Pese a las frecuentes y devastadoras olas de calor, sequías, inundaciones e incendios, los grandes productores de combustible tienen previsto extraer más del doble de la cantidad de combustibles fósiles en 2030 de lo que encajaría con el objetivo climático del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global, según un estudio respaldado por Naciones Unidas y publicado el miércoles.
La producción de carbón debe reducirse de forma drástica para combatir el cambio climático, pero los planes y estimaciones de los gobiernos apuntan a incrementos en la producción hasta 2030, así como a un alza en la producción de gas y petróleo al menos hasta 2050, según el Informe sobre la Brecha de Producción. Eso choca con los compromisos de los gobiernos en el acuerdo climático, que aspira a mantener el calentamiento por debajo de 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit).
El reporte analiza la diferencia entre los objetivos climáticos y los planes de extracción de combustibles fósiles, una brecha que se ha mantenido prácticamente sin cambios desde el primer análisis en 2019.
“Los planes de los gobiernos de expandir la producción de combustibles fósiles socavan la transición energética necesaria para alcanzar las cero emisiones netas, lo que crea riesgos económicos y pone en duda el futuro de la humanidad”, dijo en un comunicado Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP, por sus siglas en inglés).
Los líderes mundiales se reunirán a final de mes en Dubái para otra ronda de negociaciones climáticas de Naciones Unidas, que aspiran a reducir las emisiones de efecto invernadero. Los países, dijo Andersen, deben “unirse en un abandono gestionado y equitativo del carbón, el petróleo y el gas para aliviar las turbulencias por venir y beneficiar a todas las personas en este planeta”.
El reporte es obra del Instituto Medioambiental de Estocolmo, Climate Analytics, E3G; el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible y el UNEP. Los países, señalaron, deben aspirar a un abandono casi total de la producción y el consumo de carbón y a una reducción combinada de tres cuartas partes de la producción y el consumo de gas y petróleo para 2050 en comparación con los niveles de 2020, como mínimo.
En lugar de eso, el análisis concluyó que en total, los gobiernos tienen previsto producir en torno a un 110% más de combustibles fósiles en 2030 de lo que permitiría limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit), y un 69% de lo que encajaría con el objetivo menos protector de 2 grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit). Esas discrepancias globales crecían aún más al acercarse a 2050.
La cumbre climática de la ONU en 2021 se celebró en Glasgow, Escocia, poco después de la publicación del Informe sobre la Brecha de Producción de 2021. Los gobiernos acordaron allí acelerar la transición para abandonar la “persistente” energía del carbón, en alusión a las centrales eléctricas con carbón, que producen dióxido de carbono. Se está produciendo transiciones en ese sentido en lugares como Alemania, Canadá, Sudáfrica y Estados Unidos. Pero los grandes productores de gas y petróleo siguen ampliando sus operaciones, señaló el informe.
Más de 80 investigadores de unos 30 países contribuyeron al estudio, y examinaron a 20 grandes productores de combustibles fósiles: Australia, Brasil, Canadá, China, Colombia, Alemania, India, Indonesia, Kazajistán, Kuwait, México, Nigeria, Noruega, Qatar, Rusia, Arabia Saudí, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos. Concluyeron que si bien la mayoría ha lanzado iniciativas para reducir sus emisiones, ninguno se ha comprometido a reducir la producción de carbón, gas y petróleo lo suficiente para limitar el calentamiento a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit).
En total, estos países suponen el 82% de la producción y el 73% del consumo de combustibles fósiles del mundo, señaló el reporte.
Ploy Achakulwisut, autora destacada y científica del Instituto Medioambiental de Estocolmo, dijo que muchos gobiernos están impulsando el gas natural —al que ella se refirió como gas fósil— como un combustible esencial de transición, sin planes aparentes de abandonarlo después.
Las organizaciones pidieron a los gobiernos que reduzcan la producción de combustibles fósiles en línea con las metas climáticas y que sean más transparentes. Reclamaron que los países más ricos aspiren a reducciones más ambiciosas y respalden los procesos de transición en países más pobres.
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Fuente: La nacion