La petrolera estatal busca limitar el impacto económico local de la pandemia y el desplome del petróleo en el mundo para sostener sus operaciones
Con un debate interno sobre la viabilidad o inconveniencia de la instalación de un barril de crudo criollo a u$s45 y la necesidad de desafectar fondos de futuros dividendos para absorber los $34.000 millones que perdió el año pasado, YPF recortará drásticamente sus inversiones y planes de negocios que se habían planteado para este año.
Por lo menos así surge del informe elaborado por el directorio de la petrolera estatal sobre la última asamblea de accionistas llevada a cabo de manera remota la semana pasada y que fue liderada por el presidente de la compañía, Guillermo Nielsen.
Según sus palabras, se había pensado el 2020 con importantes desafíos, después de invertir más de u$s2.500 millones en sus operaciones durante el año pasado. El objetivo era repetir el monto para expandir sus actividades antes de que la compañía fuera afectada por la aparición del coronavirus en la Argentina y la abrupta caída del precio internacional del petróleo.
El escenario no es positivo para el futuro de YPF que también venía sufriendo las consecuencias negativas de varias medidas impuestas por el anterior gobierno de Mauricio Macri a la industria local de los hidrocarburos como el congelamiento de precios decretado en agosto del 2019.
Mínimo en 10 años
Ese año, los valores de los combustibles se ubicaron en promedio en el mínimo de los últimos 10 años en términos reales, explicado por la abrupta devaluación y la incapacidad de armonizar la situación general en el sector petrolero con el escenario que planteaba la macroeconomía.
El contexto tampoco era favorable para el sector de gas, con una sobreoferta como consecuencia del exceso de producción subsidiada para algunos productores establecido por la Resolución 46, lo cual se tradujo en precios deprimidos y en cortes de producción en los pozos de YPF.
En este marco se encontraba la industria petrolera argentina cuando también le llegó el impacto de la pandemia del Covid-19 que empeoró la situación por la cuarentena obligatoria y llevó la demanda interna a un derrumbe de los productos derivados del petróleo de alrededor del 70%.
Situación incierta
Para Nielsen, la situación es “incierta” y llevó a YPF al cierre de la refinería de Plaza Huincul; la reducción del trabajo en las otras dos refinerías y a dar de baja algunos yacimientos frente a la escasa demanda interna y la imposibilidad de exportar crudo de manera rentable a los precios vigentes para la Argentina en el mercado internacional.
También hizo que las ventas de nafta bajaran un 65% en la actualidad; las de gasoil en otro 35%; y las de combustibles de aviación hayan desaparecido prácticamente. Se trata, según los ejecutivos de YPF, de ingresos que la compañía ha perdido y que no tiene forma de recuperar.
En el caso de la situación mundial del petróleo, relacionado fundamentalmente con la crisis de demanda generada por la pandemia, hizo que los precios de referencia bajaran a cerca de u$s20 por barril.
Un valor que causó un impacto negativo en los precios de los productos que YPF vende y en la generación de caja de la petrolera que preside Guillermo Nielsen.
Según aseguró en la asamblea de accionistas, Daniel González, el CEO de YPF hasta ese día, con semejante nivel de valores, la empresa se encuentra vendiendo sus productos en las 1.600 estaciones de servicio que opera en el mercado local a precios sustancialmente más bajos de los previstos.
“Eso nos pone en la necesidad de ajustar nuestras inversiones y nuestros gastos al nuevo nivel de ingresos, porque la compañía no tiene capacidad de incrementar su endeudamiento”, le dijo el ahora ex ejecutivo de YPF a los accionistas de la empresa.
El mismo escenario sufre en sus negocios de exploración y explotación de hidrocarburos, donde se encuentra trabajando con guardias mínimas, cumpliendo los protocolos de distanciamiento establecidos por el Gobierno para combatir el virus.
Producción menor
En ese marco, desde YPF admiten que la producción va a ser menor de la estimada debido a que durante lo que dure la lucha contra el coronavirus no podrá llevar a cabo actividades de desarrollo de pozos nuevos. Y también porque la necesidad de petróleo y gas es menor que el inicialmente establecido para sostener los proyectos de negocios durante este año.
Ocurre que las refinerías se encuentran trabajando al 50% de su capacidad y la empresa no tiene dónde guardar la nafta y gasoil.
Por esos motivos y como mensaje de despedida, González les anticipó a los accionistas de YPF que el objetivo que deberá encarar su sucesor, Sergio Affronti, será el de minimizar la caída de la producción del petróleo, sabiendo que la de gas natural va a seguir bajando tal como ya viene ocurriendo desde hace dos años por la falta de demanda y con un valor más bajo al necesario para que los proyectos sean rentables.
“Estimamos un incremento en los próximos meses de procesamiento en las refinerías en la medida que el aislamiento se vaya levantando gradualmente, pero lo que no se haya podido procesar hasta ahora no se va a poder recuperar en el resto de año”, admitió González durante su intervención.
Se pasó de una situación donde para mover las refinerías se necesitaba la totalidad de la producción propia y la compra a terceros a dar de baja los contratos con esos proveedores, a exportar parte de la producción y a utilizar buques tanque como depósitos del petróleo que no se pudo colocar en ningún mercado.
