Las expectativas de rindes van de 60 a 80 quintales por hectárea en los lotes con condición regular (que alcanzarían a cubrir costos de producción) y de 80 a 100 qq/ha en los que están en buenas condiciones.
Para la primera quincena de enero no se esperan lluvias y el problema de la falta de humedad se agrava por la presencia de un importante centro de alta presión ubicado sobre el Este del país; y las temperaturas ascenderán hasta superar los valores normales para enero y alcanzar valores extremos en el inicio de la próxima semana.
Por su parte, desde la Bolsa de Cereales pronosticaron para los próximos días “temperaturas moderadas, seguidas por una ola de calor y precipitaciones escasas en la mayor parte del área agrícola”.
Y para Brasil esperan “temperaturas moderadas y precipitaciones abundantes en la mayor parte del Brasil, a excepción de sus extremos nordeste y sur, que recibirán aportes escasos”.
Esta situación podría provocar “una pérdida aún mayor en los rindes potenciales de algunos cultivos”, como el maíz temprano, advirtió la BCR, que aclaró que las lluvias de principios de año “no fueron suficientes para frenar el daño en el cereal”.
El maíz temprano sembrado en las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires está en una situación muy delicada: en la franja este del país se confirman pérdidas de rindes que van del 20 al 40%.
Así, las expectativas de rindes van de 60 a 80 quintales por hectárea en los lotes con condición regular (que alcanzarían a cubrir costos de producción) y de 80 a 100 qq/ha en los que están en buenas condiciones. “En el 2022 no habrá rindes de 140 qq/ha cómo muchos alcanzaron el año pasado”, explican los técnicos.
Por su parte, la condición de la soja registró una mejora pero el paso a estadios más críticos del cultivo requiere entre 50 a 80 mm más de agua para que no pierda potencial de rinde; y en las zonas menos beneficiadas por las lluvias, el desmejoramiento continúa.
Semanas atrás, la Argentina tenía excelentes chances de volver a tener una campaña récord de maíz -superar por primera vez los 56 millones de toneladas- y acercarse a los 50 millones en soja. A la falta de lluvias y las temperaturas superiores a los 40°C, así como a las escasas reservas de humedad existente en los niveles profundos del suelo, se suma el fenómeno La Niña -leve, pero por segundo año consecutivo- y un centro de alta presión en el centro del país que “ponen en jaque a la campaña gruesa”, resaltó la BCR.
Las preocupaciones sobre la cosecha sudamericana provocaron un aumento de los precios en Chicago, donde los futuros de la soja subieron 13% desde diciembre; y una menor oferta podría aumentar la inflación mundial de los alimentos.
Por Carlos Joseph
Fuente: Ambito