Según la nueva estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la cosecha sería de apenas 16,5 millones de toneladas, mostrando una caída de más del 5% respecto a la proyección previa.
En tanto, otro dato clave es que más del 50% del área implantada con el cereal presenta una situación de regular a mala por lo que de extenderse este panorama la caída productiva puede ser aún mayor en las próximas semanas. En este contexto hay máxima preocupación en el Gobierno porque la menor producción traería aparejado lógicamente una menor disponibilidad de grano en el mercado interno y a precios elevados, complicando así a toda la cadena de farináceos y por supuesto al bolsillo de los consumidores.
En cuanto a las exportaciones, Brasil es el principal comprador de trigo de la Argentina y por lo pronto ya se estipula que el saldo exportable caería en alrededor de 2 millones de toneladas.
Lo cierto es que la actual cosecha de trigo sería la más baja en siete años y por eso el Gobierno se está moviendo rápido, convocando a los principales actores de la cadena del trigo para, primero para asegurarse el abastecimiento en el mercado interno como prioridad absoluta. Según explican en el oficialismo no hay ningún tipo de margen para que falte cereal de cara a la nueva campaña y mucho menos para que los valores de la bolsa de harina se encarezcan.
Más concretamente, ayer el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, se reunió con las cámaras de molinos de harina y exportadores de trigo y el el mercado interno fue le tema primordial. Es que el Gobierno busca con el sector consensuar un esquema que permita darle prioridad al abastecimiento local.
Según datos oficiales, hasta el jueves exportadores declararon ventas trigo 22/23 por 8,85 millones de toneladas, mientras que el Gobierno señala que en la temporada previa el consumo doméstico del cereal fue de 7,6 millones de toneladas del trigo. A su vez, actualmente rige un techo oficial a las exportaciones posibles de trigo de la campaña 2022/23 de 10 millones de toneladas y ese número no se movería o se acotaría porque justamente ya no hay margen si la cosecha sigue cayendo.
Finalmente, lo que también ya está planteando el Gobierno es que los tan ansiados dólares del trigo que comenzarían a llegar a partir de fines de diciembre y comienzo de enero, serán bastante menos de los esperado, incluso las ventas anticipadas del cereal ya están contabilizadas en la liquidación de divisas de meses anteriores. Es por ello que en el verano podría continuar la sequía climática pero también de dólares para las cuentas nacionales.
La única buena noticia de cara al próximo año es que la soja ganaría más hectáreas y se espera un mejor clima para el cultivo que aseguraría una mejor producción.
Fuente: Ambito