Estos países vienen prometiendo desde hace más de 10 años la entrada en vigencia del libre comercio automotor. La Argentina busca frenar la apertura bilateral ante el poderío de la industria mexicana y su mayor competitividad.
Las reglas de juego actuales se fijaron en 2019, cuando se decidió no liberar las fronteras comerciales como estaba previsto. En estos casos, es siempre la Argentina la que busca frenar la apertura bilateral ante el poderío de la industria mexicana y su mayor competitividad. Los últimos estudios muestran que fabricar un 0km en ese país es 65% más barato que hacerlo en la Argentina. El motivo principal es la alta presión impositiva local.
La puja entre los gobiernos de los dos países está centrada en la ampliación o reducción del cupo actual. Según fuentes que participan de las negociaciones, todo se encamina a mantener el nivel actual de intercambio o reducirlo ligeramente. De todas formas, el efecto sería neutro ya que en los últimos años no se llegó a consumir la cantidad autorizada.
Además, la discusión esconde una puja más de fondo. En 2019, México se había comprometido a aumentar las compras de otros rubros, a cambio de que la Argentina aceptara ahora el libre comercio automotor. Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas, consideran que el país de América del norte no cumplió con esa parte de lo convenido lo que justifica el rechazo argentino a mayor apertura automotriz.
El protocolo firmado en 2019 estableció una cuota de importación sin arancel para cada país por u$s701 millones para ese año, de u$s737 millones para 2020 y de u$s774 millones en 2021. Las marcas que más utilizan este cupo, para importar o exportar, son Ford, Volkswagen, Nissan, GM, Fiat y Jeep.
Fuente: Ambito