Es para poder cumplir con la nueva reglamentación.
Para poder seguir en los concesionarios argentinos en 2022, los Renault Logan, Sandero y Stepway sumaron control de estabilidad como equipamiento estándar de serie. Se trata de uno de los dispositivos de seguridad activa más importante ya que puede evitar un derrape y, por ello, salvar vidas.
En la gama de los modelos hasta ahora el ESP (por sus siglas en inglés) solo estaba disponible en las versiones automáticas, es decir las más caras. Ahora también llegó a las versiones con caja manual, las más accesibles, que por otro lado son las únicas que quedarán en la oferta del Sandero y Stepway.
Estas unidades son las que se fabrican en Santa Isabel, provincia de Córdoba.
El control de estabilidad ya es obligatorio para todos los 0 km que se comercialicen a partir del 1º de enero de 2022, sin embargo, hubo algunas excepciones por pedido expreso de los fabricantes.
Una de ellas fue la del Volkswagen Gol, más específicamente para un lote de 1500 unidades que fueron las últimas vendidas por planes de ahorro. Así, justamente por no contar con este dispositivo de seguridad, el clásico del mercado automotor local -fabricado en Brasil- ya dejó de venderse.
La excepción también corrió para Renault. A través de la Resolución 1169/2021 publicada en el Boletín Oficial, el Ministerio de Desarrollo Productivo indicó días atrás que se autoriza “la comercialización como fin de serie” de los vehículos que actualmente no tienen control de estabilidad de las empresas Renault y Volkswagen, las dos que solicitaron la prórroga.
¿Qué es el control de estabilidad?
El control de estabilidad es el dispositivo de seguridad vial más importante que existe en el mercado en la actualidad. Su finalidad es evitar la pérdida de trayectoria del vehículo, para lo que utiliza sensores. Si establece que la trayectoria no es la señalada por el volante, actúa para frenar la rueda indicada y cortar la potencia del motor.
La efectividad del ESP es especialmente patente en casos de maniobras bruscas sobre suelo húmedo, por ejemplo para esquivar un animal que cruza el camino u otro vehículo. En esa situación es capaz de, en milésimas de segundo, impedir que el auto comience a hacer trompos.
El control de estabilidad combina las funciones del ABS (sistema de frenos antibloqueo) y del control de tracción, para de esa forma frenar la rueda indicada según la situación. Los sensores son tan rápidos que comparan el ángulo del volante con la trayectoria real del auto (para ver si coinciden) 25 veces por segundo.
Esta tecnología lleva más de un cuarto de siglo salvando vidas. Según cálculos de Bosch, empresa que lo desarrolló junto con Mercedes-Benz, solo en Europa este dispositivo evitó 500 mil accidentes con personas heridas y salvó 15 mil vidas. Además, el 82% de todos los autos y utilitarios nuevos del mundo lo incluyen como equipamiento de seguridad (en 2017 eran el 64%).