Quizás en la Argentina no suene tanto. Pero Nikola Motor es una de las empresas más prometedoras en el mundo automotriz. El mes pasado, por ejemplo, comenzó a cotizar en bolsa y llegó a valer 31 mil millones de dólares. Compite -y hasta usa el nombre del inventor de principios del Siglo XX- con Tesla, la empresa de Elon Musk. Ya presentó tres modelos de semirremolques eléctricos -Nikola One, Nikola Two y Nikola TRE -, dos vehículos todoterreno también eléctricos -Nikola NZT y Reckless-, y el WAV Nikola, un jet ski.
Lo cierto es que detrás de esta empresa estadounidense hay un secreto: para sus tableros, que permiten tener un diagnóstico del vehículo y a la vez darle órdenes, utilizaron lenguaje de programación creado por Manas Tech, una empresa local ubicada en Vicente López, en el Gran Buenos Aires, que ya lleva 17 años en el mercado.
La firma local trabaja sobre todo con desarrollo de software de alta complejidad -en secuencias genéticas, por ejemplo- o en proyectos de infraestructura crítica, como lo fueron misiones de rescate en Haití o en África del Sur, con el Ébola. En 2011 empezaron el desarrollo de su propio lenguaje de programación (Crystal) con el foco en dos ejes: que fuera simple, pero que a la vez pudiera “correr muy rápido”, explica Martín Pettinati, Líder de Marketing y comunicaciones de la empresa.
En ese sentido, Nikola lo adoptó para sus tableros que es la parte fundamental del vehículo. “Nikola tenía un problema que se adaptaba muy bien a Crystal y que es poder programar muy rápido. Los equipos de programación bajaron los tiempos en un 30 ó 40 por ciento. Y el sistema soporta condiciones extremas. Todo lo que se conecta a nivel electricidad está regulado por este sistema“, explica Pettinati.
Todos los vehículos (One, Two, TRE, el NZT, Reckless y el Wav) vienen con el tablero programado con lenguaje hecho por la empresa argentina, cuyo desarrollo empezó cuando se dieron cuenta que no podían escalar o no encontraban soluciones que pudieran satisfacer su necesidad. “Por lo general nos pasaba de arrancar con una plataforma que si le iba bien no la podías escalar, se volvía lenta. Nos pasaba con clientes de startups, que querían salir rápido, iba todo bien, pero con más usuarios se empezaba a romper. Es como salir con una carpa, pero cuando tenés que meter un montón de gente empezás a tener un problema”, explica.
Un modelo de negocio colaborativo
En rigor, Nikola no le paga a Manas Tech por el uso de su lenguaje de programación, cuya disponibilidad es libre y gratuita. No hay una exportación de servicios allí. Pero sí, la empresa estadounidense “dona para sostener un equipo de desarrolladores dedicado a sostener y seguir con eso. No son clientes, usan algo que nosotros desarrollamos”, explica Petinatti. El propio arquitecto de software de la automotriz, Isaac Sloan, los contactó y comenzaron a utilizarlo hace dos años.
Fuente: La nacion