Después del récord del dólar soja, en octubre ingresaron apenas u$s1.200 millones. Para lo que resta del año, se espera una magra liquidación. Las menores exportaciones de trigo juegan en contra.
Para el 2023 se espera una caída en los precios internacionales de algunos productos, preocupa la carne vacuna, pero también una mayor producción de soja que sería una vez más la salvadora de la economía argentina, a partir de abril próximo cuando comenzarían a ingresar el grueso de los dólares de la cosecha.
El complejo soja registraría despachos por u$s24.126 millones, casi u$s500 millones más que en el 2022. El mayor volumen proyectado a exportar de todos los productos del complejo (más de 4 millones de toneladas entre el poroto, la harina/pellets, el aceite y el biodiesel) más que compensan una caída proyectada en los precios de exportación para el próximo año.
Embarques postergados
Por estas horas el equipo económico y el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, continúan trabajando para establecer un esquema para postergar algunos embarques de trigo, teniendo en cuenta que se espera que la cosecha de trigo será de apenas 13 millones de toneladas. El abastecimiento interno será la prioridad, pero también se buscarán implementar algún tipo de compensación o seguro para aquellos productores que perdieron gran parte del área sembrada por la falta de lluvias y las heladas.
Hasta fines de octubre, los exportadores habían realizado declaraciones juradas oficiales de ventas al exterior (DJVE) de trigo 2022/23 por 8,9 millones de toneladas, según datos del Gobierno. En este marco, desde CIARA CEC, la cámara que nuclea a las principales empresas agroexportadores confirman que hubo conversaciones oficiales con el Gobierno para postergar envíos y que en los próximos días podría comunicarse la medida.
“Si el Gobierno lo va a hacer, que lo haga ahora, porque nosotros tenemos que darnos vuelta y hablar con los clientes de Indonesia, Marruecos, Argelia, Egipto y decirles que se nos quemó el trigo y renegociar esos contratos”, detallan desde el sector exportador quienes además explican que con la autorización oficial las reprogramaciones no pagarían una multa de la Aduana argentina de 15% del valor del embarque.
En tanto, el titular de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), Diego Cifarelli, también confirmó el diálogo entre exportadores y el Gobierno con respecto a la reprogramación de embarques, lo que autoridades buscan que sea una posible solución a una cosecha ajustada para la demanda de la industria y de los exportadores.
“Hay preocupación”, dijo Cifarelli, que señaló que la demanda de trigo de los molinos es de 6,5 millones de toneladas y que a la producción de la actual campaña, de 13,7 millones de toneladas según la BCR, se le suman unos 2 millones de toneladas adicionales sin vender de la campaña previa, el ciclo 2021/22.
No obstante, el titular de FAIM señaló que, si no se registran más pérdidas de trigo, cree que se llegará a cubrir la demanda, aunque las empresas tendrán que “seducir” a los productores para vender su mercadería, lo que impactará en los precios de la harina y alimentos.
Fuente: Ambito