Se trata de una planta que la empresa petrolera estatal dejó de operar en 2018. Un diputado santafesino plantea esta alternativa, buscando aprovechar la demanda creciente de biocombustibles para la aviación.
En la Cámara de Diputados de Santa Fe, ingresó un proyecto que intenta aprovechar el “boom” que hay a nivel mundial, y que tiene un epicentro en Argentina, de producción y comercialización de biocombustibles para aviación, también denominados “biojets” o “biofuels”.
Se trata de combustibles que, a diferencia de la soja, son elaborados a partir de plantas oleaginosas que no se utilizan para consumo humano o animal, como carinata, colza o camelina, cultivos que en nuestro país están teniendo un crecimiento exponencial.
Como las líneas aéreas son las mayores emisoras de gases de efecto invernadero (GEI), están impulsando el uso de este tipo de biocombustibles, con el fin de reducir su huella de carbono.
En este contexto, es que el diputado Joaquín Blanco elevó una propuesta para reactivar una planta que YPF dejó de operar en 2018, en la zona del Gran Rosario donde se ubica el mayor polo de procesamiento de oleaginosas a nivel global, y reconvertirla en una fábrica de estos “biofuels”.
DEL PETRÓLEO A LOS BIOCOMBUSTIBLES PARA AVIONES
Como se mencionó, la propuesta de Blanco es que la planta sea una biorrefinería productora de “biojet”, biocombustibles de aviación que aerolíneas como United Airlines o Iberia ya están implementando.
“Recuperar este lugar que hace seis años está abandonado es clave para impulsar, desde lo local, el desarrollo nacional”, expresó el presidente del bloque socialista en la Cámara Baja santafesina.
Y amplió: “Santa Fe es pionera y lidera la generación de biocombustibles a nivel nacional y ahora tenemos la posibilidad de abrir la industria a un nuevo mercado para promover el desarrollo local y generar empleos de calidad”.
También recordó que la planta, cuando estaba en manos de YPF, llegó a emplear a 12.000 trabajadores; y subrayó que ante un parate tan extenso, se corre riesgo también de que las instalaciones en desuso comiencen a generar un grave impacto ambiental en la zona.
LA HISTORIA DE LA REFINERÍA SAN LORENZO
Vale mencionar que la Refinería San Lorenzo tiene una larga historia en el Cordón Industrial del Gran Rosario.
Fue fundada en 1938 por YPF, que tuvo su propiedad hasta 1993, cuando fue privatizada y vendida a Pérez Companc. Luego fue propiedad de la española Repsol y más tarde de la brasileña Petrobras. En 2002 pasó a manos de Oil Combustibles y, a fines de 2018, fue adquirida nuevamente por YPF en sociedad con Dapsa por U$S 85 millones.
La empresa petrolera estatal tiene la titularidad exclusiva de las instalaciones de la refinería y el puerto emplazado sobre la hidrovía Paraná-Paraguay; todo el complejo incluye la destilería, planta de despacho de combustible, parque de tanques, planta de asfalto y un puerto de gran envergadura.
“Santa Fe está ante una oportunidad única. La conversión a una biorrefinería de las características que se necesita, con la última tecnología, requiere de una inversión de U$S 300 millones. Por eso, lo que buscamos con esta ley, es generar el marco normativo para atraer a inversores privados, tanto de capitales nacionales como internacionales”, continuó Blanco.
Desde su punto de vista, además, “este tipo de inversiones son de largo plazo y es por eso que necesitamos una ley que brinde seguridad jurídica, estabilidad y continuidad”.
“La elección de este lugar es estratégico para nuestra provincia. Los argentinos hicimos un gran esfuerzo en la reestatización de YPF y es necesario que ponga a disposición del desarrollo de Santa Fe, y el país, este espacio abandonado. Queremos impulsar desde lo local el desarrollo nacional”, añadió.
LA APUESTA POR LOS “BIOFUELS”
En concreto, lo que se propone es que la planta se transforme en productora de Combustible de Aviación Sostenible (SAF, por sus siglas en inglés), conocidos también como “biojet”.
Estos biocombustibles comenzaron a ganar mercado dentro de la industria aeronáutica y son considerados la única opción real para lograr reducciones significativas en las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca la aviación, capaces de hacerlo entre un 50% y un 60%.
Específicamente, el objetivo es generar Aceite Vegetal Hidrotratado (HVO, por sus siglas en inglés), un diésel renovable que se obtiene mediante un tratamiento con hidrógeno como catalizador y cuya materia prima es cualquier tipo de aceite vegetal, y residuos de origen vegetal y/o animal.
“El futuro de la aviación sostenible está en plena construcción y aquí reunimos todas las condiciones para liderar el proceso. Hay aerolíneas que ya están preparadas para operar con hasta un 50% de SAF. En Estados Unidos, por ejemplo, se están realizando importantes adaptaciones de grandes refinerías de petróleo para convertirlas en plantas de elaboración de SAF”, aseveró el autor del proyecto.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (Iata, por sus siglas en inglés) tiene el objetivo de ser carbono neutrales para 2050. Actualmente, en el mundo se produce el 0,1% de estos biocombustibles del total de combustibles que utiliza la aviación.
Este volumen es el triple de lo que se produjo en 2023 y un tercio de lo que se espera producir en 2025. Estados Unidos y la Unión Europea quieren exigir que los aviones utilicen un 2% de SAF, con lo que la demanda de combustibles renovables se disparará.
“Por eso este es un proyecto estratégico para Santa Fe ya que estas políticas promueven la inversión en infraestructura, generan empleo de calidad y apuntan al crecimiento económico local. Es una producción que tiene alta rentabilidad y mucho valor agregado, que apuesta al futuro, que tiene que ver con la transición energética, de sostenibilidad y sustentabilidad, y que hace mover a toda la cadena productiva”, completó Bianco.
Y finalizó: “Además, nuestra provincia cuenta con un entorno geográfico favorable que facilita la instalación de proyectos de energía renovable gracias a las políticas públicas que se vienen llevando a cabo desde hace muchos años”.
Fuente: Infocampo