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El Gobierno dio por terminada la discusión con el campo y le dio al sector la noticia que no quería escuchar. Luego de muchas idas y vueltas y de propuestas por parte de los productores, el agro no contará con ningún beneficio extra que lo incentive a mejorar el ritmo de liquidación de cosecha.

Para fin de año las exportaciones de granos aportarán entre u$s 23.000 y u$s 25.000 millones, una cifra que el campo entendía que podría ser más abultada si hubiera habido algún mecanismo que impulsara a los productores a vender más fuerte.

Incluso, todavía el campo guarda unos u$s 11.000 millones que estaban a la espera de un mejor contexto, pero que ahora habrá que esperar para ver en qué tiempos -y en qué cantidad- se terminan volcando al segmento exportador.

La cifra esperada para fin de año es superior a la de 2023, aunque no como se podría suponer. Es que el año pasado, producto de una sequía muy fuerte, se tocaron apenas los u$s 19.000 millones, empujados sobre todo por los resortes que fueron las distintas ediciones de los tipos de cambio especiales, que se conocieron como “dólar soja” o “dólar agro”.

Hoy el esquema de pago a los productores va de la mano de lo que se conoce como “dólar blend”, compuesto en un 80% por el dólar oficial y un 20% por el CCL, una ecuación que los productores dicen no es del todo beneficiosa, por lo que venían pidiendo modificaciones.

Por otro lado, tampoco prosperó una propuesta que había elevado el campo al Gobierno, y que pretendía una reducción de entre cinco y siete puntos de las retenciones, a cambio de una promesa de liquidar u$s 5000 millones en el corto plazo. Esta variable también quedó descartada.

Esto no quiere decir que el Gobierno dé de baja la idea que siempre planteó y que tiene que ver justamente con bajar las retenciones. El problema es que entiende que este no es el momento indicado; hoy el gran objetivo es el déficit cero y todo lo que salga de ese camino no tiene espacio.

Lo que no colabora con la situación es el contexto internacional. En los últimos días los precios internacionales de la soja cayeron hasta tocar un piso en los últimos 18 años, lo que retrajo todavía más las ventas. En el arranque de esta semana, en cambio, se observó un pequeño cambio de tendencia ante la mayor demanda de China, lo que generó un movimiento algo más positivo, lo que podría motivar ventas.

Fuente: El Cronista