“Esto pasó porque no hay capacidad de almacenamiento en la Argentina y tampoco hay dónde venderla si se procesara en las refinerías de la compañía”, reconoció el ex ejecutivo.
En ese sentido, ahora el objetivo es encontrar oportunidades de desinversión en forma más activa todavía que en años anteriores para equilibrar la caja aunque con un plan a mediano plazo ya que, para los directivos de YPF en el corto plazo no hay precio para los activos.
Proyectos con retorno rápido
El foco estará centrado en llevar adelante los proyectos con alta rentabilidad y retornos en el corto y mediano plazo.
“Nuestro objetivo es lograr una YPF redimensionada que cuente con más músculo para realizar con éxito los proyectos que se propongan, perfeccionando el proceso de inversión y la ejecución“, resaltó Nielsen.
Como consecuencia de este redimensionamiento estratégico, en el upstream se focalizará en desarrollar rápidamente los recursos más competitivos sin perder de vista que el grueso de la producción proviene de yacimientos convencionales en Vaca Muerta.
En el caso del downstream, YPF buscará continuar con la implementación de medidas para volver la refinación más eficiente y sus productos más sustentables.
Del lado comercial, se intentará consolidar su posición doméstica y analizará oportunidades regionales mientras avanza en la implementación de las estaciones de servicio del futuro. A su vez, tratará de aprovechar la abundancia y los precios competitivos del gas natural para aumentar las operaciones químicas y petroquímicas.
También pretende continuar con el abastecimiento de la demanda estable de gas y dará los pasos necesarios para lograr de manera rentable exportaciones a países limítrofes, así como también nuevas oportunidades de exportación de electricidad a Chile, Brasil y Uruguay. En este caso, el rol de la generación eléctrica a través de YPF Luz, tanto de fuentes térmicas como renovables, será fundamental para motorizar estos negocios.
Como parte de la misma estrategia, se asumirá el compromiso de mantener la deuda constante o decreciente e intentar alternativas de extensión de los plazos de vencimiento.
El endeudamiento en moneda extranjera de YPF tuvo un pico de u$s8.100 millones durante el 2016 a un nivel actual de u$s7.500 millones. De ese monto, casi el 40% vence más allá del 2025, con lo cual la compañía recién tiene su primer vencimiento importante en marzo del 2021 que corresponde a un bono de u$s1.000 millones.
El resto corresponde a préstamos de corto plazo y financiamiento de comercio exterior que se vienen renovando normalmente.
Además, se pusieron en revisión todos los proyectos y erogaciones de capital con el objetivo de lograr la preservación de la caja de la compañía, analizando de este modo los planes para todas las áreas y negocios.
Comité por coronavirus
Para estudiar qué proyectos y áreas serán revisadas se creó un comité de Covid-19, para mantener la operatividad de la compañía; establecer guardias mínimas para las operaciones críticas y los servicios esenciales; coordinar esfuerzos conjuntos con las autoridades del gobierno nacional, las cámaras empresarias y los sindicatos.
“La economía argentina, después de la pandemia, necesitará volver a crecer de manera rápida y vigorosa y el sector energético tendrá que ser uno de los motores de este crecimiento y nuestra compañía está llamada a tener un rol protagónico en esta recuperación”, sostuvo González durante la asamblea de accionistas.
De acuerdo a sus palabras, YPF deberá estar preparada para encarar ese desafío con finanzas sanas con niveles de deuda y obligaciones manejables, así como el regreso de la petrolera al mercado de capitales, lo cual estará influenciado por lo que pase con la reestructuración de la deuda soberana.
Mientras tanto, YPF está golpeada por el riesgo país y por la falta de profundidad del mercado de deuda en pesos, lo que la obliga a tomar deuda fundamentalmente fuera del país.
En lo interno, el proceso ya adoptado pasa por implementar una muy estricta disciplina financiera y ser cuidadosos con la asignación de capital en cada decisión de inversión.
Para ello también se revisará la estructura organizativa y la cadena de aprobación de los proyectos con el fin de adaptar la empresa a la realidad pospandemia y a la demanda intentando mejorar la competitividad y la sustentabilidad de su actividad.
Este proceso incluye una transformación organizacional con la redefinición de áreas de negocios, del proceso de gestión, los sistemas de soporte y la adecuación de las capacidades de los equipos de trabajo.
Como parte central de esta agenda de transformación, YPF lanzará este año una iniciativa orientada a adoptar estándares de clase mundial para los procesos clave, a través de la modernización del sistema ERP o de Enterprise Resource Planning.
Se trata de la aplicación de una plataforma común para los sistemas transaccionales que le permitirá simplificar y estandarizar procesos de acuerdo con las mejores prácticas de organizaciones, eliminando ineficiencias, variabilidades innecesarias y reduciendo costos operativos.
El proyecto consiste en establecer una plataforma de mejora continua que permitirá un cambio radical a partir de la migración de la totalidad de los procesos para fines del 2024, con hitos intermedios diseñados para balancear los beneficios de una transformación rápida, con la complejidad de las operaciones de la compañía.
Fuente: Iprofesional