La empresa comenzó una serie de diálogos con los gremios para buscar consensos que permitan el despegue luego del parate por el COVID-19.
Una de estas opciones es la adecuación del convenio colectivo de trabajo a la nueva situación que se vive en los yacimientos. Como contrapartida, la petrolera podría ahorrar fondos y “levantar” equipos al momento del despegue de la demanda interna de crudo. No se busca suspender el convenio de trabajo, sino encontrar un compromiso sobre determinados cronogramas de trabajo, informaron las fuentes consultadas.
La conducción de la compañía ya mantuvo conversaciones con otras operadoras para generar estos consensos. Pero el rol de jugador preponderante en todas las provincias productora la coloca como vector central de esta iniciativa.
En principio, la principal desarrolladora de los recursos shale de Vaca Muerta busca generar una suerte de conciencia sobre la próxima escala de las dificultades, esa en la que quedará el país a la salida del parate económico producto de la cuarentena, a lo que se suma un lastre de baja de inversiones que se extiende a unos diez meses por decisiones políticas que exceden los efectos del marco global que trajo el COVID-19.
La novedad trasciende, en el caso de Neuquén, con empresas que adelantaron que irán a un proceso preventivo de crisis ya que, según anticiparon, no pueden cumplir con sus obligaciones en medio del azote de la caída de la actividad.
Según pudo saber este medio el CEO de la compañía Sergio Affronti comenzó la ronda de acercamientos con Guillermo Pereyra, el secretario general del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, que representa a unos 22 mil trabajadores de estas provincias.
La serie de conversaciones incluye a los gremios del sur del país, junto con los de Neuquén, los puntos del país de donde proviene la producción de gas y petróleo argentinos.
La empresa busca acomodar sus enormes costos luego de tres meses en los que experimentó los efectos de un mercado de los combustibles que se derrumbó en torno al 50%.
Sin contar tampoco con chances de colocar crudo a gran escala en otros mercados (el mundo atraviesa la misma situación que el país respecto de la demanda), la compañía empieza a calibrar el escenario que tendrá que sobrellevar algo que, entiende, puede afectar a toda la cadena de valor y a miles de asalariados si no hay algunos consensos en torno a la actividad laboral.
Las compañía sostiene que no se busca modificar los convenios colectivos de trabajo. “Es más bien como se adecua el marco vigente a los costos que impuso el coronavirus en áreas que al mismo tiempo tienen diferentes tipos de costos de producción”, informó otra de las fuentes consultadas para esta nota.
Será una tarea compleja, pero al mismo tiempo para la petrolera es una forma de poner más en claridad, en un contexto en el que debe sostener un rol en la economía del país que excede largamente su preponderancia en la generación de combustibles.
YPF, una petrolera que vende naftas, sobrelleva desde hace un par de años el atraso del precio de sus productos en los surtidores, el principal bastión de ingresos para el desarrollo de sus perforaciones. Con la caída de la demanda de naftas, también entra en tensión su upstream, es decir la producción y exploración de hidrocarburos. Y todo esto estará dando vueltas en las mesas de negociaciones que impulsará.
Fuente: Mas energia