Mientras las empresas del sector apuestan por construir nuevos parques en la comunidad para obtener más energía limpia, las plataformas vecinales piden planificar mejor los proyectos para que no impacten tanto en el medio ambiente
El año 2050 es la fecha marchada en el calendario para que toda la energía que consumimos proceda de fuentes limpias. En las últimas décadas, los molinos de viento y los paneles solares que permiten producir electricidad de forma sostenible han proliferado en Aragón. La comunidad es hoy una pieza clave en el sistema eléctrico español: produce más energía verde de la que necesita e incluso la exporta a otras comunidades. No obstante, mientras las empresas del sector apuestan por seguir construyendo nuevos proyectos en suelo aragonés y avanzar en el objetivo de descarbonización, también han surgido plataformas ciudadanas en las zonas donde se instalan que alertan de su impacto en la naturaleza.
Pedro Machín, presidente del Clúster de la Energía de Aragón, explica que para cumplir el compromiso europeo de descarbonización –dejar de utilizar combustibles fósiles– en 2050 es necesario electrificar todas las actividades económicas, y eso pasa irremediablemente por impulsar el desarrollo de las renovables. «Para cubrir la demanda eléctrica de una sociedad sin carbón ni gas hará falta producir tres veces más electricidad que la que se produce actualmente con fuentes renovables. Por tanto harán falta más instalaciones eólicas y fotovoltaicas», asegura. El autoconsumo, instalar placas o molinos en edificios de viviendas o industrias, «forma parte de la solución pero no es suficiente», sostiene. «Se necesitan hacer más instalaciones capaces de generar toda esa energía».
Al otro lado del tablero, Javier Orquedo ve muy lejano el objetivo de electrificar la economía, dado que «hay sectores como el transporte aéreo o el transporte de mercancías por carretera difícilmente electrificables». Orquedo es portavoz de la Plataforma a favor de los Paisajes de Teruel, que si bien no está en contra de las energías renovables, exige un mayor control y planificación de los macroproyectos que afectan al territorio rural aragonés.
Para este grupo de ciudadanos, la solución pasa por el autoconsumo y la creación de comunidades energéticas, instalar pequeños parques junto a pueblos e industrias para que se autoabastezcan. «Si se instalarán paneles solares en un 50% de los tejados de España se podría cubrir un 60% de la demanda actual de electricidad», sostiene Orquedo. Además, «Aragón ya produce electricidad con aire y sol suficiente para cubrir su demanda y lo que se pretende con los macroproyectos es exportarla a otras comunidades y países».
Empleo y riqueza
Pero el presidente del clúster defiende que el sistema eléctrico ha de ser visto como un todo y aunque Aragón produce energía de sobra, las renovables son un negocio que beneficia a la sociedad y que genera empleo y riqueza en los territorios donde se instalan. «Además, en un futuro se podrían implantar ventajas como un coste más reducido de la energía para los consumidores que viven en esas zonas».
Sin embargo, Orquedo dice que los datos de empleo que ofrece el sector de las renovables no son reales. «Los parques renovables generan empleo durante su construcción pero una vez construidos, para su gestión y mantenimiento apenas necesitan mano de obra. Al contrario que las instalaciones de autoconsumo, los macroproyectos benefician solo a unas pocas empresas», compara.
Turismo y medio ambiente
Otro de los motivos de la oposición a los grandes proyectos de renovables es su impacto ambiental. De hecho muchas de las plataformas creadas en contra de estas instalaciones son impulsadas por pequeños empresarios del sector turístico y vecinos de las comarcas afectadas.
Según Pedro Machín, el impacto visual que generan los parques es subjetivo y hay estudios concretos que demuestran que en las zonas donde se construyen incluso crece el turismo. Aunque para Orquedo, atrás quedó la época en los que los molinos de viento eran un atractivo más de cara a los visitantes y añade que «dos de las comarcas aragonesas que más población han perdido en la última década, Campo de Borja y Campo Belchite, son las que tienen un mayor número de proyectos renovables.
Planificación
Aún con todo, el presidente del clúster de la energía manifiesta que «la ley ambiental aragonesa y europea garantiza los derechos de los ciudadanos y del entorno y establece rigurosos procesos para la autorización de los parques eólicos y fotovoltaicos», que han de superar distintos estudios sobre su impacto para su realización. Además, «un 30% del territorio aragonés se encuentra bajo alguna figura de protección ambiental y no se pueden construir este tipo de instalaciones».
Desde la plataforma indican que en la práctica son muy pocos los proyectos que no salen adelante, «la mayoría lo hacen con muy pocas modificaciones porque estas instalaciones se declaran de utilidad pública lo que hace el proceso más fácil y ágil». Por todo ello, apuestan por un desarrollo de la energía renovable más controlado y con una planificación que no afecte a otros usos del territorio, como el turismo o la ganadería
Fuente: El periodico de aragon