 MMm3/día por el gasoducto Gas Andes, que parte desde Neuquén. La tubería tiene capacidad para exportar 5 MMm3/día de gas, por lo que, en los hechos, lo que termina pasando es que las petroleras compiten agresivamente para poder colocar su sobreoferta de gas. Eso termina provocando una depredación del precio de gas en boca de pozo que a la larga no parece beneficiar el desarrollo de la producción local de gas porque destruye la señal de precios y desalienta la inversión. En los primeros meses del año se registraron precios de venta inferiores a los US$ 3,60 por MMBTU.
El desafío, entonces, es cómo ordenar ese proceso.
¿Qué dice la resolución que escribió el gobierno?
- Como primera medida, Energía aspira a reducir el plazo de aprobación de las exportaciones de 45 a 15 días hábiles.
- También se fijó un esquema de intercambios operativos de gas entre países y un acuerdo de asistencia para garantizar el suministro de gas en situaciones de emergencia.
- El punto 4 del Procedimiento para la exportación de gas natural, que se publicó como anexo de la resolución 417/2019, apunta a clarificar cómo se liquidan las bonificaciones económicas de las petroleras beneficiadas por el programa de estímulo a la producción no convencional de gas establecido por la resolución 46/17. “Las cantidades de gas natural comercializadas en el mercado externo se descontarán de la producción total del respectivo proyecto previo a la determinación de los volúmenes computados como parte de la Producción Incluida referida en dicha normativa (R46)”, precisó la resolución. Se buscó, de este modo, terminar con la polisemia en la interpretación de la resolución 46/17, dado que existían dictámenes encontrados en la manera en que el gobierno y los privados —y también dentro del propio Estado— entendían la resolución. Con ese punto en particular se buscó atender a los planteos de algunas petroleras europeas, como la francesa Total.
Los pendientes que resta resolver
La Secretaría de Energía publicará en las próximas semanas un procedimiento en el que se especificará cómo funcionará, en términos comerciales y de acceso a la información, el sistema de publicidad de las exportaciones de gas hacia Chile.
Uno de los dilemas, en ese punto, es cómo afectará la publicación de los datos estratégicas de cada operación (precio de venta, comprador, vendedor) a la negociación comercial entre las partes. El director de Gas de una petrolera advirtió que hacer pública esa información terminará favoreciendo e incrementando el poder de negociación de las cinco o seis compañías chilenas que importan el fluido. “Si se informa el precio de venta de cada exportación en una especie de padrón, el comprador jugará con ventaja para exigir una mejora de precio de otro vendedor de lado argentino”, añadió.
La realidad parece hacer sentido con ese análisis porque en las últimas semanas la Secretaría de Energía empezó a percibir un cambio de conducta del lado chileno. Si a principios de año, las autoridades del gobierno de Sebastián Piñera, y también las empresas compradoras de gas de ese país, se mostraban interesadas en firmar contratos con transporte en firme para darle mayor previsibilidad al suministro de gas argentino, hoy se inclinan a seguir operando con contratos interrumpibles.
Es que por el momento sobra gas del lado argentino (se condensa el pico de producción de Tecpetrol en Fortín de Piedra y la recesión de la economía, que redujo la demanda), por lo que las empresas chilenas que importan el hidrocarburo les conviene apuntar a la spotización de las exportaciones gas. Es decir, a comprar semana a semana al mejor postor.
Para evitar la depredación del precio del gas que esa competencia descarnada trae aparejada, algunas petroleras —las que más exportan son YPF, PAE, Total, Wintershall, CGC y Tecpetrol— incluso sugirieron al gobierno la necesidad de establecer un precio mínimo del gas exportado para defender el valor del gas producido localmente. La posibilidad fue descartada por el regulador, pero deja en evidencia la preocupación de los privados para evitar un eventual efecto contagio en el mercado interno de la caída del precio de exportación.
Por Nicolas Gandini
Fuente: Econojournal