El litio fue descubierto en el año 1817 y a partir de entonces comenzó a tener aplicaciones químicas, farmacéuticas e industriales, llegando a nuestro siglo con innumerables aplicaciones, particularmente en la tecnología moderna, por ejemplo, baterías de celulares y de equipamiento informático, entre otros.
Los países desarrollados que importan la materia prima y le dan valor agregado también pensaron en la fabricación de las baterías de litio para autos eléctricos, no habría emisión de gases, cuidan el ambiente y contribuyen a la lucha contra el Cambio Climático.
Argentina tiene todas las posibilidades de convertirse en un proveedor mundial de litio junto con Bolivia y Chile.
En nuestro país están al frente de la producción de litio, las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca y otras provincias que están explorando. Si disponemos de la materia prima, podríamos darle valor agregado, por ejemplo, construir baterías de litio y fabricar autos eléctricos, como en los países desarrollados.
También estaríamos contribuyendo con el cuidado del ambiente por la no emisión de gases contaminantes.
Tenemos la materia prima y las instituciones que pueden fabricar las baterías y las empresas que podrían fabricar los vehículos, de hecho están fabricándolos a nivel de laboratorios. Hasta aquí hablar del litio cierra perfecto como negocio porque incluso Argentina podría exportar baterías de litio y autos eléctricos y significaría ingresos económicos para el país.
Según informaciones, el funcionamiento de los autos eléctricos resultaría más barato que los vehículos tradicionales que andan con nafta o gasoil.
Las estimaciones indican que un auto eléctrico consume en dinero la sexta parte que un auto diésel y la octava parte que uno naftero, logrando un ahorro importante. Se podrá recargar la batería en estaciones de servicio o en el hogar. Hasta aquí, podemos ver ventajas significativas para tener un auto eléctrico con batería de litio.
Ahora, analicemos los problemas que podríamos tener: en primer lugar, el precio de los autos eléctricos y las baterías de litio serían muy elevados en relación a los autos nafteros o gasoleros.
Algunos informes sostienen que la autonomía de una batería sería de aproximadamente 250 kilómetros y para recargar, una carga completa puede demorar entre seis y ocho horas.
Pasemos a otra cuestión: nuestro país tiene problemas de energía. Hoy somos importadores de energía eléctrica, gas natural y combustibles líquidos y por diferentes cuestiones existen complicaciones para cubrir necesidades internas, por ejemplo, en el hogar, industria, crecimiento demográfico.
Están proyectos para mejorar la explotación y llegar a la exportación de combustibles, no sabemos el tiempo requerido para concretarlos, debemos esperar. En base a la Ley de Energías Renovables surgieron parques eólicos, solares con aportes importantes de energía, pero falta mucho más. También está la obtención de hidrógeno que está en etapa piloto.
Admitiendo que se logra la energía requerida, habrá que redistribuirla, para eso es necesario infraestructura, por ejemplo, gasoductos, tendidos de línea, transformadores ¿Quién se hará cargo de los costos?
Por otra parte, supongamos que en corto o mediano plazo, salen a la calle, miles de autos eléctricos, ¿cómo sería posible cubrir el requerimiento de energía?
Y los costos de energía serán los actuales o ¿para autos será otro precio?
¿Habrá otros impuestos para autos eléctricos? Así podríamos continuar con un listado de interrogantes.
En definitiva, con el litio, Argentina tiene excelentes perspectivas a nivel mundial, pero con los autos eléctricos y las baterías de litio, el panorama no es claro en nuestro país.
Fuente: Tribuno