Los autos eléctricos en Europa y Asia aceleran sus ventas. En EEUU surgió un foco de resistencia, pero de a poco también ganan presencia. ¿Qué ocurre en la Argentina?
“El crecimiento de las ventas de autos eléctricos superará de lejos el del mercado”, apunta Al Bedwell, del gabinete LMC.
China conserva su posición de pionera en la reconversión del sector, con políticas públicas muy favorables hasta ahora, y las ventas de vehículos eléctricos se duplicaron en 2022. Pero estas podrían perder ritmo en 2023, en consonancia con la evolución de la actividad económica china, según expertos de LMC.
El mercado norteamericano va por detrás. Pero con el aumento de los modelos eléctricos de Ford o General Motors, sobre todo camionetas, los autos eléctricos podrían representar hasta un 7% en el mercado este año, con 1,3 millones de vehículos previstos, según LMC.
Los autos eléctricos más vendidos
En total, uno de cada ocho autos (12,5%) que se vendan en el mundo en 2023 podría ser eléctrico.
Tesla, el fabricante que inició la revolución eléctrica, persiste como el mayor vendedor mundial en esa categoría. La empresa de Elon Musk vendió 1,3 millones de unidades en 2022, con su SUV Model Y a la cabeza. Para 2023, prevé un aumento del 37%, es decir, 1,8 millones de unidades.
De hecho, hay dos modelos de Tesla entre los 10 autos más vendidos -sea cual sea el combustible que utilizan- en 2022.
Pero el chino BYD le va a la zaga. El fabricante casi triplicó sus ventas de vehículos eléctricos en 2022 (con 900.000 unidades) y espera desarrollar su actividad en Europa y en América del Norte.
Los fabricantes chinos como BYD o NIO son “los más competitivos del mundo, trabajan más duro y de forma mas inteligente”, subrayó Elon Musk a fines de enero.
Los veteranos del sector como Volkswagen (con su gama ID pero también las marcas Porsche, Audi o Cupra) y el grupo Stellantis (Peugeot, Jeep) también están lanzando cada vez más modelos eléctricos para así posicionarse en este jugoso mercado.
Más marcas entran al negocio de los autos eléctricos
Los líderes del sector del lujo, como Rolls-Royce o Ferrari, prevén lanzar sus primeros modelos eléctricos próximamente.
El único que sigue defendiendo los híbridos es Toyota, que los presenta como una solución más accesible y concreta para la transición ecológica.
Los autos eléctricos continúan siendo, de media, mucho más caros que sus equivalentes de gasolina, vendiéndose a partir de los 35.000 euros (38.000 dólares), lo que los hace inaccesibles para las clases medias, pese a las subvenciones.
Tesla anunció a principios de enero que bajará los precios hasta un 20% en Europa y en Estados Unidos, y Ford también afirmó que lo haría.
En Europa, los fabricantes podrían seguir la misma vía para ganar partes de mercado y así respetar las normas europeas de emisiones de CO2, cada vez más exigentes, según el analista alemán Matthias Schmidt.
“En 2022 no había bastantes vehículos para responder a la demanda. La situación podría invertirse en 2023 y los fabricantes deberán ‘darle un empujón’ a sus vehículos y hacer que bajen los precios”, comentó Schmidt.
También podrían reaccionar a la llegada de los fabricantes chinos, que además de proponer los autos importados a unos precios más ventajosos, se están planteando fabricarlos en Europa.
Además, se espera que en los próximos años lleguen al mercado modelos más pequeños y baratos, como el Renault 5.
El temor a una avería sigue siendo uno de los principales factores que disuaden a los automovilistas a pasarse a los coches eléctricos. Su autonomía se limita a unos centenares de kilómetros y recargarlos puede tomar desde unos 20 minutos a varias horas, según la potencia de la estación de recarga.
Y aunque la mayoría de recargas se hagan en casa, es crucial que se desarrollen estaciones de carga rápida, según los representantes del sector automovilístico.
La Unión Europea necesitará 3,4 millones de puntos de carga en 2030, según un informe del gabinete McKinsey, con redes eléctricas a punto para poder soportar la presión. En total, esto podría representar unos 240.000 millones de euros (unos 261.000 millones de dólares) en costes.
Al igual que Tesla, actores como Fastned o Ionity (que engloba a BMW, Ford, Hyundai, Mercedes y Volkswagen) están invirtiendo en llenar las carreteras de estaciones de carga.
Resistencia en EEUU a los autos eléctricos
Este camino de transformación hacia un mundo de autos no contaminantes no está exento de resistencias. Por ejemplo, en el estado norteamericano de Wyoming, un distrito prominentemente rural, conservador, y donde la industria petrolera pisa fuerte, un grupo de legisladores republicanos propusieron “eliminar gradualmente” la venta de vehículos eléctricos nuevos para 2035.
El proyecto, presentado hace unos días en la Legislatura, destaca que la producción de petróleo y gas ha sido durante mucho tiempo “una industria orgullosa y valorada” en Wyoming, y que ha creado “innumerables puestos de trabajo”, y que el vehículo convencional a nafta “ha permitido a las industrias y empresas del estado participar en el comercio y transportar bienes y recursos de manera más eficiente en todo el país”.
“Los vastos tramos de carretera de Wyoming, junto con la falta de infraestructura de carga de vehículos eléctricos, hacen que el uso generalizado de vehículos eléctricos sea impracticable para el estado”, sostiene el proyecto de los legisladores.
Autos eléctricos en la Argentina
En la Argentina es ínfima aún la cantidad de autos eléctricos que circulan. Apenas representan el 0,06%, pero también el número va creciendo. Hasta el presente ya superan las 10.000 unidades.
Recién es incipiente la infraestructura para darle carga a los vehículos, que por naturaleza suelen tener menos autonomía que lo impulsados por combustibles fósiles. Empiezan a verse puestos en algunas estaciones de servicio, en estacionamientos de shoppings y otros punto.
Son meras atenciones a los clientes, ya que aún no está legislada la venta de esa energía para los autos eléctricos. Es decir, es un servicio gratuito para los pocos que pueden a llegar a tenerlos.
Dentro de las complejidades que tiene el uso de los autos eléctricos de forma masiva está como uno de los puntos centrales la autonomía. Es decir, la cantidad de kilómetros que puede recorrer con el “tanque lleno”. Por tanto, se requieren más puestos de carga para que sea posible moverse en grandes territorios.
Asimismo, el tiempo de carga es de cerca de una hora, lo que implica que el auto debe estar inmovilizado por un buen rato mientras repone la energía. Los lugares de estacionamiento deberán ser muchos y por tanto con gran despliegue en el terreno para poder contener a un gran caudal de vehículos por varios minutos.
Fuente: Ambito