La faena de bovinos es la más alta desde la superliquidación de 2009, a la que siguió una situación crítica. ¿Se dará lo mismo ahora?
De acuerdo con datos oficiales, el pasado junio se faenaron más de 1,3 millones de bovinos, una cifra que trae banderas rojas: fue el nivel de faena mensual más alto en lo que va de 2023, fue 15% superior al de un año atrás, y fue el mayor para los meses de junio desde 2009. A la vez, no es un algo aislado, ya que considerando todo el primer semestre de 2023 se faenaron 7,32 millones de cabezas, 13% más que en el mismo período del año pasado. De hecho, el primer semestre que acaba de terminar fue también el de mayor faena desde 2009.
Cabe recordar que, en 2009, la conjunción de cuatro años de políticas tétricas para la carne -que habían comenzado en la presidencia de Néstor Kirchner y continuaron en la de su esposa, Cristina Fernández, ejecutadas por el secretario de Comercio Guillermo Moreno- y una sequía brutal hizo que la ganadería se volviese un pésimo negocio, con momentos en que una vaca valía menos que un par de zapatos de cuero.
Sin agua, sin ganancias y sin perspectivas, los ganaderos fueron desprendiéndose de sus animales tan masivamente que se llenaron los feedlots (establecimientos de engorde a corral), las exportaciones fueron enormes y en el país hubo carne barata para todos y todas.
Carne para hoy, hambre para mañana
La contracara de aquel proceso de liquidación de stocks fue que el rodeo bovino nacional perdió cerca de 10 millones de animales entre 2008 y 2011, un 18% del total. La escasez hizo entonces que el precio de los animales subiera fuertemente, y los que todavía tenían hacienda la retuvieron en los campos para que ganara más peso. Así, hubo muchos menos animales para faenar y eso provocó entre 2011 y 2012 el cierre de decenas de frigoríficos y la pérdida de miles de empleos, que las exportaciones se contrajeran a un mínimo histórico, y ni así se pido evitar que el precio de la carne en el mercado local se disparara. Si bien luego el rodeo nacional bovino se fue recuperando, ya no volvió a alcanzar los más de 58 millones de cabezas que había logrado tener entre 2006 y 2008.
Las fases de retención y liquidación parecen propias de la ganadería, pero en la Argentina estas últimas se han dado varias veces de manera violenta.
Indicadores que encienden alarmas: hembras, feedlots, peso promedio
Hoy, la cantidad de animales faenados está en un nivel alto, y también lo están otros indicadores que ayudan a evaluar si se trata de un proceso de liquidación. Uno es la cantidad de hembras que se faenan, que son las fábricas de la ganadería: en junio, el 48,3% de los animales faenados fueron hembras, y en el semestre, el 47,4%. Son niveles altos, y no solo incluyó las vacas más “viejas”, sino que también creció fe manera importante la faena de las vaquillonas más jóvenes.
Por otra parte, los feedlots establecimientos que consiguen un engorde de los animales más rápido a base de granos, están con niveles de ocupación históricamente altos, que alcanzaron en junio el 72,5%, debido a toda la hacienda que fue a parar allí anticipadamente, por falta de pasturas y reservas forrajeras en los campos.
Finalmente, otro indicador es el peso promedio de la hacienda al momento de faena: en junio último este descendió 3,2% comparando con junio de 2022, un indicador de que se están enviando a faenar animales más livianos. Esto hizo que la producción de carne creciera menos que la faena: según la cámara de exportadores ABC, en junio se produjeron 297.200 toneladas de carne vacuna (peso carcasa), un 11,6% más que el mismo mes de 2022.
¿Se puede esperar una liquidación como la de 2009?
En principio, parecería que no. Si bien algunos conocedores creen que va a haber una reducción de stocks, no esperan que sea de tal magnitud como para considerarlo una liquidación, e incluso las expectativas parecen bastante diferentes a las de 2009.
Miguel Gorelik, director del portal ValorCarne, sostiene que “hace un poco más de un año empezó a haber indicios de que la faena empezaba a dejar de caer para ir aumentando; al principio no tuvo que ver con la sequía, sino con la propia inercia del ciclo ganadero”. Para él, en 2008/2009, con una enorme sequía y un marco regulatorio adverso similar al actual, se dio un proceso de liquidación muy fuerte, mientras que “esta vez los productores han hecho grandes esfuerzos para mantener sus rodeos”, comprando alimentos, por ejemplo.
“Entre la inercia del ciclo y el cambio de las perspectivas climáticas, creo que la tendencia de la faena va a empezar a recorrer un camino inverso”, señaló.
Fernando Storni, presidente de la Cámara Argentina de Feedlot, sostiene que, debido a la sequía, “hay un adelantamiento de dos meses en los encierres a corral y con hacienda más liviana”, por lo que la salida a faena de vaquillonas livianas que se está dando “es lógica”. Sin embargo, es cauto: “Entiendo que la sequía nos llevó a una mayor faena que termina siendo una depuración de las categorías menos productivas de los establecimientos. Esto podría oler a liquidación, pero creo que no lo es por la perspectiva del negocio, obedece a la situación de sequía”.
El especialista ganadero Víctor Tonelli es más enfático: cree que por las bajas preñeces no nacerán alrededor de 1,4 millones de terneros este año, que serán menos oferta de cane por los próximo dos años. Y que “la magnitud de la pérdida de cabezas en stock podría alcanzar los 2,5 millones”.
Queda por ver, más allá de lo que se pueda reducir el stock vacuno, qué pasará en primavera, si finalmente llegan las lluvias pronosticadas en medio de perspectivas de cambio de gobierno y, con él, de reglas de juego. Eso podría conducir a una mayor retención de animales en los campos, lo que agudizaría la falta de oferta. Por lo tanto, es de prever un reacomodamiento de precios, que puede ser más impactante debido al retraso actual que tienen los valores de la hacienda y la carne respecto de la inflación.
Para Tonelli y Storni, es probable que eso ocurra en la primavera, en parte adelantando el aumento de precios que suele darse en diciembre. Gorelik acota que, más allá de las intenciones, “no va a ser tan fácil retener, va a haber problemas financieros”. Habrá que seguir con atención lo que va ocurriendo.
Fuente: Iprofesional